Las perseidas, o más comúnmente conocidas como lágrimas de San Lorenzo, es una de las más conocidas lluvias de meteoros observadas en el mes de agosto en el hemisferio norte. Ya se pudieron observar estos destellos en el cielo en la noche del 11 al 12, no obstante, se calcula que el máximo de su actividad será alcanzado en la noche del 12 al 13.

Las perseidas nacen a partir del cometa 109P/Swift­Tuttle, cuyo nombre debe su origen a sus descubridores, Lewis Swift y Horace Parnell Turttle, el 1892. En el plano simbólico, dos son las historias que aguarda este fenómeno:

Una de ellas proviene de la mitología griega. Acrisio, rey de Argos, recibió malas noticias del oráculo: sería asesinado por su nieto. Tomó medidas al respecto encerrando a su hija Danae en una torre, para que no tuviera contacto con ningún hombre, y así no quedarse embarazada. Pero Zeus, se trasformó en una lluvia de oro que cayó en la prisionera desde el techo, y la dejó embarazada. Tuvo a su hijo, llamado Perseo, y Acrisio al enterarse de esto, metió a su hija ya su nieto en un cobre, arrojándoles al mar. Da origen a la constelación de Perseo.

La otra historia proviene de la cultura del cristianismo. El día 10 de agosto corresponde a la fecha en que tiene lugar el martirio de San Lorenzo, uno de los siete diáconos de Roma. Valeriano, el emperador, realizó una persecución en contra del culto cristiano. Muchos fueron condenados, y entre ellos estaba San Lorenzo, que murió quemado vivo en una parrilla. Se dice que sus lágrimas son esa lluvia de destellos que aparecen en esas fechas.

Para presenciar las perseidas,  tan solo nos basta con la simple vista, sin necesidad de ningún telescopio ni prismáticos, pero en un lugar despejado de edificios u otros obstáculos. Sobre todo, un lugar alejado de la luz, que proporcione un cielo oscuro. El último paso, sería relajarse en un lugar cómodo, y disfrutar de este espectáculo nocturno.