MADRID, ESPAÑA. El fenómeno de la migración siempre ha estado muy presente, pero desde hace meses no hacen más que salir en los telediarios episodios de aquellos que se juegan la vida para intentar salvar la frontera y entrar en la Unión Europea a través de Ceuta y Melilla. Detrás de este escenario se esconden verdaderas tragedias humanas que no deben ser indiferentes a ojos de la comunidad internacional.
El 21 de marzo se ha celebrado el Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia y por ello el pasado lunes 17 La Casa Encendida se convirtió en el escenario propicio para debatir este polémico asunto. La mesa redonda organizada por SOS Racismo Madrid responde al título “Crecen los muros, pero otra política de inmigración europea es posible” y ha contado con la participación de la jurista francesa Claire Rodier, especializada en política europea de inmigración y asilo. La autora de El negocio de la Xenofobia asegura que los discursos políticos se alimentan de las “ideas alarmistas” que se trasladan a la ciudadanía, de manera que la imagen del inmigrante se transforma pasando de víctima a verdugo. “Son representados como una amenaza, algo de lo que debamos protegernos”, afirma, y destaca que la movilidad humana inherente al fenómeno de la globalización es necesaria y “una condición de supervivencia”.
Las cifras muestran cómo las medidas para controlar el flujo de inmigrantes indocumentados que entran en el continente son un auténtico fracaso, las migraciones no han disminuido, solo se han desplazado. Por ello cada vez son más frecuentes las avalanchas masivas de personas que intentan acceder al “sueño europeo” desde el Monte Gurugú, cuyas laderas sirven de refugio hasta dar el salto que separa su realidad de la esperanza.
Asistimos a un drama humanitario de gran complejidad fruto de la estructura del sistema de la globalización, dónde no hacen más que crecer barreras políticas y sociales. “No se trata de franquear las fronteras físicas, sino unas mucho más importantes, las humanas”, declara Mamadou Dia, joven senegalés y autor del libro 3052. Persiguiendo un sueño. Mamadou cuenta a los asistentes cómo se desencantó cuando al cruzar el Atlántico en patera y enfrentarse varias veces a la muerte, conoció el llamado “mundo civilizado”. Un mundo capitalista que no es compatible con la palabra igualdad, que no es consecuente con los mensajes de fraternidad y libertad que portan en sus banderas con orgullo. “Es un Tic-Tac, un juego de los poderosos contra el pueblo”, y asegura que los mismos que criminalizan a los inmigrantes usan el dinero de los contribuyentes para el mercado de la seguridad y de sus intereses. Por ello llama a la movilización en forma de educación y a la reacción contra la ignorancia entre las distintas culturas del mundo.
“No es que no se pueda resolver este problema, es que no les interesa”, afirma Peio Airbe de SOS Racismo y asegura que la “prensa está sometida a estas estrategias políticas” dónde cada vez más se legitiman las barreras y se criminaliza a los inmigrantes. “Lo que intentan evitar es que se ponga el foco sobre las personas”, añade y se apoya en varias portadas sensacionalistas de grandes diarios nacionales que equiparan en sus titulares a los inmigrantes con milicianos, redes de terroristas y mafias organizadas desde el año 2005 hasta la actualidad.
Todos los ponentes coinciden en que se debería buscar una solución real, alejada de la represión, los altos muros y la continua batalla que se da a diario entre los 700 agentes españoles y marroquíes que controlan la zona y los miles de inmigrantes que se acercan a las vallas de forma clandestina. Un compromiso que no descansa en una mayor represión o control, si no en una política más flexible de concesión de visados de entrada y mecanismos de regulación que beneficien a las partes implicadas.
El pasado mes de febrero se conocía un triste acontecimiento ocurrido dentro de nuestras propias fronteras, 15 subsaharianos se dejaron la vida en la playa del Tarajal, Ceuta. Esto, a pesar de la despersonalización y los eufemismos a la que estamos acostumbrados los países occidentales cuando se trata de otros, se ha convertido en una verdadera crisis política que precisa de una urgente solución.
Para ello, es de vital importancia combatir la desinformación y los prejuicios que se dan en torno a este colectivo y amparar para que los procedimientos de protección y promoción de los derechos humanos de las personas migrantes, refugiadas o desplazadas de cualquier país no se vean sistemáticamente violados por el negocio de las fronteras.
Corrección: 26 de marzo de 2014. Una versión anterior de este artículo mencionó que la playa del Tarajal está ubicada en Málaga. La playa se encuentra en Ceuta.