Recientes y alarmantes cambios en la escena sociopolítica internacional (cf. los atentados de Paris) han supuesto un jarro de agua fría para aquellos segmentos de la sociedad que nunca han vivido una guerra o gran crisis política (claro eso sí, a excepción de la actual crisis económica iniciada en USA en el otoño de 2007).
De tal modo aparecen pues las tramas apocalípticas recientes vistas en seriales cinematográficos como El corredor del laberinto, Divergente o la más notoria, por su repercusión en las taquillas, Los juegos del hambre. Todas ellas se basan en diversas trilogías de libros creados en apariencia para el público adolescente.
Muchos jóvenes creen que la idea parte de la saga Crepúsculo y sus hordas de vampiros y hombres lobo bajo los cielos del estado de Washington. Pero en realidad varias de estas sagas de libros ya tenían una existencia paralela o previa a la misma. La película que ahora se estrena en España parte del último libro de la trilogía creada por Suzanne Collins, Sinsajo.
Ahora se estrena a nivel mundial, el último episodio cinematográfico de la saga de Los Juegos del Hambre, Sinsajo II, cuya trama arranca donde se terminaba la presentación en pantalla grande de la primera parte de la Historia. En ese sentido recoge el testigo de “finales de saga cinematográfica en dos partes”, una formula ya vista en la mentada Crepúsculo o Harry Potter (el presunto inicio de esta moda propia del siglo XXI).
El mundo post-apocalíptico de partida que vemos en la serie de los juegos del Hambre no está en manos de adolescentes, al igual que los otros títulos descritos, si bien estos son determinantes en los acontecimientos presentes o venideros de la trama.
Y como nos hacíamos eco precedentemente todas estas sagas del estilo de Los juegos del hambre “tienen una peculiaridad: muestran sociedades ya plenamente organizadas y con alta tecnología, posteriores a un colapso civilizacional acontecido muchas generaciones atrás, y siendo además un fin cultural que conllevo una serie de carestía sobretodo en alimentos en el mundo de los Juegos del Hambre. No en vano el origen escrito de ambas parte de la época en la cual tenían lugar las revueltas posteriores a las revueltas del pan (2008-9) en el mundo árabe: la mal llamada primavera árabe, el nuevo invierno árabe diríamos. El juego del hambre.” (Films apocalípticos, p. 135)
Al igual que sucedía con la saga Crepúsculo, las películas de ambas franquicias, fueron mejorando su puesta en escena, curiosamente a partir del segundo episodio respectivo (como si la película fundacional de cada saga fuese un episodio piloto de pruebas).
También nos llamaba la atención que tanto la serie Divergente como Los juegos del hambre “parten de protagonistas juveniles forjados en los estamentos más marginales de esas sociedades ficticias (como el distrito 12 en los juegos del hambre) pero que con su esfuerzo ascienden en la escala social a nivel global. Una plasmación futura del sueño americano, que trasciende generaciones y mundos apocalípticos. La saga muestra pues a una distopía en conflicto, una variante tenebrosa de las utopías en conflicto que proliferaban en la literatura de mediados de los noventa, hace cerca de veinte años tan sólo” (Films apocalípticos, p. 136)
Además siguiendo esa estela de “crecerse en tiempos de guerra”, el mundo futuro descrito en Sinsajo II, no solo ofrece una utopía en crisis (el Capitolio y los 12 distritos devastados) sino una guerra cruenta e inmisericordiosa con los elementos más débiles de la sociedad (las mujeres y niños habitantes de los 12 distritos), iniciada por el Capitolio, y que sirve de catalizador para que “los rebeldes” de los distritos menos favorecidos se embarquen en una guerra, que de tal modo toma trazas de liberalización. Son muchos los paralelos con la realidad actual. Un modo de propaganda a través de la gran pantalla para justificar las medidas drásticas que la sociedad occidental debe tomar contra sus pérfidos enemigos externos. Justificaciones no faltan. Ellos son los malos y nosotros los buenos (los hechos evidentes así lo atestiguan).
Son muchas las estrellas conocidas (además de su joven triunvirato protagonista, del que siempre destaca la omnipresente y carismática Jennifer Lawrence, una de las mejores jóvenes estrellas de los últimos tiempos) que pueblan la galaxia de Sinsajo II, y los hay para todos los gustos y generaciones; Julianne Moore, Woody Harrelson, el veterano Donald Sutherland, el malogrado Philip Seymour Hoffmann e incluso personajes de series televisivas como Prison Break (Robert Knepper) o Juego de Tronos, lo que causara guiños en el espectador televisivo.
La música, guion, fotografía y dirección viene de la mano de los habituales de la saga.
“Lo llamativo de estos nuevos films mainstream con argumento de distopía post-apocalíptica es que sí en los años setenta del siglo XX se escogía como protagonistas más bien a personajes centrales en edad adulta y actores consagrados o con cierto prestigio interpretativo probado (Jennifer Lawrence es la excepción a la regla), ahora las nuevas sagas basadas en mundos post-apocalípticos son plataforma de lanzamiento para nuevas celebridades juveniles. Se ve claramente que se intenta llegar especialmente a un público juvenil por el tipo de montaje, la inclusión de música pop AOR (rock orientado a adultos) de nueva generación en la banda sonora (Sinsajo II es también una particularidad a esta pauta), y otros indicadores claros de este público. A pesar que la idea de familia queda muy presente en estas tramas, con un intento de atraer a todo el núcleo a las salas. En los años setenta del siglo XX, el film post-apocalíptico tan sólo era un vehículo de entretenimiento para un público más variopinto” (Films apocalípticos, p. 135)
Sinsajo II se estrena en salas españolas este viernes 27 de noviembre próximo. Distribuida por eone entertainment.