¿Cuántas veces hemos escuchado esa manida idea de “un gobierno estable”?, especialmente en estos últimos meses. Pero, ¿qué es la estabilidad? Ni siquiera sabemos si el Universo lo es. Los seres humanos, tampoco: nos deterioramos a lo largo del tiempo. Todo, absolutamente todo, lo que conocemos es inestable.
Estabilidad es uno más de esos vocablos que definen algo que no existe, como igualdad, justicia o perfección. Pero algunos se empeñan en tratar de transmitir confianza, o vender su proyecto político, invocando esa palabra mágica: estabilidad.
¿Necesitamos un gobierno “estable”, o necesitamos un gobierno de cambio? El PSOE está empecinado en transmitir la idea de que ellos son el cambio. Pero el PSOE se olvida, o más concretamente omite, que no ha llevado a término ningún cambio en los muchos años que ha permanecido en la vida política.
Esbozos sí ha hecho, pero parece que le ha dado vértigo ir más allá, y, en lugar de ejecutar los cambios que demandaba la sociedad, ha sido él mismo quien ha ido mutando sus principios, para no dar el paso que se necesitaba.
Nos encontramos ahora con un PSOE que pacta con la derecha, que reniega de sus principios republicanos, que se pliega a las tradicionales políticas económicas liberales y que quiere aniquilar a un oponente político de forma antidemocrática: el propio Felipe González ha insinuado modificar la ley electoral para impedir la entrada de Podemos en el hemiciclo.
Felipe González me ha demostrado una idea que vengo sosteniendo desde hace tiempo: no se envejece porque se deteriore el organismo, se envejece porque se deteriora el espíritu. Conozco jóvenes con espíritu anciano y viejos con espíritu joven.
Felipe González es viejo de espíritu: se ha acomodado y aburguesado, reconfortado en su status de expresidente de Gobierno y ha perdido completamente el contacto con la tierra y con el resto de sus congéneres.
Un cambio es siempre un salto hacia lo desconocido. Un cambio siempre produce vértigo, incluso miedo. Un cambio no es sino desasirse de los asideros que ofrecen la seguridad y la tranquilidad, un paso al vacío.
Pero la Humanidad ha avanzado gracias a aquellos que han tenido el valor de dar ese paso y de los que les han apoyado, en todos los ámbitos de nuestra vida: Copérnico, Colón, Curie, Marx, Keines, Plank, Einstein…
Las sociedades conservadoras se sienten confortables en su espacio socio-político porque les aterra cualquier idea de cambio. Y cualquier idea de cambio la viven como un ataque frontal, como un riesgo de inestabilidad, ya que no han hecho conscientes que la estabilidad es una entelequia, una palabra, no es una situación real.
Esa estabilidad, lo que podríamos denominar su sistema, es tan frágil que el suceso más mínimo puede quebrarla, y se ha demostrado en sucesivas ocasiones: no hay más que ver la cantidad de crisis que han puesto en riesgo su sistema económico, o las grandes guerras, o las epidemias…
Podemos les da miedo porque está dispuesto a dar el paso a lo desconocido, a lo nuevo, a una idea distinta de sociedad, de economía, de política.
Por eso Podemos no puede pactar con el PSOE y Ciudadanos, porque Podemos quiere saltar y ellos están firmemente agarrados a la barandilla. Podemos convencido de que va a abrirse el paracaídas y ellos con el pánico de que no se abra. Y el paracaídas habitualmente se abre.
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