En el lenguaje de las ciencias sociales, “seguridad” es un concepto controvertido, ya que no existe un consenso generalizado sobre su significado. En función de las personas, sus ideas, cultura y percepciones de la realidad el término seguridad adquiere un valor distinto. La falta de seguridad ciudadana ha pasado a ser en los últimos tiempos uno de los temas centrales de preocupación de los ciudadanos y, por lo tanto, una de las cuestiones a resolver por los responsables políticos de principios de este siglo. El interés de la población que hace referencia a la delincuencia ha aumentado enormemente en los últimos años. (…). La seguridad es una condición necesaria para el funcionamiento de la sociedad y uno de los principales criterios para asegurar la calidad de vida. La seguridad busca principalmente la gestión del riesgo, esto significa cómo actuar ante el mismo. Existen distintas acciones que se pueden tomar, pero es importante realizar siempre un análisis de riesgo para poder planificar la seguridad. El riesgo puede: aceptar, prevenir, transferir o mitigar. Cada determinación está enfocada en el momento de acción sobre la gestión del mismo. No son acciones excluyentes pudiendo, en distintos grados, tomarse cada una de estas medidas. Tras el fin de la Guerra Fría y como consecuencia de la globalización, las amenazas dejan de poseer un carácter puramente militar, ampliándose el concepto de seguridad. Problemas globales, transfronterizos en su mayoría, tales como el crimen organizado, el terrorismo, la degradación del medio ambiente, la disputa por los recursos naturales, los flujos incontrolados de refugiados, la inmigración no regulada, la pobreza y el hambre se han convertido en riesgos para la humanidad de una importancia similar a la de la tradicional defensa militar.
En esta profundización del concepto de seguridad pueden distinguirse dos corrientes bien diferenciadas. La primera de ellas es defendida por aquellos que aceptando la inclusión de nuevos factores, siguen considerando al Estado como el objeto fundamental de la seguridad. Los conceptos de Seguridad Común, Seguridad Integral y Seguridad con fines defensivos forman parte de este catálogo. No obstante, es quizás la Seguridad Cooperativa la fórmula que ha alcanzado un mayor reconocimiento. Se parte de la certeza de que ningún Estado o grupo de Estados, de manera aislada, pueden afrontar los problemas actuales. Este concepto promueve la idea de que es preciso “construir” la confianza no solo entre Estados, sino también con otros actores no estatales a través de la discusión, la negociación, la cooperación y el compromiso.
El concepto tradicional de seguridad es el que lo asociaba con la represión del delito y el mantenimiento del orden, se trataba, pues, de un concepto de seguridad situada en el entorno del control de la criminalidad y eminentemente reactiva. A este concepto se adscribe la definición que de la policía hace el Código de Brumario del año IV: La policía está instituida para mantener el orden público, la libertad, la propiedad y la seguridad individual. La evolución natural, en comparación con la medicina (asimilando el delito con una enfermedad del cuerpo social), hizo que se sopesara la seguridad de la represión a la prevención, intentando actuar, también, sobre las causas y no solamente sobre los síntomas. Así, podríamos distinguir entre el concepto liberal de orden público del siglo XIX y el concepto social y democrático de orden público que se impone en las democracias occidentales a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial
Al igual que en el resto de países de nuestro entorno, los conceptos de Seguridad y Defensa españoles han evolucionado en función de las enormes transformaciones sociales y políticas sufridas en España en las últimas décadas. En la segunda mitad del siglo XX y en un mundo dominado por el enfrentamiento ideológico multipolar entre EEUU y la URSS durante la Guerra Fría, la seguridad y la defensa eran conceptos sinónimos. En ambos casos el Estado constituía el objeto referente a la seguridad, pues era el Estado quien proporcionaba seguridad y defensa a los individuos que viven en el interior de sus fronteras. Siguiendo este enfoque, se garantizaba la seguridad de los ciudadanos de un país a través de la defensa del Estado. Este modelo de Seguridad Nacional trataba de defender, desde una perspectiva interna, la soberanía de España como columna vertebral de todos los intereses de la nación.
Las Fuerzas Armadas son y deben ser parte esencial del concepto de Defensa, pero no el único de forma exclusiva y excluyente, pues entonces el pueblo asociará la Defensa a un “producto”, y a las Fuerzas Armadas como su “distribuidor autorizado”. Se mercantilizará la Seguridad, y se le asignará a las Fuerzas Armadas, un papel muy ambivalente, ya que por un lado se las “rechaza y oculta”, (su presencia pública ya es muy reducida y cuestionada), pero por otro se las hace únicas responsables de la Defensa. En España se genera y estabiliza en el tiempo y en el territorio, un desencuentro entre Fuerzas Armadas y Sociedad. El tema es lo suficientemente complejo como para no asignarle una planificación a corto, medio y largo plazo, y por supuesto ésta no pasa por criterios de oportunidad política, sino por cuidar las bases sociológicas, económicas y antropológicas, entre otras, es decir, debería producirse un pacto de Estado, en lo concerniente a los ejes básicos de la política de Defensa.
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