Adictiva. Así es como os empezaré hablando de una de mis series preferidas.

House of Cards es de ese tipo que te engancha desde el capítulo uno. Y ni siquiera os digo desde el capítulo piloto porque no existe. Netflix decidió apostar, de golpe, dos temporadas, 26 capítulos y 100 millones de dólares. Y la apuesta resultó acertada.

Poder. Líos de faldas. Extorsiones y sobornos. Traición. Juegos políticos en todo su esplendor. El interior de la Casa Blanca y el despacho oval. Esto son algunos de los factores que han convertido la creación de Netflix en una de las series americanas con más éxito en los últimos años. Aunque no todos la ven con los mismos ojos. El Washington Post literalmente calificó House of cards como “la peor serie de la política de Estados Unidos de la historia”. Pero los datos están ahí, tras 3 temporadas la serie ha conseguido 3 Emmys y dos nominaciones a los Globos de Oro. Además, es la primera serie streaming en ganar un Emmy.

Francis y Claire Underwood son los personajes principales en torno a los que gira la serie y sus tramas. El matrimonio, con grandes aspiraciones políticas y profesionales llevan a cabo todo tipo de tretas para ir acercándose a su objetivo: la Casa Blanca. Francis, un aparente encantador sureño, es en realidad, un lobo feroz con inagotables ansias de poder al que no le frenará nada ni nadie. Ni siquiera le importará mancharse las manos, o mejor dicho, las garras de sangre para quitarse de encima a quien considere necesario. Y Claire…La fría y calculadora Claire. A pesar de aparentar ser una mujer independiente con unos horizontes más allá de los establecidos por su marido, es una pieza más en el tablero de Francis. Claire sacrificará sus aspiraciones y su trabajo en favor de este. Y a él no parece importarle. Lo cierto es que la relación entre ambos es digna de ser analizada. Les hemos visto desde montarse un trío con Meechum, el encargado de su seguridad, hasta tener la discusión del siglo en el Air Force One. No pueden vivir el uno sin el otro. Es una relación tóxica, una lucha entre egos que en cualquier caso, sólo favorece a Francis. 

Claire en una escena de la serie | vía youtube

Claire en una escena de la serie | vía youtube

 

Pero la trama no se ciñe sólo al matrimonio. Otros personajes como la periodista Zoe Barnes, el congresista Peter Russo o la mano derecha de Francis, Doug Stamper son algunos de los que completan la serie. Y mira justo qué casualidad que dos de estos desaparecen de la serie por la mano asesina de Francis Underwood. Además, los líos amorosos también tienen mucha en la trama. Y es que el amor siempre acaba nublando la vista.

La serie destripa el entramado político americano, en el que la lucha por el poder es la protagonista y donde el juego sucio tiene un papel fundamental. Las trampas, los secretos y la lealtad (o deslealtad) mueven a los políticos americanos, según nos cuenta House of Cards. Tal y como su propio nombre indica, la política de Estados Unidas se rige por relaciones falsas, por delgadas piezas que la dan forma, pero que en cualquier momento pueden saltar por los aires, dando lugar al caos. Además, la figura del Presidente se presenta como la de un peón más, un muñeco manejado por sus asesores y por las presiones. A no ser que este sea Francis Underwood. Una figura hipócrita, sin escrúpulos, carente de emociones y dispuesto a tomar decisiones moralmente cuestionables. Alguien que esté en el poder para velar por sus intereses, no por el de los ciudadanos.

Doug Stamper | vía Wikimedia

Doug Stamper | vía Wikimedia

Es posible que muchas de las situaciones reproducidas por la serie no sean del todo ciertas. Lo que sí es innegable es que uno no alcanza la presidencia de los Estados Unidos de América sin morder algunas manos por el camino, ni siquiera Obama, aunque de Bush sí podríamos imaginarlo, ¿verdad?. Y es que el camino al poder es adictivo, destructivo y ácido.

Si todavía no habíais visto la serie y os he convencido para empezar a hacerlo, las primeras tres temporadas están disponibles en Netflix. En cuanto a la última y cuarta temporada, Movistar + tiene los derechos de la serie en exclusiva.

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