Después de 19 temporadas, 34,482 puntos, 5 anillos, dos oros olímpicos, un MVP, 220 millones de dólares, récord de triples en un partido, un encuentro de 81 puntos y máximo anotador y recuperador de la historia de Los Ángeles Lakers, Kobe Bryant se prepara para la que muchos temen como su última temporada en la NBA. La Mamba Negra, el mismo apodo que Uma Thurman en Kill Bill, es más agresiva cuando se siente amenazada.
LA BAJADA AL INFIERNO
Desde que el 12 de abril de 2013 su talón de Aquiles se rompiese y dejase a sus Lakers en la estacada con los playoffs a una semana de comenzar, no hemos vuelto a ver la versión todoterreno del jugador de Filadelfia. Lo más duro de esa rotura, es que probablemente estaba practicando el mejor baloncesto de su carrera, el más parecido a Jordan. El líder indiscutible rodeado de estrellas quebailaban a su compás.
Tras dos temporadas prácticamente en blanco para un jugador de su categoría (41 partidos de 164 posibles), todo el mundo le da por muerto, incluido la ESPN, que le coloca en lo que calidad se refiere en el puesto 93 de la liga. Además, junto a Carmelo Anthony, está considerado como el contrato de la liga peor invertido, ya que aún se embolsará unos 25 millones de dólares en su último año de contrato.
Ya lo dice su actual entrenador Byron Scott, es un momento duro para Bryant. La semana pasada se retiraba de un partido de pretemporada contra los Kings por un golpe en la rodilla. A sus 37 años, ya solo quedan los recuerdos de aquel esbozo de pandillero que aplastaba a sus rivales en los concursos de mates, y a sus defensores en la cancha. Él mismo sabe que se acerca el final e incluso su rutina militar de pre-partido ha cambiado. Ya no va en helicóptero a los partidos, ni llega a entrenar una hora antes que el resto de compañeros.
SUS ÚLTIMOS OBJETIVOS
El objetivo de la Mamba Negra está claro. Irse del Staples con la dignidad de siempre. Tiene a tiro el segundo puesto en anotación en la historia. Karl Malone resiste a unos 900 puntos, que para Kobe (si las lesiones se lo permiten) es apenas un pequeño esfuerzo. Además, tendrá que explotar una nueva versión de él, jugar de alero en una plantilla donde Bryant ya no es el presente: Clarkson, Randle y Russell, la juventud de la franquicia californiana, toma el relevo.
El otro gran objetivo es entrar en playoffs. La plantilla es joven e inexperta, y no serían rivales (sobre los apuntes de septiembre) para unos Rockets, unos Golden State o incluso los Spurs, porque Lakers tampoco desborda calidad. Pero si Hibbert vuelve a ser el que volvía loco a LeBron y Wade en aquellos maravilloso años… y si Louis Williams repite como sexto hombre revulsivo de Toronto no es tan duro soñar. Y si Nick Young madura, Brandom Bass y Tarik Black hacen el apaño en la pintura y Huertas hace respirar al equipo, este equipo puede pelear. Sería bonito ver morir a Kobe en su campo de batalla preferido: los partidos importantes.
Los días de trinchera acaban para todo soldado, y hay que ver cada partido de Bryant como si fuese el último… Porque en abril puede que ese fatídico día llegue de verdad.