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VARSOVIA, POLONIA. Como parte de la cobertura en directo de la Cumbre Mundial de Galardonados con el premio Nobel de la Paz (World Summit of Nobel Peace Laureates), ROOSTERGNN llevó a cabo una serie de entrevistas de seguimiento con ponentes y representantes de diversas organizaciones presentes en el evento.

“Para mí no hay mejor recompensa que una sonrisa en la cara de alguien a quien fui capaz de ayudar”. Estas fueron las palabras de Jean-Pierre Rummens cuando le preguntaron por su motivación en su día a día. Cámara y fotógrafo en sus inicios, los viajes frecuentes de Rummens le pusieron en contacto con personas necesitadas, animándole a enfocarse más hacia proyectos humanitarios. En 1991 comenzó a trabajar para Feed the Hungry, una organización dedicada a combatir el hambre en el mundo y a enviar ayuda a poblaciones afectadas por catástrofes naturales o conflictos. Desde que ingresó, ha trabajado en 67 países, incluyendo zonas de guerra en los Balcanes, África, Irak o Afganistán. Incluso se ha llevado consigo a sus dos hijos en algunos proyectos, como uno que llevaron a cabo en Japón, u otro donde condujeron una ambulancia desde Alemania hasta Lahore, Pakistán.FTH-Logo

ROOSTERGNN ha tenido la oportunidad de hablar con Rummers para analizar cómo Feed the Hungry trabaja alrededor del mundo para asegurarse de que las personas son capaces de satisfacer sus necesidades más básicas de alimentación.

¿Cómo ayuda exactamente Feed the Hungry a sacar a las personas de la pobreza y del hambre? ¿Es la religión un factor importante en su organización? ¿Qué papel juegan los colegios?

Tenemos diferentes enfoques dirigidos a sacar a las personas del hambre y de la pobreza. Un primer paso es, por supuesto, enviar ayuda de emergencia en una situación de crisis, como la hambruna en África, o los refugiados que surgen en situaciones de guerra. Simplemente queremos enviar algo de comer, algo que les de a las personas nuevas fuerzas para sobrevivir y también fuerzas para seguir viviendo. Ayudamos a reconstruir pueblos, como en el 2004 después del tsunami del Océano Índico, para que las personas puedan volver a sus trabajos. Durante la crisis de Kósovo, llevamos vacas para que los granjeros fueran capaces de reabrir sus granjas.

A veces, donar comida es simplemente necesario, especialmente durante momentos de emergencia. De cualquier manera, estaría mal dejarla allí sin más. También debe iniciarse un proceso de seguimiento. Para nuestros colaboradores en el terreno, las iglesias también deben volver a empezar. La mayor parte de las veces, nosotros como grupo de emergencia no hablamos el idioma local y no comprendemos la cultura lo suficientemente bien como para completar el proceso por nuestra cuenta. Por ello, desde el principio y durante el proceso de seguimiento, las iglesias están involucradas en la distribución de alimentos y otros asuntos. Nosotros, como personal de Feed the Hungry, somos cristianos y creemos que debemos ayudarnos los unos a los otros; por eso hacemos lo que hacemos. Como individuo, encuentro fuerza en mi fe, porque desafortunadamente solo vemos tragedias la mayor parte del tiempo. A pesar de esto, nadie debe aceptar nuestra fe o nuestra creencia en Jesús para recibir ayuda. Todos reciben ayuda sin importar su color de piel o religión. Los colegios también juegan un papel muy importante en nuestro trabajo. Creemos firmemente que un país solo puede empezar a mejorar si las personas saben cómo leer y escribir. Por el momento apoyamos y trabajamos con más de 56.000 niños cada día. Todos los niños que son lo suficientemente mayores como para entrar en un programa escolar, están yendo al colegio, tanto en colegios locales como en orfanatos.

