Por si tuviera pocos problemas por los que preocuparse el Real Madrid últimamente, en Cádiz encontró uno mayor. Quizás no por su trascendencia, porque al fin y al cabo la Copa del Rey es una competición menor en términos de prestigio y económicos, pero sí por la ridiculez del motivo. El equipo con más recursos del mundo incidió en alineación indebida porque Cheryshev, futbolista sancionado la temporada pasada por acumulación de amonestaciones, tenía que cumplir un partido de sanción…y fue titular en Cádiz. Andaba la muchedumbre discutiendo sobre lo incómodo que resultan los dieciseisavos de final a doble partido, cuando Paco González en la Cadena Cope hizo saltar las alarmas.
Nadie hasta entonces había caído en el error administrativo. Los teléfonos móviles sonaron sin cesar hasta altas horas de la madrugada. Butragueño, Benítez, Chendo y el propio Cheryshev maldijeron no echar una ojeada a la web de la federación en busca de los sancionados. La cuestión no es buscar un culpable, más bien dejar constancia de lo ridículo del asunto. Todo se hizo más grande e incluso gracioso pasado esto en Cádiz. En pocos minutos se empezó a escuchar desde la grada cánticos del estilo: “Benítez saca a De Gea” o “Cheryshev, te quiero”. Todavía no se había cumplido el primer minuto de la segunda parte cuando Rafa Benítez sustituía a Cheryshev por Kovacic para según el propio entrenador blanco demostrar un acto de buena fe. Es lo único que comentó Benítez en rueda de prensa sobre el incidente. A partir de ese momento se mostró tajante con las preguntas y se limitó a hablar sobre el partido. ¡Cómo si hubiese alguien al que le importase eso!
El entrenador del Real Madrid vivió ayer uno de sus peores momentos como entrenador. Alguien que se regocija al hablar de las horas que pasa en la Ciudad Deportiva o de todos los programas informáticos que usa para detectar cuando un futbolista tiene exceso de minutos o corre más kilómetros en la última semana que en las dos anteriores, sabe que se ha equivocado. Es cierto que no toda la responsabilidad es suya, pero una gran parte sí. El entrenador no solo está para entrenar. También debe saber lo que pasa alrededor de su equipo. Lo que mal empieza mal acaba, y la andadura de Benítez en el Real Madrid por ahora no invita a pensar que vaya a tener mucho recorrido.
Calificar la comparecencia de Butragueño después del partido es tarea fácil. Ya que si bien él opinó que el Real Madrid no hizo el ridículo, ya se encargó el Buitre de hacer el ridículo por el Real Madrid. Intentó repartir culpabilidades, y atención que por sus palabras los principales responsables fueron la federación española por “no notificar la sanción” y el propio jugador por “no conocer que estaba sancionado”. Vergonzoso. Ninguno de los trabajadores del club tuvo a bien perder cinco minutos de su tiempo para saber que jugadores están sancionados. Suponemos que la carga de trabajo es mucha como para hacer algo tan básico como enterarse de los jugadores que están disponibles para jugar y cuales no.
Esperen que hay más
Emilio Rosanes, el ex árbitro que puso en alerta a la Cadena Cope intentó hacer lo mismo con el Real Madrid, pero no hubo respuesta. Visto desde fuera parece evidente que un club de la grandeza del Madrid está a la deriva. Todas las cosas que les está pasando pasan por algo. Después de la ridiculez en la despedida de Casillas llegó el no fichaje de De Gea. Precisamente también fue el fax el culpable de que Keylor Navas este defendiendo la portería blanca esta temporada. Benzema no ha ayudado mucho. Ni el repaso del Barcelona hace apenas unos días en el Bernabéu. Malas decisiones, gente poco cualificada en sus puestos y un humillante despropósito es lo que ha vivido en el Real Madrid en los últimos meses.
Y a todo esto el presidente Florentino Pérez hace apenas unos días hablaba de las campañas de los medios de comunicación en su contra. Supongo que en este tema poco tendrán que ver los medios de comunicación. Lo que es evidente, es el continuo desgaste que está sufriendo el Real Madrid tendrá su consecuencia. La salida de Benítez parece cada vez más evidente. La duda es saber sí saldrá solo o acompañado. El ridículo esta echado.