La moda se inspira en cualquier cosa y en las bibliotecas también. Actualmente se está instaurando por Europa una nueva forma de alquilar prendas gracias a las Fashion Libraries. En este tipo de espacios, los clientes pueden tomar prestados diseños y devolverlos pocos días después tal y como se haría con los libros en las bibliotecas normales.

Esta novedosa forma de adquirir ropa ya es bastante común en los Países Bajos, Escandinavia, Finlandia o Suecia y  ha llegado a España, de la mano de Christine Schorn y su hermana María. Hace cinco meses abrieron «Ropateca» (Ferlandina, 51. Barcelona) una biblioteca en la que no hay libros, sino camisas, vestidos, zapatos, bolsos, accesorios… «Nuestro objetivo es animar a la experimentación sin consumir de manera irresponsable», declara Christie, y lo que buscan es crear un espacio donde los diseñadores locales tengan apoyo y la posibilidad de darse a conocer de una manera diferente. Además, también se podrán encontrar prendas vintage únicas, de segunda mano y piezas originales que no pueden hallarse en ningún otro lado.

Para formar parte de estas bibliotecas de la moda, los clientes tienen que pagar para poder alquilar las piezas, los precios oscilan entre los 5 y los 30 euros al mes, con la posibilidad de comprar algo de manera puntual o bien pagar una cuota mensual. Con estos precios, cada cliente tendrá la oportunidad de adquirir unas cuatro o cinco prendas por semana. Las hermanas Schorn explican que se han inspirado en Kleiderei (Hamburgo), una «tienda» que ya lleva dos años prestando ropa y tiene una gran variedad de ventajas como por ejemplo tener un armario infinito, comprar menos y la oportunidad de experimentar con diferentes estilos antes de arriesgarse a adquirir una prenda nueva.

El concepto de que la moda pueda utilizarse como una comunidad y que la cultura del alquiler se traslade a la ropa puede funcionar y las responsables de Ropateca confían en que esta iniciativa es una buena idea para ayudar al medio ambiente, reaprovechar aquello que no se necesita y concienciarse con el reciclaje porque gracias a las Fashion Libraries encontramos la manera más económica y sostenible de ir a la moda.

¿Quién dijo que ser una fashionista tendría que ser caro?