El mundo ha avanzado mucho en cuanto a tabúes y estereotipos. Nos encaminamos hacia una sociedad más tolerante e igualitaria, sin embargo, no debemos bajar la guardia todavía. La industria de la moda es un claro ejemplo.
Ya lo dijo Naomi Campbell, cuando recogió en 2012 el galardón de los Premios Británicos de la Moda: “Tenemos que volver a concienciar (a la industria) y comenzar a emplear más mujeres de color. […] Hay que seguir mencionándolo aunque resulte aburrido”. Se puede decir más alto, pero no más claro. Y si la “diosa de ébano” afirma que sigue habiendo un problema con el color de la piel, será porque es verdad.
No son pocos los escándalos por racismo que han ocupado portadas todo el mundo, dejando en mal lugar a grandes rostros de la belleza y de la moda. Quizás la palabra “escándalo” se quede corta si nos referimos a las incontables meteduras de John Galliano, que no solo le desprestigiaron, sino que además le costaron su empleo al frente de Dior. La maison despidió al célebre director creativo, no solo por sus problemas con el alcohol, sino por un video que hizo público el diario The Sun en el que aparecía haciendo comentarios antisemitas. La opinión pública no tardó en reaccionar y la actriz judía Natalie Portman, ganadora de un Oscar por la película Cisne negro, declaró que aquellas imágenes le produjeron “asco”, hasta el punto que dejó de llevar trajes de la firma.
También fue sonada la campaña que protagonizó la cantante Beyoncé para la marca de cosméticos L’Oreal París en 2008. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que en la imagen publicitaria la artista tenía la piel varios tonos más clara que en la vida real. L’Oreal intentó defender lo indefendible negando que las imágenes hubieran sido manipuladas en ningún momento.
La modelo sudanesa Nykhor Paul, que ha desfilado para Balenciaga y Vivienne Westwood y actualmente es imagen de Desigual, ha sido la última en denunciar la penosa situación a la que se enfrenta en el backstage de muchos desfiles. Utilizando su perfil de Instagram, afirmaba, el pasado julio de 2015, que muchos maquilladores no tenían productos específicos para su tono de piel y que muchas veces había tenido que llevar su propio maquillaje a los sets para poder trabajar. De esta forma hacía un llamamiento al mundo de la moda para acabar con semejante situación. La imagen que acompañaba al texto se hizo viral y consiguió más de 22000 “me gusta” en la red.
Los que está claro es que no podemos consentir que algo tan universal y tan mediático como la moda sea ejemplo de intolerancia y discriminación, en vez de aprovechar su difusión para reafirmar valores.