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En la mayoría de sociedades occidentales la libertad de expresión es, supuestamente, un derecho intrínseco de todos los periodistas y escritores y el marco al que los medios deben ajustarse. En esta entrevista, ROOSTERGNN ha hablado con Justin Schosberg, profesor en Birbeck (Universidad de Londres), sobre la situación actual de los medios, de qué manera se produce una restricción en la libertad de expresión y cuál es el futuro de los medios de comunicación en Occidente.
Desde que su libro, Power Beyond Scrutiny: Media, Justice and Accountability, fuera publicado, ¿ha notado una mejora en el desequilibrio del periodismo?
No. Si acaso, he notado todo lo contrario. Lo interesante es que se deben tener en cuenta dos tipos de limitaciones en cuanto a la libertad de prensa: las limitaciones estructurales y las instrumentales. Cuando hablo de “limitaciones estructurales” me refiero a la libertad que puede brotar de la manera en que funcionan las agencias de noticias. El propio formato de las plataformas de noticias y las limitaciones del medio, que se pueden explotar, como en el caso de los ciclos de noticias 24 horas. La segunda limitación a la que me refiero es la instrumental, que intenta controlar los planes del día de una cadena de noticias mediante la represión. Creo que lo que ha estado pasando en los últimos años, al menos en este país, es que se han relajado las limitaciones estructurales (que ahora tienen mayor transparencia, en cierto modo), y se han aumentado las instrumentales.
¿Cuál cree que es el mayor desafío de la libertad de expresión en nuestra sociedad hoy en día?
Creo que, en el contexto de la vigilancia en masa, el principio más importante de la libertad de expresión, sobre todo en las democracias occidentales, es ser consumidos por una presión cada vez mayor. Por ejemplo, las revelaciones de Snowden, publicadas por el diario The Guardian, han provocado una reacción negativa sin precedentes hacia el estado en cuanto la intromisión de éste en los medios. El uso de la vigilancia también interfiere en la libertad de prensa y ahora los periodistas de investigación deben tener más cuidado a la hora de lidiar con sus fuentes y escribir historias, puesto que la amenaza de estar siendo vigilados está siempre presente.
¿Qué le aconseja a los futuros periodistas para que puedan seguir defendiendo la libertad de expresión, incluyendo la libertad informativa, como derecho fundamental del ser humano?
Lo mejor es que aborden el consumo de medios alternativos de una manera un tanto “misionaria”, para que no se trate tan solo de leer lo que está escrito, sino también de contribuir y compartir la información que se presenta.
¿Cómo cree que las redes sociales pueden ayudar a remodelar la idea que tenemos de la libertad de expresión?
Siempre han existido, de una manera u otra, medios alternativos para compartir el verdadero periodismo, de forma algo clandestina. El problema es que esta clase de periodismo está destinado al secretismo. El aumento de los medios digitales ha hecho maravillas a la hora de crear oportunidades alejadas de los intereses corporativos, pero todavía no ha disipado el dominio de los medios convencionales, que aún siguen teniendo poder sobre la información que llega a la mayor parte del público.
Justin Scholsberg es profesor de periodismo en Birbeck (Universidad de Londres), además de activista. Es autor del libro Power Beyond Scrutiny: Media, Justice and Accountability. Su investigación se centra en las teorías del dominio de los medios en relación a las complejidades del periodismo en la era digital. A día de hoy, Scholsberg es asesor en el proyecto Mapping Digital Media; un estudio global en el que participan 60 países para estudiar el impacto de los medios digitales en las noticias.