ESPAÑA, MADRID. Entregarse a un dogma limita y condiciona la esfera de acción de los sujetos, sin embargo, puede llegar a ser muy asequible para los que ejercen el control al delegar la responsabilidad a un fin último: el cumplimiento de esa serie de normas establecidas a priori. Una doctrina es un principio o creencia incuestionable que se enseña como único camino verdadero y el shock puede entenderse como un golpe o choque que despierta una conmoción, un sobresalto, un punto de inflexión violento al que normalmente le sigue un sentimiento de desorientación.

Todo esto lo traslada a la política económica global el libro ‘La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre’ (2007)de la escritora canadiense Naomi Klein, cuya acogida fue tal que dos años después se rodó un documental basado en esta obra. El documental aborda precisamente cómo los grandes defensores del liberalismo utilizan esta estrategia política, económica y militar para mantener la posición de dominio global y aplastar cualquier otro modelo alternativo que pudiera poner en peligro los intereses del capitalismo. Esta estrategia se basa en las drásticas teorías popularizadas en la década de los 80 por Milton Friedman, líder de ‘La Escuela de Economía de Chicago’. Friedman trasladó a la esfera económica y financiera las técnicas psiquiátricas que Donald Ewan Cameron usaba en el ámbito militar.Éstas nacieron en ‘El Proyecto MKULTRA’ unatécnica de contra espionaje de la CIA que buscaba la desviación de la personalidad del sujeto a través de métodos de tortura y represión.

Las ideas de los ‘Chicago Boys’ con Friedman a la cabeza se basaban en la defensa del libre mercado y la no participación del Estado en la economía permitiendo así que la famosa ‘mano invisible’ hiciera su consiguiente labor de autorregulación. Pero no se conformaron únicamente con eso. Las ‘tesis del shock’, entendidas como medidas radicales que precisan de una crisis que produzca un cambio, ya no se aplican a un solo individuo si no a sociedades enteras. Los principales puntos de mira a los que apuntará su arma serán aquellos países de ideas progresistas como el Chile de Salvador Allende, que se ganó la enemistad de la potencia norteamericana por abogar por la nacionalización de productos como el cobre pasando a ser propiedad social con participación estatal. El hecho de que el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet se instaurara por la fuerza en 1974 tras un primer golpe de estado fallido es aprovechado para establecer las las medidas económicas y sociales que aparecen en la sociedad como estrictamente ‘necesarias’. Saben que tras el terror prosigue el cambio, por lo que se trata básicamente de derrocar regímenes molestos e instaurar aquellos que respondan al interés del sistema capitalista mundial.

El miedo a un enemigo es una estrategia constante dentro de las relaciones internacionales y la política mundial, y la seguridad es el espectro perfecto para convencer a la gente a renunciar a su libertad en nombre de esta. El documental muestra como durante los tiempos de auge del liberalismo proliferaron los discursos enfocados en el fantasma del comunismo como un ejército de ideas diabólicas imposibles de derrotar. De esta manera se creaba un ambiente de inseguridad propicio para ejercer un férreo dominio sobre la población completamente despersonalizada y entendida como una masa lista para moldear al gusto.

Una vez constituido un enemigo el uso de la fuerza y técnicas de tortura suele justificarse militarmente contra este. Aparece el concepto de código rojo, una serie de procedimientos que siguen las autoridades en situaciones violentas que podría ser algo así como ‘el fin justifica los medios’. Es decir, si existe una meta política cuyo último objetivo es vencer entonces es coherente que se realicen prácticas consideradas justas para lo que denominan el ‘interés general’, que no es otro que el propio interés de los gobernantes.

El problema es que estas políticas represivas no afectan solo a los soldados o a los enemigos propiamente dichos, sino a todos aquellos que defienden unas ideas distintas a las impuestas. Las detenciones a jóvenes estudiantes y sindicalistas del momento respondían a una táctica para infundir miedo y evitar cualquier ápice de rebeldía.

Hay quiénes están de acuerdo con que ‘La doctrina del shock’ con todas sus particulares sigue hoy día vigente en las políticas capitalistas al clamor de la democracia. Actualmente estamos viviendo una crisis dónde la ‘salvación’ se encuentra en la adopción de rígidas políticas económicas mediante una llamada a el ‘sacrificio de todos’, mientras aumentan las desigualdades sociales, la pobreza y se atenta contra derechos fundamentales del ser humano. Para Naomi Klein la información es una herramienta importante de resistencia al shock por ello lanza un consistente mensaje a sus lectores: «Arm yourself».

— María S. Olmo