MADRID. ¿Quién no se ha perdido en El Retiro alguna vez? Es una experiencia casi obligada para los recién llegados que empiezan una nueva aventura –y tal vez una nueva vida- en el corazón de España. Y, aunque perderse entre sus inmensos jardines puede ser una aventura encantadora, te proponemos una guía para pasar un día en El Retiro sin perderte nada.

Lo primero que tienes que hacer es reunir a tu familia o a tu grupo de amigos y convencerles de que vas a ser un guía turístico magnífico. ¿Lo tienes? Bien, pasemos al siguiente paso.

Lo más recomendable es acceder desde la Calle de Alfonso XII, a la altura del número 28. Podéis ir andando desde el centro dando un paseo o bien coger el metro y bajar en la estación de El Retiro (Línea 2). Desde allí os será fácil encontrar la calle. Al atravesar la puerta os encontraréis de lleno en El Parterre, un jardín de estilo francés que ofrece su máximo esplendor en primavera. Siguiendo recto os encontraréis de lleno con una de las múltiples fuentes del parque, la Fuente la Alcachofa, y con el punto más turístico del recinto, el Estanque. Es recomendable dar un paseo a su alrededor, ya que se encuentra repleto de artistas callejeros de toda índole. Además, si queréis una dosis extra de energía para afrontar el día podéis deteneros en uno de los quioscos a tomar café o un desayuno más completo.

Estatua del estanque | vía Madrilanea

Estatua del estanque | vía Madrilanea

Lo siguiente que haremos será dar un paseo hasta el Palacio de Cristal. Se trata de una estructura de metal y cristal situada junto a otro estanque, esta vez más pequeño, que es el hogar de peces, patos, tortugas y cisnes, además de varias especies de plantas de agua. Una de las cosas que os llamará la atención de este estanque son las escaleras que se sumergen en el agua, como si se tratase de una entrada al mundo submarino. El Palacio está abierto al público, por lo que podréis ver su estructura desde el interior. Además, es una de las sedes del Museo Reina Sofía y suele acoger exposiciones de arte contemporáneo que se pueden visitar de manera gratuita.

Palacio de cristal | Alejandro Malonda

Palacio de cristal | Alejandro Malonda

Lo siguiente que haremos será seguir paseando hasta la Casa de Fieras, un zoológico que se remonta a 1774 (aunque, en su origen, los fines de este “zoo” no eran científicos ni de conservación, sino que se organizaban peleas de animales, entre otras actividades). Este espacio albergó animales de toda índole: monos, caimanes, serpientes, toros, tigres, leones e incluso un elefante regalo del Gobernador de Filipinas. La leyenda cuenta que el elefante llegó andando desde Cádiz, donde había desembarcado.

Un poco más adelante podemos recorrer los Jardines de Cecilio Rodríguez, jardinero al que le debemos gran parte de la belleza de El Retiro, pues dedicó su vida a él (fue nombrado Jardinero Mayor del parque y se encargó de la remodelación de La Casa de Fieras y de los jardines que llevan su nombre, entre otras cosas). Se trata de un jardín de estilo francés con una estética muy cuidada que combina naturaleza y arquitectura (columnas, fuentes y paseos). Además, los Jardines de Cecilio Rodríguez suelen estar repletos de pavos reales y de algún que otro gato.

Jardines de Cecilio Rodríguez | Alejandro Malonda

Jardines de Cecilio Rodríguez | Alejandro Malonda

Cerca de allí, también obra de Cecilio Rodríguez, se encuentra La Rosaleda, un espacio con más de 4.000 rosales de diferentes colores que ofrecen un auténtico espectáculo visual.

Después de tantos paseos, lo más recomendable es parar y organizar un picnic al aire libre. Lo único que tenéis que hacer es sacar el mantel y la comida y disfrutar del sol.

El siguiente paso es desperezarse de la siestecita al sol y encaminarse de nuevo al Estanque grande, donde afrontaréis la ineludible cita de montar en barca. Al principio os costará un poco haceros a los remos pero cuando os acostumbréis no querréis volver a tierra.

Aquí termina nuestro tour por El Retiro. Sin embargo, al final del día tenéis dos opciones. Podéis regresar a casa a descansar o volver a adentraros entre la vegetación del parque, esta vez sin guía. Porque perderse en El Retiro es, en realidad, la auténtica aventura.