Hace ya tiempo que tenía ganas de sentarme a escribir sobre este mal tan extendido y hoy, por fin, me he decidido a hacerlo. Siempre me ha gustado mucho la moda, la ropa, los tejidos, las colecciones y la inspiración pero no soy ni blogger, ni ninguna referencia en este mundillo. Toda mi vida, como cualquier peatón del mundo, he vivido rodeada de numerosas corrientes de vestimenta que cada vez me han ido afectado con menos fuerza y gradualmente me han ido sorprendiendo hasta dejarme los ojos como platos. Hace unas décadas, no muy lejos, entendíamos el concepto “estilo” por algo intangible, como la referencia al “aura” que hace Loewe en el lanzamiento de su último perfume. Lo definiríamos como algo que no se ve con los ojos, que se percibe y que muy pocos tienen. Siempre me ha fascinado este concepto. Hará cosa de un año y medio el mundo entero comenzó a ver la expansión de un fenómenos masivo, un mal que afecta al 90% de la sociedad y que todos vivimos de cerca ya sea en una hermana, un novio, un padre que no ha sabido hacerse mayor con dignidad o en nosotros mismos: LOS TENIS.

Sueno radical ¿verdad?, probablemente el 70% de los que estén leyendo este artículo pararán de hacerlo en este primer párrafo. Y eso es exactamente lo que quiero, quedarme con el 30% que todavía conserva el juicio y la curiosidad.

Lo que quiero expresar con esto es que se ha estropeado la brújula del criterio propio, la de escoger por nosotros mismos. Porque la ropa puede parecer simplemente un conjunto de telas que llevamos encima para que nadie nos vea desnudos pero es mucho más que eso y tiene un simbolismo brutal y esto lo se por experiencia propia y por estar estudiando moda.

La ropa es el arte del día a día, y en ella volcamos decisiones y aspiraciones, aunque quizás pienses que soy una imb*cil y no estoy dentro de tu cabeza lo haces sin darte cuenta, todos lo hacemos. Y son esas pequeñas decisiones las que se pueden transmitir a las de nuestros empleos, nuestras familias o nuestras relaciones personales.

¿Y por qué tanta literatura para hablar de unos tenis? Pues porque estamos tontos.

Es cuestión de mirar atrás en el tiempo, tan solo hace tres años. Entonces veíamos a un señor con traje, tenis y una barba de 20 cm a las dos de la mañana y poco más y nos cambiábamos de acera a la vez que pensábamos que era un friki o un payaso.

Pero vaya, hoy lo vemos y como mínimo pensamos que es un blogger o empresario de éxito que está yendo al pub mas molón de la ciudad a “influencer-izar” a mucha gente molona.

Pues personalmente toda esa gente molona me recuerda al rebaño de amigas de la oveja SHAUN. Todos son modernísimos, super guays y molones pero mirados con algo de perspectiva tienen la misma originalidad que una barra de fuet.

Una imagen indescriptible que me provocará pesadillas esta noche.

 

Se que no soy la primera persona en criticar todo este circo y tampoco seré la última.

Pero lo que si tengo claro es que levantaré alguna heridita a quien tenga la paciencia de leer todo mi rollo.

Y no me vengáis con que los tiempos cambian y la moda evoluciona. Por supuesto que si pero no habéis entendido ese concepto. En vez de miramos al espejo y pararos detalladamente a adaptar las tendencias a vuestra personalidad o a vuestra forma física es mucho mas cómodo ir al Pull&Bear y comprarse entero el maniquí que hay expuesto o el conjunto que lleva la blogger de turno. Y en muchos casos pagando verdaderos dinerales por ropa que al tercer lavado tiene mas bolas que un partido de tenis.

Supe que el mundo de la moda estaba perdido el día que vi unas adidas superstar a 110€. Eran (parecidos) los tenis que me compraban mis abus en primaria para destrozar en el cole y los que producir seguro no cuesta mas de 10€.

