Cuando se habla de estrellas del pop, de actores, de personas que han conseguido ser conocidas y reconocidas por el público pensamos en personas extravagantes, rodeadas de seguridad, que no salen a comprar el pan. Personas que son imagen de marcas que los utilizan para vender sus productos. Que tienen manías, muchas. Una habitación enteramente blanca, que el cáterin que se les sirva solo contenga determinados productos, la orientación de la cama donde duermen o el número de toallas que han de tener en el camerino. Quizás así eran los ídolos de los 90, y en la actualidad alguno al que la fama le ha venido muy deprisa.

A los ídolos de hoy en día, digo ídolos porque la palabra famoso no me gusta, y a muchos de ellos tampoco. Les oiréis hablar de sus seguidores, de su familia, pero pocas veces de sus fans, porque la palabra fan viene del anglicismo “fanatic”, que a su vez viene del latín “fanaticus”, que significa “un servidor del templo, un devoto”, y tiene una connotación algo negativa.

Pablo Alborán |@pabloalboran

Pablo Alborán |@pabloalboran

Quizás el origen, cómo han sido descubiertos muchos de estos artistas, es lo que hace que su comportamiento y relación con su público sea muy diferente a lo que estábamos acostumbrados. Hay que decir que el avance de la tecnología, la aparición de las redes sociales, y lo que estas conllevan, también ha influido.

Quién no recuerda el sofá blanco desde el que Pablo Alborán grababa sus canciones y se las enseñaba al mundo a través de YouTube o el vídeo viral en el que Xuso Jones hacía un pedido en un McAuto. No hemos de olvidarnos de esa nueva y emergente profesión que se está poniendo muy de moda y que mueve a miles y miles de seguidores, son los youtubers. Personas que se ganan la vida haciendo vídeos y colgándolos en la famosa red social. JPelirrojo es un ejemplo de ello, hace que todos sus subscriptores se sientan parte de su vida mostrándola en su canal secundario, Voy a por ello, donde, entre otras cosas, podemos ver cómo le pidió matrimonio a su novia en el parque Disney de París.

Y es que internet le ha cambiado la vida a muchos: a aspirantes a artistas, a artistas y a los seguidores de los mismos.

Carta de una fan | @Smiler_Lidia

Carta de una fan | @Smiler_Lidia

A los aspirantes a artistas les dio la oportunidad de darse a conocer, a los artistas les ha hecho cambiar el chip, este negocio está en continuo cambio y vender discos o entradas para conciertos y teatros ya no es lo que te da el dinero. Pero, sobre todo, a quien más le ha cambiado la vida es a los seguidores. Con un solo clic saben dónde están sus ídolos, con quién, qué han hecho e incluso qué es lo que han comido.

La vida del postureo, de la que ya se habló en Roostergnn, ha hecho que estemos sobre informados, la palabra técnica es infoxificados. Sabemos tanto, a todas horas de nuestros ídolos que cuando pasa más de un día sin subir una foto o publicar un tuit sentimos ansiedad. La misma ansiedad y ansia que cada seguidor tiene porque su ídolo le conteste, marque favorito o lea uno de los muchos textos que le dedican. Si buscáis por la red podréis ver verdaderas cartas de amor dirigidas a cantantes y que nunca serán contestadas.

O quizás tengan la suerte de que sí, porque los ídolos de hoy en día no son como los de los años 90. Para muchos son sus héroes, pero no porque los tengan idealizados, sino porque son sencillos, normales, tienen los mismos gustos que sus seguidores. Están donde están porque se lo han ganado, lo han trabajado. Salen a la calle sin maquillar, van a comprar el pan, llevan ropa que compran en las tiendas donde lo hacen el resto de los mortales y cuando salen por la calle rehúyen de ser tratados de diferente manera.

La clave del éxito | @CarlosAuryn

La clave del éxito | @CarlosAuryn

Los ídolos de hoy en día no son como los de los años 90, saben que su éxito es gracias a su público y es por ello que gastan gran parte de su tiempo dedicándoselo. Contestan en las redes sociales, se paran a hacerse una foto o hasta graban videos con saludos para las amigas de sus seguidoras. A muchos quizás no les gusten los ídolos de hoy en día, pero si consiguen que el momento que estás con ellos, personalmente o en la red, te sientas único, especial, yo me hago fan, fan de fanática.