LOS ALPES, FRANCIA. Los inviernos tediosos no existen en Morzine-Avoriaz. Esta pequeña localidad alpina, situada entre Francia y Suiza en la región de la alta Saboya, es el paraíso para los amantes de la nieve. Tanto los esquiadores, como los amantes del turismo rural, la buena comida y el relax, todos ellos encontrarán su refugio, aquí en el corazón alpino. La diversidad de sus paisajes encandila al viajero desde el primer momento: pistas bordeadas por pinos, grandes espacios de altitud, vistas sobre el Macizo de Mont Blanc o el Lago Lemán son algunos de las maravillas que aquí te esperan.
El sabor tradicional de la Alta Saboya
Morzine ha sabido conservar su carácter saboyano, respetando la arquitectura tradicional a pesar de ser uno de los primeros destinos de invierno de Europa, desde que en los años 20 del pasado siglo se extendió la fiebre del ski por toda Europa. Antes la localidad vivía de la agricultura y de la explotación de las minas de pizarra. Un paseo por este pasado tradicional es posible gracias a algunas familias que siguen desempeñando las labores más artesanales. De este forma una vez a la semana se puede visitar «la pizarrera de 7 pies», donde Frank Buet, el pizarrero enseña a mayores y pequeños las técnicas de trabajo del llamado “oro gris”. La alfarería también es típica de la zona. En la Rue du Bourg, puede visitarse la tienda de Gérard Menu, un artista afincado en Morzine que dedica su vida a este arte saboyano. Y la tercera parada artesanal puede hacerse en La ferme l’Alpage una fábrica de quesos tradicionales, donde
Nicolas Baud, enseña cada día el proceso de creación del queso de la zona: Abondance. A este abogado local decidió dedicarse a su pasión y montó una fábrica de queso que con el tiempo se ha convertido además en un restaurante, donde se pueden probar las especialidades de la zona.
El Grand Hotel y la revolución del turismo
Con la construcción de Le Grand Hotel el pequeño pueblo de Morzine, pasó a convertirse en un resort turístico, revolucionando la economía local. La construcción del tercer teleférico de Francia en 1934 impulsó la creación del dominio esquiable de Portes du Soleil hasta lo que es hoy: 12 estaciones, conectadas entre ellas por 195 remontes mecánicos y 286 pistas de esquí (27 negras, 104 rojas, 122 azules, 33 verdes). Un verdadero paraíso para los amantes de los deportes de nieve con la comodidad de tener el pueblo a pie de pista, haciendo que los viajeros puedan pasar jornadas enteras con los skis puestos.
Situado a 84 km de Morzine se encuentra la Venecia alpina: Annecy, una preciosa villa medieval plagada de palacios y canales, que bien merece una visita. La ciudad toma el nombre del lago que se extiende a sus pies, uno de los más limpios de Europa con una extensión de 2.760 hectáreas, 14, 5 km de longitud y una profundidad de 42 metros.
El viajero debe perderse por sus calles empedradas de la ciudad vieja, atravesar sus numerosos puentes y canales que sortean en el río Thiou, de tan solo 5 km, uno de los más cortos de Francia. Uno de los más conocidos es el Pont des Amours (Puente de los amores), un ejemplo de arquitectura de hierro de principios del siglo XX. También abundan las iglesias, como la de Notre- Dame-de-Liesse, demolida con la revolución francesa y de la que tan solo se conserva el campanario irignial del siglo XVI, ahora reconstruida en estilo neoclásico. Otra joya arquitectónica excepcional es el Palacio de Sales, construido en el siglo XVII por un familiar de Francisco de Sales. Su grandiosa fachada representa las cuatro estaciones y la noche. Y por supuesto debe visitar el castillo museo de Annecy, donde se guarda toda la esencia de la ciudad. Puede consultar precios y horarios en su web.
La forma perfecta de concluir la visita a Annecy es cenar en uno de sus numerosos restaurantes una Raquelete o una Fondue de quesos típico. Recomendamos La Porte de Sainte Claire o bien Les Chineurs, ambos con estrellas Michelin.
Aunque el ski es el rey, otros deportes empiezan a ganar terreno como el snowboard, el descenso en trineo nocturno, el patinaje sobre hielo, las rutas con raquetas por la nieve. Y otros innovadores como el buceo bajo la nieve, el paseo en calesa, la escalada glaciar, el yooner o la marcha nórdica, todos ellos son posibles en Morzine Avoriaz.