VENECIA, ITALIA. Venecia no es una ciudad romántica, destino de parejas de jubilados o jóvenes cargados de feromonas y endorfinas. Simplemente se trata de una hermosa ciudad en una laguna. Una ciudad europea de cuento, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Venecia es un complejo de islas a las que se accede por tierra firme desde el distrito Mestre, la parte un poco más industrial, hasta el centro, a través del puente Vía Libertá. La forma más común de llegar es en tren. Allí encontraremos la parte antigua, la de las casitas de colores, los palacios y el aire de cuento que desprende esta ciudad. Por supuesto, como atracción turística principal, numerosos hoteles están en los 6 distritos centro, pero no hay ningún problema en alojarse en Mestre y desplazarse al casco antiguo.
¿Qué hacer en Venecia? Monumentos, museos e iglesias son los principales objetivos turísticos en Italia. Pero, de lo que realmente se debe disfrutar en Venecia es de las calles. Pasear sobre el asfalto de puente en puente y navegar por los canales.
En el centro, no hay autobuses, coches o tranvía… hay vaporettos. 15 líneas de transporte acuático que recorre el Gran Canal de Venecia y conectan el centro con el resto el resto de islas de la laguna. Este tipo de transporte no es realmente necesario, mas que para acceder a algunas islas, sin embargo, brinda la oportunidad de recorrer (como con la línea1) tranquilamente el gran Canal y, en menos de una hora, admirar hermosas fachadas y palacios, así como los monumentos que se intuyen entre las pequeñas casas. En cuanto a los tickets, lo que mejor funcionan son los turísticos por horas o días. El precio se puede decir que no es barato, pero asequible. Los jóvenes tienen la suerte de poder comprar un pasaje de 3 días para por 18 euros.
Una vez que estamos en tierra firme, es el momento de caminar hasta haber descubierto los rincones más escondidos de Venecia. En cambio, el principal foco de atención es la Plaza de San Marcos. Sus estrellas son la Basílica y Campanario de San Marcos y el Palacio Ducal. Allí también podemos encontrar el Museo Correr, con gran variedad de exposición, desde pintura hasta descubrimientos arqueológicos. Por 8 y 16 euros uno entra al Campanario o al Palacio respectivamente (50% menos los estudiantes). Desde el primero se accede a un mirador con unas vistas fabulosas de la isla, y, desde el Palacio, al Puente de los Suspiros, el cual conectaba con la prisión de la Inquisición. Por descontado se supone la visita a la Basílica, monumento más importante de la ciudad. Por esta concentración de cultura, historia y arte, la Plaza de San Marcos se encuentra siempre abarrotada de turistas. También de palomas. Ojo con darles de comer porque las palomas venecianas no son tímidas ni reservadas, fueron figurantes en la producción de Hitchcock del 93: “Pájaros”.
El resto de distritos tienen también construcciones dignas de admirar: la Basílica de María della Salutte en Dorsoduro, la Iglesia de Santi Giovanni e Paolo en Castello o el Monasterio Benedicto de San Giorgio, en la pequeña isla San Giorgio Maggiori. Pero una vez que el recorrido turístico oficial se ha completado, la mejor recomendación que alguien puede leer o escuchar es aquella que nadie puede dar. Sí es recomendable no perderse el Puente Rialto, el más antiguo de la ciudad, que preside el Gran Canal. Son 455 los puentes que tiene Venecia y, de puente en puente, probablemente se realice el mejor de los tours. Sin embargo, pese a que los restaurantes más auténticos o rincones más hermosos los encuentra uno sin saber cómo ha llegado a ellos; siempre hay establecimientos con las mejores valoraciones. Estas valoraciones suelen señalar, por un lado, a las Trattorias; “da Jonny” en Castello o “ai Cacciatori” en la isla Giudecca son ejemplos de ellas. Están pensadas para el turismo, pero por precio asequible es el destino gastronómico más común. Por otro, a los cafés “Florián” y “Quadri” en la plaza de San Marcos, cuya fama se cobra, pero promete una agradable sobremesa.
Por último, si la época de lluvias es persistente, probablemente el aqua alta visite Venecia. Lo que viene a ser una inundación. Tampoco es que sea gran motivo de alarma porque, si algo abunda en la ciudad, aparte de agua; son gondoleros. Estos cantaores disfrazados de marineritos son los capitanes del bote tradicional de Venecia. Se encuentran por todas partes y, aunque el viaje romántico en pareja es tentador, tienen un precio que oscila los 80€ por lo que es recomendable dar el paseo en grupo. Agradable, tranquilo y, sobre todo, tradicional.
Sin duda alguna, es una ciudad admirable. Posee una belleza que no nace de la nada, sino del trabajo de los artistas italianos del Renacentismo, sobre todo. Y, así, a día de hoy; la cultura italiana en monumentos, museos, restaurantes y festejos, está presente entre los canales de una de las ciudades más hermosas de la bota de Europa.