LAS BASES FUNDAMENTALES DE LA POLITICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS UNIDOS

La Revolución de las 13 Colonias, o también denominada Revolución estadounidense o Revolución americana se inició con las tensiones de menor importancia entre la falta de representación política de los colonos norteamericanos en el Parlamento británico y progresivamente se intensificó cuando Gran Bretaña aplicó impuestos a los colonos para saldar la deuda acumulada de la Guerra de los Siete Años.  Las partes habitadas de las 13 colonias cubrían una superficie de unos 650.000km2, casi tres veces la superficie de la isla de Gran Bretaña. En 1763 había un total de 1.400.000 colonos de origen europeo, a los que también habría que añadir aproximadamente unos 250.000 esclavos negros. También hay que constatar que la sociedad colonial llegó a ser muy diferente de la británica de la metrópoli. La población de las 13 colonias podríamos decir que estaba totalmente mezclada, además de los miles de colonos británicos que había, llegaron por millares de Irlanda, Escocia, belgas, holandeses, alemanes o escandinavos. La presión en las fronteras hará que la sociedad que vive en las colonias sea mucho más igualitaria que la británica.

La reciente asociación de británicos y americanos como aliados en la guerra contra Francia tampoco contribuirá en nada al acercamiento de los dos pueblos. Eliminada Francia, toda la tierra al Oeste del Mississippi, se abría a los colonos americanos, con lo que las colonias seguirían creciendo en superficie y población hasta constituir una gran potencia. Aunque las nuevas tierras no estaban vacías, los franceses se habían marchado, pero los indios no. Tampoco agradaba a los indios el acuerdo firmado por las potencias en 1763. Los británicos como muy bien se vería, no estarían tan dispuestos como nuevos dueños y señores de las nuevas tierras, a diferencia de los franceses que recibieron a los indios con la misma igualdad, no lo hicieron los británicos, que mantuvieron el status quo de un desagradable y obvio sentimiento de superioridad europea con los indios. Lo cual les llevaría a una guerra contra los indios, un levantamiento dirigido por el jefe indio Pontiac, que había nacido en lo que ahora sería el oeste de Ohio y había luchado primeramente como aliado de los franceses, cuando estos se fueron y vieron que sus tierras estarían en peligro ante el avance inexorable de los colonos formo una confederación de las tribus indias que vivían entre los Montes Apalaches y el río Mississippi, y organizó ataques sorpresivos contra los varios puestos occidentales avanzados en mayo de 1763, apenas unos meses después de que se hubiera firmado el Tratado de Paz de Paris. El plan del jefe indio Pontiac le reporto algunos éxitos iniciales. El ataque de los indios acabo por tomar y aniquilar la guarnición de 8 fuertes de la región de los Grandes Lagos. Pero Detroit, pudo resistir el ataque de los indios.

Fort Pitt donde se encuentra ahora la ciudad de Pittsburgh también resistió el asedio del jefe Pontiac, una fuerza de 500 soldados del ejército regular británico, bajo el mando del Coronel Henry Bouquet libero la ciudad del asedio y derroto a los indios. El 2 de agosto de 1763, las tropas británicas siguieron enfrentándose con las tribus indias en diversas escaramuzas y combates, una de ellas en Bushy Run, a unos 40km al oeste de Fuerte Pitt. El Coronel Bouquet volvió a derrotar a los indios en una lucha de dos días y aunque también los soldados británicos sufrieron cuantiosas bajas, el combate marco un giro decisivo en la guerra contra los indios. Poco a poco a coalición de Pontiac se fue deshaciendo. Las tribus acabaron por abandonarle y Pontiac se vio forzado a aceptar la paz, la cual se firmó el 24 de julio de 1766. Aquello sería una paz de compromiso, ya que las autoridades británicas no deseaban entregarse a guerras interminables con los indios y a sufrir una constante erosión en sangre y dinero. El 7 de octubre de 1763, una proclama real estableció una frontera occidental a lo largo de las cadenas de los Apalaches más allá de lo cual no podían crearse colonias, con lo que los colonos occidentales, los especuladores de tierras, los tramperos que negociaban con pieles, todos aprendieron a ver en el gobierno británico a un enemigo que se ponía de parte de los indios.

Pera los americanos más prósperos e influyentes eran los comerciantes de las ciudades costeras, y particularmente los de Nueva Inglaterra, hombres que habían hecho fortuna con el comercio marítimo en las Antillas y Europa. Si el gobierno británico hubiese logrado mantener la lealtad con estos colonos, el descontento podía haberse conservado dentro de ciertos límites.

Con lo que, los americanos más conservadores podían haber mantenido a raya a los granjeros y hombres de la frontera, los cuales estaban muy mal organizados. Durante cien años Gran Bretaña había tratado de regular el comercio americano de tal modo que los manufactureros y terratenientes británicos pudiesen beneficiarse con él. El territorio en el que vivían los americanos había sido ocupado y colonizado por iniciativa británica. Había sido la Armada de Su Majestad y la fuerza de las armas británicas las que lo habían protegido continuamente, primero contra los holandeses y los españoles, y luego contra los franceses. Para los americanos, desde luego, las cosas eran muy diferentes. Las colonias habían sido creadas por hombres que no habían recibido mucha ayuda por parte del Gobierno británico, y en algunos casos porque habían sido expulsados de sus hogares por la persecución religiosa. También pensaban los americanos que habían defendido aquellas tierras lejanas combatiendo contra indios, holandeses, españoles y franceses sin recibir que digamos mucha ayuda por parte de la madre patria. Por ello, cuando los británicos trataron de controlar la industria y el comercio americano de tal modo que el dinero fuese a parar a los bolsillos de los comerciantes y terratenientes británicos, con lo que los colonos americanos llegaron a la conclusión de que esto era injusto para ellos. Los comerciantes respondieron efectuando un comercio ilegal con otros países, o realizando el comercio sin pagar

Derechos de aduana o hurtando de otros modos a Gran Bretaña el dinero que trataba de recaudar. Fue la causa de esas restricciones al comercio y al contrabando por lo que los comerciantes de Nueva Inglaterra y las ciudades marítimas se volvieron cada vez más antibritánicas.

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