Ante el vigésimo primer aniversario de la Asociación para un Trato Ético con los Animales, Kepa Tamames nos da su visión como presidente.
Kepa Tamames (Vitoria-Gasteiz, 1962) es escritor y veterano activista del movimiento por los derechos de los animales desde el año 1986. En 1994, cofundó el colectivo animalista Asociación para un Trato Ético con los Animales, del que es presidente. ATEA fue impulsada por un grupo de personas que durante algunos años formaron la delegación vasca de la Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal, pionera del movimiento dentro del Estado español.
¿Por qué decidisteis dar el paso de crear ATEA? ¿Había algún otro aspecto en el que quisierais volcaros?
La razón por la que decidimos crear ATEA fue meramente operativa. En su momento, consideramos que nuestra labor podría resultar más eficaz con algo más de autonomía de acción.
¿Cuál era la estrategia inicial de la asociación y qué os llevo a cambiarla y enfocarla hacia la difusión pública de las tesis animalistas?
La estrategia siempre fue la misma, es decir, concienciar a la sociedad en cuanto al trato que reciben los animales. Creemos desde la época de ADDA que debe establecerse con urgencia un debate de carácter ético-filosófico en este campo.
En definitiva, ¿os definís como una asociación humanitaria orientada a los animales y a paliar un sufrimiento en cierta manera `gratuito´?
Somos una asociación humanitaria solamente en cuanto a que nuestra herramienta de acción es la ética humana, con esto me refiero a la capacidad empática que como ser humano poseemos. Por supuesto, denunciamos únicamente la agresión gratuita a los animales de la misma forma que Amnistía Internacional hace lo propio con la violencia `gratuita´ hacia humanos. Se supone que toda violencia que no merezca la etiqueta de gratuita es porque queda, en algún grado justificada.
Vuestro campo es la concienciación social, ¿hasta qué punto llegan las acciones que realizáis para conseguir vuestros objetivos?
Interponemos denuncias ante los organismos correspondientes, escribimos artículos de opinión, hacemos una labor de lobby en el ámbito político, emitimos comunicados de prensa, colaboramos puntualmente con otras organizaciones para hacer más eficaces las diferentes acciones. Por otro lado, participamos en foros de opinión entre otras cosas. En realidad, abordamos cualquier actividad que favorezca la visibilización del fenómeno y de su denuncia pública.
¿Fundamentalmente, cuál es el verdadero significado del animalismo?
Entendemos el animalismo en base a dos ideas principales. La primera es que el sufrimiento no entiende de especies. Por tanto, los humanos debemos considerar por igual todos los sufrimientos y denunciarlos, sin tener en cuenta a qué especie pertenece la víctima, pues para ella siempre resulta indeseable. La segunda es la empatía, es decir, la capacidad de colocarnos en la mente del ser sufriente.
¿Con frecuencia os confunden con otro tipo de grupos, como por ejemplo, ecologistas o conservacionistas?
Sí, con demasiada frecuencia nos tildan de ‘ecologistas’. Realmente podemos serlo a título individual pero, de momento, debe establecerse una clara diferencia entre animalismo y ecologismo. Este último se fija más en el grupo o la especie en sí mientras que el primero lo hace en el individuo, en una única entidad capaz de sufrir. Por suerte, muchas de las tesis ecologistas no se aplican a la comunidad humana, pues de hacerlo quedaría plenamente justificado el genocidio, entre muchas otras realidades inmorales.
¿Las confusiones han supuesto algún problema en cuanto a la difusión de vuestro mensaje?
Sí, es algo frecuente porque la gente y los medios de comunicación suelen funcionar con demasiadas ideas preconcebidas. Por lo que, en la medida de nuestras posibilidades, procuramos desmontarlas y aportar rigor intelectual al debate.
¿Qué logros habéis conseguido durante estos veinte años?
Supongo que dichos logros son incontables, muchos tienen carácter progresista y constructivo, por ello resulta muy difícil destacar algunos concretos. Pero quizá lo más importante es que hemos dignificado la causa animalista ante los medios, las instituciones y la clase política. En general, lo mismo puede decirse sobre la sociedad.
¿Realizasteis, como colectivo, algún acto conmemorativo al cumplirse 20 años de la creación de la asociación?
Pues en su día, no hicimos ningún acto conmemorativo, porque creemos que la mejor celebración es seguir luchando en el día a día por algo que creemos justo.
ATEA solicitó una reunión con la directora general de la Organización internacional del trabajo, OIT, para intentar evitar el maltrato animal que se ha dió en el programa “El Conquistador del Fin del Mundo”
¿Hay esperanza de que EITB rectifique y deje de lado estas prácticas?
Estamos convencidos de que así será. No puede ser de otra forma si queremos vernos como una comunidad política progresista.
Según tengo entendido, no es la primera vez que llamáis la atención a EITB debido a estas prácticas ¿habéis notado cierto cambio en la sensibilidad de EITB en dicho sentido, o bien te atreveríais a decir que sigue igual?
Hace más de una década, en un programa de similar corte, se incitaba a un grupo de perros a morder a una aterrorizada vaquilla. Llegamos a un acuerdo con el ente para no interponer una denuncia formal, y aceptaron emitir un anuncio durante varias semanas a favor de los derechos de los animales. Fue un éxito negociador, pero vuelven a las andadas, y creemos que esta vez se dará un paso aún mucho mayor del que se dio entonces. Albergamos la esperanza de que pueda ser el definitivo.
¿Qué le diríais a toda esa gente que es sensible a esta causa pero reacia aún a colaborar?
Que la labor de las asociaciones está directamente condicionada por su fuerza, y esta, por su masa social. Mientras la inmensa mayoría de la gente sensible al sufrimiento animal no dé el paso y decida formar parte de alguna de las cientos de organizaciones que existen en el estado, no podemos pedir milagros. Creemos que sacamos oro de nuestra modesta realidad.