“Primus vivere deinde philosophare”, eso decía el dicho latino – primero vivir, después filosofar. Sin embargo, el PSOE, con Susana Díaz a la cabeza, se ha debido tomar tan a pecho el dicho, que se ha propuesto que el partido se fagocite a sí mismo. Tal es el ego de lo que “los medios” llaman “La baronesa”, y tal es su ansia de poder. Susanita y sus adláteres han dejado de ser Socialistas para convertirse en PSOEISTAS, donde ya no se discuten ideas, ni programas, sino lo único que importan son los sillones, la posición en el partido, y, con ello, han arrastrado a todos los militantes y simpatizantes a un precipicio cuyo fin todavía resulta desconocido, puede que sea insondable.
El PSOE está infectado por un lupus que lo está devorando lentamente, dirigido desde las sombras por las viejas glorias, que han perdido la visión de lo que es el socialismo, para centrarse en las personas, núcleos cerrados entorno al líder, que reparte cargos y prebendas: un caciquismo decimonónico que va a terminar por condenar a la formación política al ostracismo, como ya sucedió con otros partidos políticos. La vieja idea de que la renovación se fundamenta en poner de escaparate caras nuevas, no funcionó antes, y va a funcionar menos ahora, ante el resurgir de nuevas agrupaciones con propuestas innovadoras y gente con empuje, motivación y ganas de hacer política, política con la gente y para la gente.
El POSEISMO es la máxima expresión de la decadencia, es un “totum revolutum”, una visión de la realidad, a través de un cristal cuarteado, empañado y sucio que distorsiona el espacio-tiempo.
Susana Díaz, abanderada del más puro PSOEISMO, va a dar la puntilla a Sánchez y a todo aquél que se interponga en su camino, porque para ello ha estado tanto tiempo esperando el momento, porque no le importan ni las ideas, ni la sociedad en la que vive, ni los militantes, simpatizantes o electores. Sus fines son alimentar su inmenso ego de reinona del cotarro, una nueva “salvapatrias”, jaleada por los carcamales del partido, a punto de ser disecados y expuestos en los pasillos de Ferraz.
La rosa del PSOE se ha marchitado y huele a podrido.