El pueblo uigur es muy poco conocido en Occidente y cuando oímos hablar de él no suele ser a propósito de algo positivo. Su destino está estrechamente ligado al conflicto étnico y religioso que lo opone a las autoridades de Pekín.
En las contadas ocasiones en que los uigures aparecen en las noticias, invariablemente estas suelen ser de dos tipos: o bien acerca de la represión que sufren a manos del gobierno chino, o en relación a los atentados terroristas que algunos de sus individuos más radicales cometen dentro y fuera de China.
En ambos casos, el trasfondo subyacente e implícito es el choque de civilizaciones, en este caso entre el islam, religión del pueblo uigur, y la ideología atea del comunismo chino.
Siempre intento analizar el fenómeno del terrorismo yihadista de la forma más objetiva posible. No obstante, regularmente publico artículos sobre actos terroristas cometidos por el Movimiento Islámico del Turquestán Oriental (MITO, ETIM en inglés), organización terrorista considerada como tal por las Naciones Unidas. Pero como en ningún caso es mi intención contribuir a la estigmatización gratuita del pueblo uigur, es por ello que en esta ocasión, y a modo de contrapartida, les presento una noticia en las antípodas de mi registro habitual.
Dos niños uigures y… el FC Barcelona
Un hecho muy poco conocido en Occidente pero que causa furor entre los blogueros aficionados al balompié en China, es la reciente admisión de dos niños uigures para formarse como jugadores de fútbol en sendas escuelas del FC Barcelona fuera de España.
Los chicos, ambos de 8 ocho años de edad, se llaman Subati y Zulifate, son uigures nacidos en la región autónoma del Xinjiang y fans del Barça, mal que pese a los lectores madridistas.
Desde septiembre de 2016, Subati prodiga su talento futbolístico en la FCBEscola del club azulgrana en Toronto, la tercera de estas características en Canadá, junto a las de Edmonton y Vancouver.
El ídolo de Subati no es Messi sino Neymar, y por eso se forma en el grupo que lleva el nombre de la estrella brasileña. Desde su llegada a Toronto, a mitad del mes de septiembre, Subati no ha dejado de impresionar a sus entrenadores por sus cualidades balompédicas y ya ha sido ascendido de categoría, pasando del equipo de iniciación (6-8 años) al de pre-formación (9-10 años) en tan solo unas semanas.
Subati practica el fútbol desde los 4 años y es considerado un mini Messi en su tierra natal. Su padre es empresario y viaja regularmente a Canadá y Estados Unidos.
No obstante, la aventura de Subati tiene un coste inalcanzable para la mayoría de niños uigures: 12.000 euros anuales por concepto de matrícula en la FCBEscola, más unos 38.000 euros para cubrir los gastos de manutención del niño y su madre, que lo acompaña en Toronto.
Los padres de Subati sueñan con que en el futuro su hijo juegue en el combinado nacional chino, algo que se nos antoja difícil. Recientemente, un grupo de jóvenes uigures que practicaban fútbol en una escuela de formación de talentos en la provincia de Hebei fueron expulsados y devueltos a su Xinjiang natal por la policía, so pretexto de una actuación antiterrorista. El caso ha levantado ampollas, y la escuela incluso presentó una denuncia contra la policía por discriminación.
Zulifate en Estambul
Zulifate, también de 8 años de edad, es el otro niño uigur admitido en una de las escuelas del FC Barcelona, en la FCBEscola Estambul AVEA, fundada entre el club culé y AVEA, socio oficial de telecomunicaciones del Barça en Turquía desde 2011.
Al enterarse de que en octubre de este año dicha escuela abría un proceso de selección, Zulifate y sus padres lo dejaron todo para volar a Estambul el 29 de octubre y participar en la prueba del día 30. Zulifate es bastante alto para su edad y según parece posee un potente golpeo del balón.
El padre de Zulifate ya ha gastado unos 10.000 euros en dos meses y ha puesto a la venta sus dos casas en Xinjiang. Con el dinero de la venta espera poder costear la estancia de la familia en Turquía durante los próximos 4-5 años. La pasión por el fútbol no conoce límites…
Deseamos el mayor de los éxitos a estos dos niños uigures y el mayor de los honores a sus familias. Actividades deportivas como el fútbol y proyectos formativos como las FCBEscolas son una contribución inestimable e imprescindible en la lucha preventiva contra cualquier forma de extremismo.