MADRID, ESPAÑA. Halloween es una fiesta internacional que cada vez cobra mayor presencia en nuestro país, también conocida como la noche de brujas se trata de un acontecimiento de origen celta que se celebra la noche del 31 de octubre. La tradición de Halloween está vinculada con el Samhain, que en irlandés antiguo significa fin del verano, y con la festividad cristiana de Todos los Santos, celebrada el 1 de noviembre.
Los antiguos celtas creían que adoptando la apariencia de espíritus malignos no podrían ser dañados cuando éstos intentaran cruzar la línea del “Otro Mundo” la noche en la que se estrechaba, la noche del 31; de ahí la tradición de disfrazarse.
Países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido se han convertido en los principales propagadores de esta fiesta que hace unos años apenas se conocía fuera de sus fronteras. La publicidad o el cine han conseguido estabilizar esta celebración en zonas de Latinoamérica o Europa, especialmente entre las generaciones más jóvenes.
Si buscamos las imágenes representativas de Halloween es inevitable hablar de la famosa calabaza, la bruja o el fantasma, cuyos colores (naranja, negro, morado…) hacen referencia una simbología propia. La actividad más típica de esta noche de brujas es el famoso “truco o trato” aunque en los últimos años se ha intentado convertir en una noche temática de disfraces y fiesta nocturna, aprovechada por espacios como discotecas o fiestas privadas.
En Madrid son muchas las salas que organizan la fiesta de Halloween. Muchas de estas han decidido adelantar la celebración al fin de semana por lo que, actualmente, sólo conservan un número limitado de entradas. Es el caso de la mítica Joy Eslava (calle Arenal, 11) que, con un aforo 1200 personas, prepara su particular Halloween para la noche del sábado.
Para los amantes de la música electrónica la Sala Fabrik (Fuenlabrada) organiza dos fiestas, una el domingo 27 y otra la noche del 31. Entre otros se encuentran la Sala Arena Marco Aldany (calle Princesa, 1) o incluso hoteles como el Puerta América (Av. América) que también hacen negocio esa noche, la lista de establecimientos es larga aunque en general, por una media de 25 euros se puede pasar una noche muy divertida entre música y fantasmas.
Otras opciones que encontramos estos días en la cpaital son las que ofrecen los parques temáticos (Parque de atracciones de Madrid y Warner Bross Madrid) que, desde mediados de octubre, se convierten en auténticos cementerios vivientes. Casas del terror y atracciones, una combinación que promete.
Sin embargo, no sólo las discotecas y tiendas de disfraces aumentan su clientela; pasteles, tartas o galletas con motivos de Halloween invaden las pastelerías y los supermercados. Tal es la extensión de esta costumbre anglosajona que incluso en determinadas empresas los compañeros optan por ir disfrazados la mañana del 31.
Y ante tal escaparate, ¿cómo conseguir un buen disfraz?
No es necesario aclarar que la naturaleza del disfraz de Halloween ha de ser terrorífica, el objetivo es asustar y crear miedo. Si tenemos en cuenta las representaciones vinculadas a esta celebración, disfrazarse de bruja o fantasma suele ser lo más tradicional. Otros ejemplos de personajes asociados son los vampiros, los zombies o las momias.
En las últimas ocasiones han cobrado gran protagonismo disfraces más personalizados como “la viuda negra” o “la novia de la muerte”. En realidad la temática puede ser variada, cualquier idea con un enfoque gótico puede sernos útil.
Un aspecto en el que si destaca e impresiona Halloween es la caracterización. Los disfraces apenas transmiten nada sin un buen maquillaje, sin esas marcas (artificiales) que simulan sangre o golpes y que se convierten en auténticas heridas. El mercado del maquillaje es otro de los que gracias a este evento pueden conseguir un empuje en sus ingresos.
En definitiva, la fiesta de Halloween comenzó a asociarse a una celebración de carácter infantil, de ahí el famoso “truco o trato”. Aunque actualmente son muchos jóvenes, y no tan jóvenes, los que se sienten atraídos por ésta y se encuentran expectantes ante la llegada de la misma.