__ Has de saber, mi buen Sancho, que en la baraja francesa existen dos naipes que llaman comodines…

__ ¿Y qué desea decirme con eso vuestra merced?

__ ¡Pardiez, Sancho, que eres entrometido! Pareces como esos charlatanes que en la caja tonta se pisan los unos a los otros la palabra, que no permiten elaborar un argumento y que hacen que un debate se asemeje a una jaula de grillos. Déjame terminar y que te explique, que ya conocerás el porqué ¡voto a Dios que no quiero parecerme a esos insensatos tertulianos!

__ Perdóneme vuestra merced, que desta mi boca no saldrá palabra hasta que de vuestra merced me sea ordenado.

__ Así ha de ser, Sancho, así ha de ser como ha de comportarse un buen escudero.

__ En la baraja francesa, otra vez digo, existen dos naipes que son llamados comodines, y estos dos naipes tienen el valor de cualesquiera de los naipes de la baraja: pueden ser un as, o un rey o una reina, que esa baraja ha la existencia desa carta, no como la nuestra, en la que hay caballeros y pajes. Y este naipe puede tener el valor que el jugador desee, a conveniencia de su jugada.

Pues, del mismo modo que en esa baraja existen esos dos naipes filibusteros, existen en la política dos vocablos que surten parecido efecto que los comodines de la baraja, y que conviene conocer, tanto más en tanto en cuanto algún día habrás de gobernar la ínsula que tantas veces te tengo prometida, y, he aquí, la razón del porqué destas explicaciones, que antes, Sancho, preguntabas. Y paréceme que se está abriendo tu boca, y más te convendría mantenerla cerrada, porque como ya antes te he ordenado no hablarás en tanto yo no indique que he concluido.

Esos vocablos a los que me refiero no son otros sino “demagogia” y “populismo”, y serán utilizados por tus enemigos, con el único objeto de arrebatarte poder, o poner en tela de juicio tus decisiones de gobierno. Por tanto, Sancho, amigo, has de conocer el significado dellos, para poder estar alerta y defenderte de tales acusaciones, a menos que las practicaras, cosa que dudo, Sancho, conociendo, como conozco de tu condición humana, salvo si se tratare de llenar la panza, con una buena pitanza y una bota de vino, de lo cual también deberás mantener buen cuidado, para lo que también luego te daré consejo, aunque eso quedará aplazado a otro día, que el sol ya está descendido y hemos de encontrar posada donde cobijarnos y donde velar las armas.

¿Y cuál es el significado desos vocablos, mi señor?

¡Sabíame yo, Sancho, que ibas a ser incapaz de mantener la boca cerrada, y esa es otra cualidad más que deberás aprender si, en verdad, tu deseo es gobernar, pues virtud es el acto de escuchar y defecto el de hablar en demasía, y aún peor el de interrogar persistentemente!

__ Disculpe, vuestra merced, es la necesidad de conocer por medio de vuestra sabiduría lo que me lleva a interrumpiros desta manera.

Sana costumbre es, Sancho, la avidez por el conocimiento, que es el que al hombre le da sensatez y cordura, y le distingue de las bestias y las alimañas. Por eso, amigo Sancho, existen dentro deste nuestro mundo hombres que más parecen alimañas, y no es sino porque carecen de la instrucción y el conocimiento necesarios para comportarse como seres humanos. Pero también, Sancho, has de saber, que el ansia de conocer no debe entorpecer la virtud de esperar, que, a su debido, tiempo todo te será revelado.

Y agora sí, Sancho, paso a confesarte el significado de tales vocablos que en antes te dijera, y su significado viene a ser deste modo. Demagogia, palabra que procede de nuestros antecesores griegos, y viene a decir que es una práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular, o dicho de otro modo, prometer cosas que agradan al pueblo y que son de imposible o difícil cumplimiento. También acusar al oponente de haber llevado a cabo cosas contra el pueblo, pudiendo haber practicado otras políticas más beneficiosas para los gentiles. Por eso, Sancho, no caerás nunca en demagogia, si cumples lo que prometes o demuestras que, lo que otros hicieron, pudiera haberse hecho de otro modo en beneficio de las gentes.

El otro destos venenosos vocablos es populismo que viene a ser definido como tendencia política que pretende atraerse a las clases populares. Queda sobrentendido que dicha atracción no es sino basada en el engaño, con el único objeto de alcanzar el poder. Mas, si demuestras, Sancho, que lo que dices tiene posibles de hacerse, explicando la manera en que habrá de realizarse, no has de caer en populismo alguno, sino en propuestas o propósitos dignos de sesudo y firme gobernante.

De cualquier modo, mi buen Sancho, has de tener en cuenta que jamás deberás prometer aquello de lo que, en conciencia, sepas que no vas a poder cumplir, y en el caso de que no cumplieres algo que hubieses prometido, por causas ajenas a tu voluntad, habrás de hacerlo saber de inmediato a tus súbditos, y proponer las soluciones que sesudamente hayas considerado, porque no hay peor enemigo del gobierno que el engaño.

Y dicho esto, apura a tu jumento, Sancho, que ya el sol toca la línea del horizonte, y ha más de una legua de la posada que según mi entender ha de servirnos de cobijo esta noche.