Uno de los motivos es, por supuesto, el fiel apoyo de nuestros colaboradores. La otra es que trabajamos prácticamente todo el tiempo. Por eso sabemos exactamente qué es lo que ocurre y qué es lo que se hará con las donaciones que nos dan nuestros colaboradores. Esto es vital para la relación entre una ONG y sus donantes. Otro motivo es que tenemos poco personal que cobre un sueldo. Todos los trabajadores en la parte del proyecto son voluntarios. Esto nos da verdadera libertad para usar cerca de un 93% de la donación para puros alimentos u otros elementos necesarios para ayudar a las personas. Esos otros elementos pueden ser medicinas, tiendas o mantas. Gracias a nuestra gran red internacional, somos capaces de conseguir comida a buen precio. Es por eso por lo que podemos permitirnos alimentar a 100 niños por 4,60 euros. Ese es el precio por el que un individuo en Europa paga por una única comida en un restaurante de comida rápida.

¿En qué países intervienen? ¿Hay unos que presten más atención a su programa que otros?

Desde ahora, tenemos proyectos en todos los continentes. Nuestra oficina en Sídney acaba de ayudar a las víctimas de los incendios forestales en algunas zonas de Australia donde hay personas que lo perdieron todo. Nuestros principales proyectos están en África, pero también tenemos otros en Sudamérica y Asia. El problema, sin embargo, es encontrar los caminos para dar la ayuda. El problema normalmente no es con las personas que necesitan la ayuda, sino con el gobierno que causa restricciones. En 2011, cuando estábamos trabajando en Japón tras el terremoto y el tsunami, el gobierno japonés puso muchas restricciones a la ayuda que tratamos de enviar. Tres meses después del desastre, el gobierno japonés no permitió más envíos de bienes humanitarios libres de impuestos. En aquel momento, la situación en Japón estaba volviendo más o menos a la normalidad. Esto es porque los japoneses prefieren hacer las cosas por su cuenta y empezar todo de nuevo. Pude ver cambios en el país en tan solo dos semanas.

Por otra parte, es difícil trabajar en países musulmanes, como ahora en Siria. El gobierno sirio no nos permite hacer un seguimiento de la ayuda, por eso trabajamos en la zona libanesa de la frontera. También somos capaces de trabajar en países como China o Corea del sur. Para mí, esto es simplemente un modo de ofrecer ayuda y asistencia. Si mostramos interés por las personas y no damos la impresión de que queremos convencerles de nuestra forma de vida, siempre encontramos las puertas abiertas. Y si tenemos dificultades, siempre encontramos otra manera de ayudar.

Su organización también ayuda a comunidades durante operaciones de auxilio. ¿En qué se diferencia esto de trabajar simplemente para alimentar a una comunidad?

Para ayudar y socorrer a una comunidad en una situación de emergencia es más sencillo porque podemos usar sus propios recursos, como trabajadores, almacenes o transportes. Nunca damos simplemente comida a una comunidad o gobierno porque las personas son siempre egoístas. Más de una vez he tenido la experiencia de ver cómo algunas personas intentan beneficiarse o conseguir algo extra por medio de una crisis. En Beirut, los precios de la comida y alojamiento están creciendo como nunca antes, simplemente por la crisis de Siria y los refugiados en Beirut. Así que siempre te encuentras con gente en las comunidades y los gobiernos que intentan sacar un beneficio personal de la situación. Por eso trabajamos a través de iglesias, porque con la fe que nos conecta, es menos probable que esto suceda.

¿Qué resultados ha obtenido hasta ahora? En 2009, la organización puso en marcha un programa para cultivar jardines. ¿Ha tenido éxito?

Podemos decir humildemente que hemos salvado muchas vidas en los últimos 25 años. Hemos sido capaces… o simplemente hemos desempeñado un papel en darle un giro a las vidas de las personas. En Nairobi, una niña nacida en un vertedero de Kybera vino al orfanato hace muchos años. Ahora estudia en la Universidad de Nairobi. En verano de 2014, una joven mujer dirigirá un orfanato en Cali, Colombia. Hace 22 años, cuando solo tenía 5, una monja católica la recogió de las calles de Cali porque no tenía padres, ni a nadie en el mundo. Ahora volverá al orfanato, pero como directora. Hemos ayudado a reconstruir zonas que han sido destruidas por hambre, terremotos o tsunamis. Somos capaces de enviar miles de niños alrededor del mundo al colegio. Hemos hecho posible que cerca de 50.000 personas en zonas remotas de Pakistán recibieran asistencia médica. Condujimos una ambulancia desde Alemania hasta Pakistán, que ahora se emplea como una clínica móvil con un equipo de médicos profesionales. El proyecto del jardín marcha muy bien; acabamos de recibir imágenes desde Corea del Norte en la época de cosecha. Este proyecto es algo que desarrollaremos más y más.

