Actualmente, el mundo de la comunicación ha adquirido un papel principal no solo para muchas empresas, que como respuesta deciden aumentar su gasto en marketing, sino también en muchos otros ámbitos como el panorama político. En este último es posible apreciar como los partidos políticos españoles han optado por incrementar las formas de conexión con la opinión pública. Hoy en día es indispensable para un político la utilización de las redes sociales así como la asistencia a debates televisivos como plataforma de intercambio de visiones. Sin embargo, la actitud ciudadana no es del todo receptiva ya que sigue percibiendo cierta lejanía con los dirigentes políticos. Por ello nace el fenómeno que he denominado como: “La Americanización de la política española”.
En Estados Unidos la política es unos de los principales temas a debatir donde sus dirigentes hacen que los ciudadanos sean capaces de identificarse e incluso en ciertos casos venerar a las figuras políticas. Pero, ¿cómo consiguen estos resultados? La respuesta es simple: A través de la comunicación de los sentimientos. Todo político norteamericano comienza su discurso con la alabanza de su país haciendo que todo espectador se sienta parte del mensaje. Normalmente, dentro de sus principales estrategias comunicativas, los políticos estadounidenses hacen referencia a su familia, sus logros profesionales e incluso dramas personales. Todo ello encaminado a generar una empatía con la audiencia. Además, un aspecto clave es la primacía de los sentimientos y emociones haciendo que la opinión pública capte a la perfección el mensaje que quiere transmitir ya sea a través de la ira, del miedo o por el contrario de la justicia. Este tipo de comunicación es ahora claramente visible en prácticamente todos los partidos políticos de España, incluso en aquellos de ideología contraria a la política estadounidense. Uno de los múltiples posibles ejemplos del uso de los sentimientos en la oratoria política española actual es Pablo Iglesias, líder de Podemos, que no sólo basa su comunicación en la ira y desprecio hacia el resto de partidos políticos denominándoles “casta” a pesar de pactar con ellos por el poder, sino que recursos como la ironía también prevalecen. Por otra parte, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en su discurso como candidato a la Moncloa hizo alusión a una de las fórmulas más conocidas de Martin Luther King, “Tengo un sueño”, donde se presentaba como la alternativa para el cambio hacia una nueva España.
Otro de los aspectos principales de la “Americanización de la política española” es la nueva modalidad presentación en público de los partidos. Por un lado, el Partido Popular ha decidido cambiar su logo recientemente inspirándose en el Partido Demócrata de Estados Unidos. Por otra parte, Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español decidió “americanizarse” mediante no sólo la colocación de una inmensa bandera española detrás de su atril sino que también optó por la utilización de los prompters transparentes y presentó a su mujer como candidata a futura primera dama de un modo similar a Barack Obama.
En definitiva, los partidos políticos españoles son ahora más conscientes de la importancia de la comunicación a través de los sentimientos así como la personificación e incluso la puesta en escena. Todo ello supone un cambio drástico en comparación con las técnicas cotidianas pero a su vez necesario para poder conectar de una forma mucho más efectiva con los ciudadanos que al final, son el verdadero motor del cambio.