Madrid ha endurecido las penas y el castigo de aquellos causantes del maltrato o abandono animal, por lo que es motivo de alegría y celebración para todos los amantes de las mascotas. En primer lugar, es importante dejar claro que este artículo no hay presencia de ningún tipo de contenido que haga referencia al maltrato animal o pueda ser hiriente a la sensibilidad de los lectores. A diferencia de otros artículos sensacionalistas que buscan el clic rápido, nosotros pretendemos informar a la población de una victoria que esperemos sólo sea la primera en una larga batalla en la que el humano tenía ventaja sobre el animal.

No al maltrato animal| Vía noalmaltratoanimal.org

No al maltrato animal| Vía noalmaltratoanimal.org

Seas animalista o no, los sentimientos que provoca la impunidad de un individuo que ha maltratado a su mascota hasta causarle la muerte, o le ha abandono sin ningún reparo en la cuneta de una carretera, son desagradables y entristecedores cuanto menos, dejándonos un sabor amargo. El endurecimiento de las penas han sido posibles gracias a la nueva reforma del Código Penal, la cual ha beneficiado en gran medida a la calidad de vida del mejor amigo del hombre. Tal acontecimiento ha pillado por sorpresa, entre otras cosas, por la estipulación de la ley que existía anteriormente. Hasta hace unos meses, todo aquel desalmado que ejerciese la violencia física contra sus mascotas era castigado con una pena de escaso valor económico. Esta pasividad judicial ante actos tan atroces ha enfurecido durante años a las masas. Y mucho.

Así pues, el cambio en las penas por maltrato animal queda resumido en el artículo 337 del Código Penal:

337.1. El que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente a:

a) un animal doméstico o amansado.

b) un animal de los que habitualmente están domesticados.

c) un animal que temporal o permanentemente vive bajo control humano.

d) cualquier animal que no viva en estado salvaje, causándole lesiones que menoscaben gravemente su salud, será castigado con la pena de tres meses a un año de prisión e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales domésticos o amansados.

De esta forma, quedan (casi) reconocidos los derechos de los animales, siendo justamente amparados por el derecho penal. No obstante, muchos son los que aún se preguntan si este cambio ha servido de algo. A pesar de que el presunto culpable de la muerte del animal o abandono delante de un menor se le condenará a prisión con una pena de hasta 18 meses, este castigo caerá en olvido si el acusado no tiene antecedentes. He aquí el quid de la cuestión: si se considera suficiente la pena y su estipulación en el Código Penal. Muchos son los que piensan que es absolutamente necesario, pero no servirá de mucho. Otros creen que es un gran paso en la batalla de los derechos animalistas.

No obstante, si se sigue al pie de la letra todos los puntos del Artículo 337, se puede encontrar un vacío legal en lo referente al resto de animales que no estén domesticados o amansados, siendo el caso de aquellos animales salvajes que no están amparados por la ley y son objeto de los cazadores furtivos. Por este motivo, muchas asociaciones y protectoras de animales han alzado el grito ante esta pena que, lejos de amparar por completo al mundo animal, no protege a todos ni por asomo.

Perro enjaulado| Vía Pixabay

Perro enjaulado| Vía Pixabay

No obstante, puede que el problema no se encuentre tanto en la legislación como en la educación social. El amor por los animales, así como su cuidado y respeto, debería ser inculcado desde nuestra infancia. Sin embargo, no todos los progenitores consideran relevantes infundir en sus hijos este tipo de valores, por lo que es necesario un compromiso social y una reeducación. Al igual que en los colegios e institutos se realizan talleres de educación sexual o seguridad vial, sería importante e interesante, cuanto menos, incorporar en las aulas talleres que fomenten el cariño hacia los animales, o el respeto hacia ellos como mínimo.

Opiniones las hay diversas y variadas, lo que si que está claro es que la lucha a favor del animal debe ser absoluta y necesaria. Un pequeño cambio es un gran paso en esta lucha incansable en la que todos debemos participar y colaborar con nuestra ayuda y nuestras denuncias. Luchemos por un mundo más justo, un mundo en el que los animales no sean tratados como objetos, sino como seres vivos.

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