El patrimonio cultural en España es amplio, pero, ¿dónde nos remontamos a la Edad media? La respuesta hoy no es Toledo. Está en la otra Castilla. Castilla y León, donde se encuentra Ávila, la ciudad que alberga una esencia medieval, con mucho de lo que disfrutar.

Muralla de Ávila |  Victoria Fernández-Oruña

Muralla de Ávila |  Victoria Fernández-Oruña

Fue en el año 1985 cuando la UNESCO declaró la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Pero, ¿por qué? Probablemente por la gran muralla que rodea el corazón de la ciudad. Levantada en el siglo XII, se trata de una muralla notablemente conservada que tiene un diámetro de dos kilómetros y medio, y por la que se puede pasear. Incluye acceso apto para personas con movilidad reducida. Una visita a la ciudad debe incluir, casi de forma obligada, el recorrido de la muralla de torreón a torreón pasando por algunas de las 9 puertas que posee. Se puede acceder a la misma por los accesos: Puerta del Carmen, Puente Adaja y Carnicerías. Ahora en invierno, la apertura se extiende de 10 a 18h y en verano hasta las 20h. El precio, 5€ y 3,5€ para estudiantes o grupos. Desde luego por un pago totalmente asequible se puede disfrutar de una experiencia de película.

También se pueden reservar visitas guiadas. En cuanto a recomendaciones externas, junto a la muralla por la Puerta del Carmen se encuentra el Parador en el Palacio Piedras Albas, que como suelen hacer los paradores, promete una buena comida o estancia.

Plaza del Ayuntamiento, Ávila | Victoria Fernández-Oruña

Plaza del Ayuntamiento, Ávila | Victoria Fernández-Oruña

Hablando de comida, en Casilla son de buen comer, desde luego. El cochinillo es un comodín en toda la comunidad y se puede encontrar en numerosos sitios. Concretamente en Ávila, ¿qué se puede probar? Las papas revolconas, alubias del barco o la carne de vacuno.  Algo que personalmente no he probado, pero da mucho que hablar para endulzar la visita, son las yemas de Santa Teresa. Recomendación: Bar Guillermo, en la plaza del ayuntamiento, para tomar unas tapas.

Volviendo al turismo, para bajar un poco la comida, nos queda el casco histórico de Ávila. Porque no posee solo una impresionante muralla. La historia ha dejado muchos recuerdos con tantas visitas: romanos, musulmanes; cristianos o judíos. El resultado se materializa en conventos, monasterios, iglesias o palacios con gran valor arquitectónico y cultural.

Sin dudarlo la catedral es el principal foco de interés en el interior. Este templo se remonta a 1172, donde empieza a conformarse con aire románico hasta convertirse en el monumento que es hoy en día. Hasta principios siglo XVII la catedral se fue ampliando y reformando hasta caracterizarse por el estilo gótico que hoy posee. Sin embargo, conviene pasear por la ciudad hasta encontrar algunas de las construcciones ya mencionadas. Como la basílica de San Vicente, la Iglesia de San Juan Bautista o la también afamada iglesia, así como convento, de Santa Teresa; la cual incluye también un museo. Y es que, Ávila refleja el poder militar y eclesiástico imperante en la Castilla de antaño. Si la ciudad fue un punto estratégico de cobertura para la capital Toledo, fue también cuna para dos de los personajes protagonistas de la religión cristiana en tierras castellanas: Santa Teresa de Jesús y San Juan Bautista.

Torreón en la Muralla de Ávila |  Victoria Fernández-Oruña

Torreón en la Muralla de Ávila |  Victoria Fernández-Oruña

Es una ciudad que a la vez que acogedora es monumental de la que se puede disfrutar en un solo día. Es un plan poco costoso y muy agradable, pero, eso sí; conviene ir muy abrigado por estas fechas, elegir un día despejado y llevar la cámara de fotos. Como último detalle, durante la visita se pueden conocer algunas de las muchas leyendas que alberga el interior de la gran muralla.

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