A comienzos de 1944 la parte oeste de la Línea Gustav, cuyo pivote principal se situaba en las escarpadas pendientes de Montecassino, estaba sostenida por los alemanes que tenían posiciones en los valles de los ríos Rápido, Liri y Garigliano y algunos picos y peñascos cercanos, aunque no en la histórica abadía de Montecassino, fundada en el año 524 por Benito de Nursia. El 15 de febrero el monasterio, fue bombardeado por aviones estadounidenses B-17 (Fortalezas Volantes) B-25 Michel y los B-26 Maurader, resultando completamente destruido, aunque casi todos los códices y manuscritos de un valor incalculable y obras de arte habían sido enviados por los alemanes al Vaticano y pudo salvarse lo sustancial.
Dos días después del bombardeo, paracaidistas alemanes se atrincheraron entre las ruinas para defenderlas. Entre el 17 de enero al 18 de mayo, la colina fue atacada cuatro veces por las tropas aliadas. Estas acciones ocasionaron la muerte de 54.000 soldados aliados y 20.000 alemanes. Aunque las tropas aliadas sobrepasaron la Línea Gustav, Montecassino se convirtió en una aplastante derrota estratégica aliada.
Antecedentes históricos de la batalla
Sólo los baños de sangre de Verdún y Passchendaele, o las peores batallas de la lucha durante la Segunda Guerra Mundial en el Frente del Este, pueden compararse a Montecassino. Cassino, la mayor batalla terrestre de Europa, fue el más amargo y sangriento de los combates librados por los aliados occidentales contra la Wehrmacht alemana en cualquier frente de la Segunda Guerra Mundial. En el lado alemán, muchos creían que fue peor que Stalingrado. Después de la conquista de Sicilia, la invasión de Italia en 1943 llevo a las tropas aliadas a enfrentarse al Ejército alemán en una campaña prolongada en el continente europeo por primera vez en tres años. A comienzos de 1944, Italia era aún el único frente activo de los aliados occidentales contra la Europa controlada por los alemanes, y el avance había sido dolorosamente lento. La campaña estaba convirtiéndose en un estorbo, y las tensiones entre los aliados iban en aumento. No era una tarea fácil la que los aliados se habían propuesto. Nadie desde Belisario, en el 536 de nuestra era, había atacado con éxito Roma desde el sur. Incluso Aníbal prefirió atravesar los Alpes antes que tomar el camino directo desde Cartago.
Montecassino es uno de los lugares más sagrados de la Cristiandad. Se cree que fue fundada por el noble romano San Benito de Nursia en el 529, y la abadía se convirtió en el modelo de los monasterios de la Europa Occidental, durante buena parte de la Edad Media. Sin embargo su existencia distó mucho de ser placida. Fue destruido por los Lombardos en el 590 y por los sarracenos en el 884, en 1944 se libró en sus dependencias una de las batallas más importantes de la Segunda Guerra Mundial.
Pero cual fue la utilidad de aquel asedio? Cuando Benito de Nursia fundo Montecassino poco podía suponer el agitado destino que esperaba a aquel monasterio. Situado al noroeste de Nápoles, fue un importante centro de enseñanza, especialmente la de medicina, durante los siglos XI y XII. De hecho la famosa escuela de medicina de Salerno sería fundada por monjes procedentes de Montecassino. Sin embargo lo más sorprendente de su historia fue quizás su capacidad para sobrevivir a las pruebas más duras. Fue asolada por bárbaros y musulmanes, sacudida por un terremoto en 1349 y por la desamortización de 1866, aunque la abadía logró siempre sobrevivir.
En 1868 la abadía pasaría a manos del Estado italiano, pero su biblioteca siguió siendo una de las más importantes del mundo: en 1943 contenía más de 40.000 manuscritos y muchos de los escritos de Tácito, Cicerón, Horacio, Virgilio, Ovidio y otros se guardaban en su biblioteca. Sobre la puerta del monasterio estaba guardada una única palabra: Pax Con todo, su prueba más dura la experimentaría en el curso de la Segunda Guerra Mundial. A finales de 1943, estaba considerado como una de las mejores posiciones defensivas de Europa, y había sido estudiada como tal en las escuelas de estado mayor del Ejército italiano durante años. Los desembarcos aliados en Salerno y Tarento en septiembre de 1943, continuaron con el lógico avance hacia Roma. Sin embargo, el avance fue lento, por la que esta campaña se asemejo a los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. Esto ocurrió al difícil terreno de la península itálica, ideal para que los alemanes se atrincheraran en sus defensas. Los principales caminos desde Nápoles, donde se encontraba el Cuartel General Aliado, hasta Roma pasaban a través del valle del río Liri o por la costa oeste de Italia. Sin embargo, la entrada del valle estaba bloqueada por una colina, en cuyo centro se alzaba el pueblo de Cassino.
El punto más alto de la colina (1.100 metros) fue elegido por los alemanes para detectar cualquier movimiento aliado, así como dirigir la artillería contra ellos con mucha precisión, cualquier movimiento realizado por los aliados en el valle, era percibido por los alemanes en lo alto de la colina. Precisamente en este punto se encontraba la abadía de Montecassino. Después de la guerra los alemanes negaron rotundamente haber utilizado el monasterio como fortaleza, si bien algunas unidades aliadas declararon lo contrario.
Lo cierto es que durante la batalla el monasterio fue destruido, y entonces los alemanes si utilizaron las ruinas del edificio para resguardarse. Además de beneficiarse de su posición dominante, estaba protegido por los ríos Rapido y Garigliano, que forman un foso natural frente a él. De esta manera, Cassino era la última posición defensiva natural antes de Roma, y la caída de Roma significaría la caída de la Italia central. El macizo de Cassino sobre el que se alzaba la abadía era la posición clave de la Línea Gustav, un sistema de defensas alemanas interconectadas que corría a lo largo de las parte más estrecha de Italia, entre Gaeta y Ortona.
Era una impresionante pieza de ingeniería militar, el sistema defensivo más formidable con el que los británicos y norteamericanos se toparon durante la guerra. El 24 de enero de 1944 bombarderos británicos y norteamericanos lanzaron octavillas sobre los defensores de Montecassino prometiéndoles un nuevo “Stalingrado o Túnez”: ser rodeados y destruidos o rendirse con honor. Lo que no sabían los aliados es que serían ellos los que se encontrarían luchando contra las mejores tropas de combate del mundo. Los granaderos panzer y los paracaidistas alemanes les demostraron un poco de humildad.
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