Personalmente me sorprende la cantidad y la variedad de ofertas, a nivel deportivo y económico, de las que disponemos hoy día, he de reconocer que con esto de la crisis, los centros deportivos lejos de cerrar, se han reinventado y ahora más que nunca esta oferta de actividades y posibilidades es más grande de lo que se podía haber imaginado en un principio.

Es a mí, que me dedico a esto, y me resulta algunas veces distinguir entre unos y otros centros, ¿cuáles son sus servicios?, ¿Es realmente ese su precio? ¿Qué puedo esperar si entreno allí?…

Por eso se me ha ocurrido una manera de explicarlo, con la que creo que a todos nos puede quedar bastante claro, y es comparando la oferta de fitness y actividad deportiva que tienes en tu entorno, con la oferta de restaurantes que puedes encontrar más o menos a la misma distancia.

Voy a empezar con el primer ejemplo, los gimnasios de lujo, podríamos emparejarlos con esos restaurantes gourmet, restaurantes que están más o menos de moda, en los que se cuenta con una o más estrellas Michelin, puedes esperar un gran servicio, una carta variada y muy apetecible, y una buena factura por ir allí.

Después vendrían los gimnasios normales, con buenas instalaciones, pero con sus limitaciones, a mi juicio serían como un restaurante más familiar, tipo de menú, con posibilidad de carta, está bastante limpio, se come bien y no es especialmente caro, está dentro de la media.

Un poco más abajo los gimnasios de barrio, que como en los restaurantes “convenientes” el servicio no está mal, el precio es bajo, la limpieza es buena y gozan de la confianza de su entorno más próximo.

Los siguientes de la lista serían el grupo de gimnasios formado por los low-cost y los low-price, parecen lo mismo a priori, pero no lo son, los low-cost son algo así como el restaurante al que sabes que vas porque no tienes dinero para nada mejor, seguro que te viene a la cabeza alguna cadena que otra, y los low-price, que serían algo así como McDonald´s, el precio es my bajo porque juegan con grandes volúmenes de compra a proveedores y no gastan demasiado dinero en personal, en ambos casos el servicio dejará que desear ya que el factor humano es muy limitado, eso sí, el “menú” de actividades tratan de hacerlo lo más amplio y variado posible.

Luego estarían los buffet libre, para mi estos son los espacios “deportivos” municipales que montan los ayuntamientos en determinadas ciudades y/o pueblos, seguro que los has visto, son como parques infantiles, pero para personas mayores, donde se sientan en alguna máquina para hacer ejercicio, al igual que en un buffet tú decides la cantidad que comes, en estos espacios tú decides cuanto entrenas, de qué manera lo haces y asumes las consecuencias de “comer” demasiado o de forma irresponsable, ya que nadie estará allí para asesorarte.

Mención aparte son los centros deportivos destinados a especialidades, CrossFit, Pilates, Yoga,… estos serían los restaurantes temáticos o restaurantes de diferentes nacionalidades, si vas allí sabes qué es lo que “comerás”, su precio oscilará, pero su servicio por norma general será bastante bueno.

Y por último los centros especializados en entrenamiento personal, los estudios de entrenamiento personal, se asemejan a los anteriores por lo específico, pero el servicio que ofrecen es muy exclusivo y personalizado, y el precio elevado, en mi opinión serían algo así como las boutiques del fitness.

Sé que se quedan cosas en el tintero, sé que se podrían analizar otros tipos de servicios, comida a domicilio, cursos de cocina,… pero creo que por ahora es más que suficiente para empezar a reflexionar ¿verdad?

¿Qué te parece? ¿Lo tienes más claro ahora?

¡Felices agujetas!