Puedes leer la primera parte aquí.
El éxito obtenido en la defensa de la ciudad y de la montaña de Cassino se cuenta entre los más brillantes hechos de armas que los soldados alemanes hayan llevado a cabo en el último curso de la guerra. Esta importante victoria defensiva de la 1ª División de Paracaidistas y de las unidades de la Wehrmacht que estaban a sus órdenes asombró al mundo. Tal resultado es tanto más notable cuanto que fue obtenido en el curso del quinto año de guerra, en una época en que los alemanes no tenían ya la iniciativa de las operaciones. Las tropas alemanes lucharon en Cassino contra un adversario que disponía de una superioridad aplastante en tierra, mar y aire. Los alemanes se hallaban reducidos por los bombardeos aéreos. Igual que veinticinco años antes sus padres hicieron frente a las ofensivas aliadas en Verdún, el Somme y en Flandes. Hoy sus hijos se enfrentaban con una gran heroicidad en Cassino a la terrible oleada de material bélico con la que el enemigo creía poder aplastarles. Para los aliados las tropas alemanes que defendieron esa posición (panzergrenadiers y paracaidistas no eran más que un estorbo en el camino, una piedra a la que apartar) pero tras la batalla se dieron cuenta de que esas tropas de elite frenaron durante meses el avance aliado en Italia.
Los paracaidistas se habían dado cuenta de la situación: La orden de conservar Cassino a cualquier precio significaba una lucha a muerte. Y sabían que tras esta orden se jugaban una partida vital, no se trataba de imponer una pausa provisional al asaltante; se debía sobre todo cerrarle el camino a Roma. Porque la ciudad de Roma, en manos de los aliados, significaba también la perdida de los aeródromos más próximos a la frontera y con ello se intensificarían los bombardeos aliados sobre el Reich.
Fuerzas Alemanas
A lo largo de la Línea Gustav, en el sector sur, en el lado del Mar Tirreno, el Mariscal Kesserling dispuso al XIV PanzerKorps al mando del General Fridolin von Senger und Etterlin con 10 divisiones. Alrededor del valle del Liri, entre Minturno y Castelforte la División 94º al mando del General Pfeiffer que debía proteger una extensión en la costa tirrena, extremadamente amplia; la 29º Panzergrenadier en Ausona detrás de la División 94º. Entre Castelforte y Sant’ Ambrogio sul Garigliano se encontraba la 90º División Panzergrenadier del General Baade. Entre Sant’ Ambrogio y Cassino la 15ª División Panzergrenadier del General Rodt y la 3ª División Panzergrenadier del General Gräser compuesta por polacos de origen alemán. Esta unidad estaría respaldada también por la 3ª División de Infantería del General Haug. Entre Montecassino y Monte Cairo se encontraba la 44º División, entre Cerro Belvedere y Monte Cifalco la 5ª División de Montaña y detrás de ambas la 71º División de Infantería. En el sector norte al lado del Adriático para frenar al VIII Ejército Británico se encontraba el X Ejército del General Von Vietinghoff.
Fuerzas aliadas
La ofensiva de Montecassino costo la vida a miles de soldados aliados y cuatro meses de ofensivas contra unas posiciones fuertemente defendidas por los soldados alemanes, pusieron en tela de juicio la estrategia Aliada en Italia. En ellas participaron el II Cuerpo de Ejército de los EEUU, el X Cuerpo Británico, el I, II y IV Cuerpo Expedicionario francés, el III Cuerpo de Ejército neozelandés, el II Cuerpo de Ejército polaco, el I Cuerpo de Ejército brasileño, el I y II Cuerpo de Ejército canadiense y el I Cuerpo de Ejército hindú. Participaron más de 250.000 hombres, de los cuales 130.000 combatieron directamente en los asaltos a Montecassino, apoyados por 500 bombarderos, 300 cazas y 1.000 piezas de artillería.
