Muchas veces cuando hemos viajado a un país extranjero nos hemos topado con algún que otro edificio con la bandera de nuestro país alzada, que en la mayoría de las ocasiones se trataba o bien de una embajada o de un consulado. Ambos son instituciones propias de un país en el exterior como representación de la población nacional que habita en ese territorio extranjero. Por lo tanto ambos cumplen una finalidad diplomática. Sin embargo, a pesar de que muchos consideren ambas instituciones como exactamente iguales es posible afirmar que sus misiones son complementarias pero no idénticas. Entonces, ¿cuáles son sus diferencias?
Por un lado, una embajada es considerada como la mayor institución diplomática por excelencia en un territorio ajeno al nuestro. Suele estar situada en la capital del país extranjero y constituye de forma simbólica una prolongación del territorio nacional. Entre los trabajadores de la institución debe haber siempre nacionales o sino conocedores de la lengua oficial del país y están liderados por un embajador que se modifica cada 4 años. Una embajada está destinada a fortalecer las relaciones y la influencia del país nacional en aquel en el que esté situado fomentando la inversión por parte de empresas o garantizando el conocimiento del idioma propio en las instituciones académicas del otro territorio. La amplitud de una embajada es notoria ya que los intereses de esta deben cubrir todos los ámbitos, es decir, los culturares, económicos, educativos o incluso deportivos entre muchos otros. Lo se que pretende obtener de todo este proceso es una garantía de la posición del país nacional así como estrechar lazos que permitan la cooperación entre ambos países. Finalmente, otro rasgo a destacar es la inmunidad diplomática de la que gozan los embajadores por la cual están exentos tanto de jurisdicción civil como criminal en tribunales locales así como de impuestos, de la que carecen los cónsules.
Con referencia a los consulados se podría decir que tienen un grado menor que las embajadas aunque en muchas ocasiones cumplan las mismas funciones como ocurre en el caso de los visados o a la hora de ofrecer protección diplomática. También es destacable el hecho de que es posible apreciar más de un consulado en un mismo país según el número de personas nacionales por región del territorio extranjero, mientras que solo suele haber una embajada en la capital. Por último, aunque algunas misiones son complementarias con las embajadas también tienen funciones como ofertar ayuda en procesos judiciales o asistencia a encarcelados. No obstante, una cosa está clara: ambas instituciones son extremadamente importantes y facilitan día a día la representaciones de territorios nacionales en países extranjeros.