Y ahora vendrá el/la defensor/a de turno y me dirá “es que son de una calidad extrema y unos materiales buenísimos”. Vale, y ¿para qué necesitas esa calidad extrema si te los vas a poner solo para salir de copas?, ¿para correr mas seguro de la barra del bar a la mesa y de la mesa a la barra?.

Si de verdad quieres unos buenos zapatos para hacer deporte no seas cínico y vete al Decathlon porque los encontrarás mejores y más apropiados.

Os están timando cholitos, y además por ir igual al resto.

Y todo esto no lo he inventado yo. Hace cosa de tres meses tuve la enorme oportunidad de tener como profesor a Juanjo Oliva, uno de los diseñadores españoles mas prestigiosos del momento, y también cumplí el sueño junto a unas amigas de poder charlar personalmente con él.

Juanjo, quien ha sabido mantener el norte y los pies en la tierra en un mundo tan guay y a la vez tan tontito, nos dijo que “CUESTIONÁSEMOS TODO”. Que absolutamente nada vale lo que pone la etiqueta y que seamos listas, que no nos dejemos engañar y que nunca renunciemos a lo que realmente nos apetece vestir.

Y tras estas palabras yo saqué en conclusión que el mundo de la moda tiene de brillante lo mismo que de corrupto, que estamos manejados al antojo de cuatro listillos que se forran a nuestra costa y consiguen que llevemos absolutamente todo lo que ellos decidan y luego transmitan a través de sus elegidos (iggers, bloggers, trendsetters, influencers…etc) y todas estas denominaciones que me hace reír a carcajadas a menudo. Lo siento mucho pero tu profesión no puede ser ninguno de estos términos ya que todavía no he visto ningún “Doble grado en ser blogger y súper influencer”. Lo que si puede ser es un hobby que te de mucha pasta si te lo montas bien y siempre a costa de terceros carentes de personalidad. Y ole, esto no lo critico, cada uno se busca las habichuelas como puede. Siempre hay algún listo que se aprovecha de los tontos, es el timo de la estampita contemporáneo.

Y un claro ejemplo es que he visto a amig@s que llevaban años usando VANS y vaqueros por comodidad (y les quedaban de maravilla) ponerse ahora unas nike de correr que les habrán costando una buena porción de sueldo con gabardina, falda larga, pelo corto y labios morados. IDEAL TODO JUNTO, TODO A LA VEZ, SEGUID SEGUID QUE VAIS GUAPÍSIMAS.

No quiero imaginar lo que me diría mi abuela si me viese salir así de casa.

Así que ya sabéis, yo llevo años intentando vestir mas o menos con lo que se lleva pero huyendo de cruzarme a 10 fotocopias cada vez que salgo a por el pan. Así que si os ha interesado este artículo esta temporada os recomiendo que os alejéis de las trenzas de raíz, el moreno cancerígeno, y la maldita cazadora color mostaza de Zara la cual he visto ya tantas veces que me dan ganas de vomitarle encima para hacerla un poco distinta.

Si de verdad os gusta algo, aunque lo lleve el 90% de la sociedad llevadlo, pero que sea porque de verdad os encante, os haga sentir felices y atractiv@s con ello encima, a estos nunca los criticaré, pero nunca os lo pongáis solo porque se lo habéis visto a alguien que os encante o para “encajar” sabe Dios donde. Porque ahí estaréis dejando de ser vosotros mismos y en muchos casos dando vergüenza ajena.

Y aprovecho para decir también que hace cinco años llevar el pelo de colores era de choni y tengo amigas que en sus institutos eran duramente criticadas por esto. Hoy en día muchas de las que se reían de ellas lo llevan verde o rosa… Y yo me río en su cara cuando nos cruzamos por la calle, porque además de no ser consecuentes en muchos casos les queda fatal y de abusar de decoloraciones quizás se queden calvas antes que sus novios.

Siento mi vocabulario soez pero si consigo sentarme a escribir va a ser sin tapujos.

Muchas gracias a Roostergnn por invitarme a colaborar con ellos. Siempre es un placer promover iniciativas para el periodismo no lucrativo.

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