Últimamente se ha estado hablando en las noticias de cuestiones relacionadas con el hambre y cómo solucionar el problema. Por ejemplo, se han emitido reportajes que afirman que el cambio climático podría reducir la producción de alimentos, o se ha planteado el debate de si se debería usar organismos modificados genéticamente (GMO en sus siglas en inglés) para combatir el hambre. ¿Cuál es su opinión sobre estos temas?

Mi opinión personal sobre la forma de resolver el problema de la hambruna, no es modificar comida u organismos, creo que los corazones de las personas alrededor del mundo son los que deben modificarse. Está demostrado que hay comida suficiente para todos. Hay tanta comida que incluso podría ser alimentada el doble de la actual población de la tierra. El problema es cómo usar esta comida, y cómo distribuirla. Mientras las personas de los países occidentales sigan desperdiciando la comida como hacen ahora, nada va a cambiar. Por ejemplo: en Gran Bretaña, aproximadamente cada hogar británico desperdicia una cantidad de 700£ de comida al día. Gran Bretaña está tirando 60.000 toneladas de comida cada día. Todo esto en un único país en Europa. Supongo que en mi país, Alemania, pasa más o menos lo mismo. Nada cambiará incluso si la modificación genética fuera aceptada en todos los países. Personalmente pienso que incluso entonces, la gente corrupta usaría esta comida modificada para sacar su propio beneficio de ella. No necesitamos alimentos modificados genéticamente; lo que necesitamos es tener más conocimiento en cómo usar la comida que tenemos y cómo distribuirla. Necesitamos concienciarnos más sobre los seres humanos que mueren de hambre. Es nuestro pensamiento, no nuestra comida, lo que necesita ser modificado.

¿Qué objetivos tiene en el futuro?

Queremos encontrar más colaboradores en otras ciudades europeas. Hasta ahora, en Europa solo tenemos oficinas en Gran Bretaña, Suiza y Alemania. Creemos que hacemos un buen trabajo y queremos compartirlo con otras personas que nos puedan ayudar, que nos puedan ayudar a cambiar este mundo al menos un poquito. Por supuesto, continuaremos con el proyecto “Cada niño, cada día” (Every Child, Every Day). De momento tenemos 56.000 niños a los que alimentamos cada día. Nuestro próximo objetivo a corto plazo para este proyecto es llegar a la marca de los 100.000. También estamos buscando a compañías que nos puedan ayudar a abrir más colegios y empezar programas académicos en diferentes zonas, para que la gente joven que termine el colegio puedan convertirse en sastres, floristeros, mecánicos o especialistas en IT (¿?). También estamos planeando en dar más énfasis a los recursos hídricos. El agua es un gran problema en muchos lugares del planeta y este problema solo se hará mayor en los próximos años.

¿Cómo se puede ayudar e involucrarse?

Existen distintas maneras de ayudarnos. Por supuesto, la ayuda financiera siempre se necesita para seguir con este proyecto adelante y comenzar otros nuevos. De cualquier manera, las personas con conocimientos especiales en la formación de personas o en la interacción con niños también nos pueden ayudar. Necesitamos contacto con empresas que estén dispuestas a ayudar a cambiar la vida de muchas personas.

Como declaración final, Rummers concluyó: “Una persona que dona algo, ayuda echando una mano o simplemente sonriendo, es una persona feliz. Por eso me defino como una persona feliz”.

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Jean-Pierre Rummens nació en Bélgica en 1956 y ha sido padre soltero desde 2005. Sus hijos tienen 14 y 17 años. Una de las razones por las que está tan involucrado con Feed the Hungry es porque, como cristiano, cree que las personas deben ayudarse las unas a las otras en tiempos de necesidad, y que solo podemos cambiar el mundo juntándonos, olvidando nuestro egoísmo y compartiendo lo que tenemos con aquéllos que no tienen nada. Cuando hayamos conseguido esto, las personas de todo el mundo tendrán suficiente para comer.