BRATISLAVA, ESLOVAQUIA. Hace unas semanas que os hable de la gran ciudad de Viena, pero me quise dejar algo en el tintero a propósito. Y es que lo que no podéis olvidaros de visitar si viajáis allí es una de las capitales más pequeñas de toda Europa. Sí, os estoy hablando de Bratislava, la capital de Eslovaquia.
Algunos os habréis sorprendido leyendo esto, pero efectivamente sí, Viena y Bratislava están tan tan cerca la una de la otra que lo único que tendréis que hacer para cruzar la frontera y plantaros en otro país en “menos que canta un gallo” es alquilar un coche, coger un tren, autobús o quizás algo más elegante, subiros a un barco y navegar así por el Danubio desde tan sólo 19€. Os ha picado la curiosidad, ¿verdad? Pues ¡atentos todos!
¿Qué puedo ver?
Una de las cosas que más me llamó la atención en Bratislava durante los 3 días que pase allí, es la variedad y numerosas estatuas callejeras que os encontraréis a lo largo y ancho de la ciudad. Os parecerá algo absurdo, pero os aseguro que le da un toque muy muy especial a ésta sitio de tan solo 500.000 habitantes. Pero esto no es todo.
Una cosa bonita que tiene Bratislava es que la propia ciudad esta dividida por el río Danubio y la verdad a mi me parece que eso le da un encanto. Pero por supuesto una de las cosas que no podéis olvidaros de visitar en la capital Eslovaca son las iglesias y los castillos, como era de esperar en esta zona de Europa Central.
El Castillo de Bratislava o el Burg Bratislava, como allí lo llaman, así como las Iglesias de Santa Elisabeth o el Monasterio de los Franciscanos son las cosas deben ser vistas por cualquier turista. Otro de los lugares que más merecen la pena visitar, pero en este caso si que tendréis que coger un autobús de linea, es el Castillo de Devín. Se considera uno de los lugares arqueológicos más importantes del país y es digno de ver, sobre todo si hace un día soleado. Podréis pasear y disfrutar del aire libre rodeado de amplios lugares verdes.
¿Qué puedo comer?
Aquí llega lo bueno buenísimo. Si queréis probar comida típica eslovaca preparar el estomago para la comilona del siglo. Tal y como os dije en el artículo sobre Praga, los platos típicos de estas zonas tan frías de Europa Central acostumbran a ser muy densas y calóricas, pero de verdad que son totalmente recomendables, al menos una vez en la vida.
Uno de los platos que más me gustaron y sorprendieron fue la Sopa de Ajo. No está servida en un plato hondo, como es más común, sino en un pan redondo vaciado por dentro donde vierten la exquisita sopa. De chuparse los dedos.
Pero la cosa no acaba aquí, si después de la sopa aún os quedáis con hambre, probar el Bryndzové halušky, un fantástico plato de pequeñas albóndigas hechas con masa de patata y cubiertas por queso de oveja. Se me hace la boca agua solo de pensarlo. Y por último no os olvidéis de la bebida. Lo más típico del lugar, a parte de las cervezas, es la Vinea una especie de agua con un sabor suave a uva y la Kofola, una bebida refrescante de cola sin apenas burbujas y con un sabor ligeramente diferente a lo que nunca hayáis probado. Digna de probar, de verdad.
¿Dónde puedo alojarme?
Yo tuve la suerte de alojarme en una casa grandísima y preciosa casa en uno de los pueblos dormitorios más bonitos de la ciudad llamado Zálesie. Es un lugar super tranquilo pero para los que vais de paso por la cuidad os recomiendo algo más céntrico, sobre todo en la zona conocida como la Ciudad Vieja, que es donde se sitúan la mayoría de los monumentos, comercios y servicios.
Así que recordar, si lo que buscáis es completar vuestra ruta por centro Europa, no os olvidéis de esta pequeña capital, es todo un encanto de lugar.