Las fuerzas aliadas se componían de 5 divisiones estadounidenses al mando del General Mark Clark, 6 divisiones británicas al mando del General Harold Alexander, 2 divisiones francesas, 2 marroquíes, 2 argelinas al mando del general Alphonse Juin, 2 divisiones neozelandesas al mando del General Bernard Freyberg, 2 divisiones polacas, 4 divisiones canadienses, 1 división sudafricana, una Brigada judía, 2 divisiones brasileñas, que no llegaron a tiempo de participar en los combates de Cassino y el 1er. Raggruppamento Motorizzato Italiano, recién conformado por el General Badoglio, tras la capitulación se mantuvo en reserva. Las 27 divisiones aliadas debían derrotar a las 10 divisiones alemanas. Los Soldados Aliados que combatieron en Montecassino, formaban una mezcolanza de (norteamericanos, británicos, canadienses, neozelandeses, hindúes, franceses, polacos, palestinos, australianos, brasileños, sudafricanos, de Nueva Caledonia, senegaleses, de Tahiti, marroquíes, argelinos, maories, soldados de Madagascar y de Dakar.,)
Inicio de la batalla
La batalla por el control de Montecassino fue una de las más duras, sangrientas y controvertidas de cuantas libraron los aliados occidentales en Europa. Esta montaña de 520 metros de altitud y el monasterio benedictino que lo coronaba era la pieza clave de la Línea Gustav, una sucesión de reductos alemanes que cruzaban la península italiana a unos 100km al sur de Roma, a través de un territorio muy propicio para la defensa. Esa línea y Montecassino resistieron durante 4 agónicos meses todos los intentos de los Aliados de progresar hacia el norte y liberar la capital italiana. Las operaciones aliadas contra la Línea Gustav, que tendrían en las batallas por Montecassino su episodio central, excluían prácticamente el uso de los carros de combate en masa debido a las dificultades del terreno, pues dicha línea discurría a través del centro de Italia, por los montes Abruzzos.
Los carros sólo podían emplearse en apoyo de las acciones de la infantería, pues a esta iba a corresponder el papel principal en unos combates en los que los defensores poseían una importante ventaja táctica. Las armas más temibles en estas condiciones fueron la artillería, el mortero y la ametralladora. La Batalla de Montecassino (4 de enero al 19 de mayo de 1944), fue un conflicto bélico desarrollado en el pueblo italiano de Cassino. Después de un infructuoso desembarco aliado en Anzio que se inicio el 22 de enero y finalizó el 24 de mayo de 1944. La batalla se libró en las ciudades de Anzio y Nettuno donde los aliados lograron desembarcar a 40.000 hombres pertenecientes al VI Cuerpo de Ejército al mando del General norteamericano Lucas. La estrategia del desembarco en Anzio se planificó que, una semana antes del asalto, el V Ejército lanzaría una ofensiva sobre la Línea Gustav en el área de Montecassino, derrotaría al Décimo Ejército alemán y se encontraría con las tropas que habían desembarcado en Anzio para dirigirse a Roma. Al mismo tiempo, el Octavo Ejército británico atacaría el frente en el Adriático para evitar la movilización de otras fuerzas alemanas hacia el lugar del desembarco. El 16 de enero de 1944, el Quinto Ejército atacó Montecassino, más no pudo quebrar la línea; antes bien, el general Heinrich von Vietinghoff solicitó refuerzos y el Mariscal Albert Kesselring envió varias divisiones Panzer desde Roma. El Desembarco de Anzio y Nettuno se convertiría en una ratonera para las tropas aliadas y Montecassino en la tumba del V Ejército de Mark Clark. En Anzio los aliados sufrieron 34.000 bajas y 54.000 en Montecassino. El 20 de enero de 1944 los Panzergrenadiers seguían en sus posiciones y la infantería estadounidense ordenó un ataque a través del río Rápido.
El primer ataque propiamente dicho fue llevado a cabo por la 36 División de Infantería estadounidense, juntamente con elementos de la Guardia Nacional de Texas. Tenía la orden de asegurar la orilla alemana del río, que fue sometida a un intenso bombardeo. Confiados en que las fuerzas alemanas habían sido exterminadas, y sin pararse a comprobarlo comenzaron a preparar los botes de goma para cruzar el río. Las fuerzas alemanas abrieron fuego, y la 36º ni si siquiera había comenzado a cruzar el río y ya había sufrido un 25% de bajas (más de 500 muertos) en cuestión de minutos. Aún así apoyados por fuego de artillería intenso, consiguen establecer una cabeza de puente. Esa misma noche las fuerzas estadounidenses encabezan un ataque, que es frenado y la persecución es tal que se ven obligados a abandonar la orilla capturada esa misma mañana.
Puedes leer la tercera parte aquí.