GLOBAL. Si algo caracteriza la época histórica en la que vivimos es la disponibilidad de información y la facilidad en las comunicaciones en un mundo que ha dejado atrás los localismos para convertirse en una gran aldea global. La tercera ola de la información vaticinada por Alvin Toffler en 1979 se ha hecho realidad. Nuestro mundo ha transformado sus otrora fronteras cerradas en membranas, con el consiguiente traspaso de información y de elementos culturales, sociales, económicos y políticos. A lo largo de la historia, nunca la información ha estado tan disponible y fácilmente accesible al hombre corriente. Además cada vez van tomando mayor peso específico las denominadas “Open Sources” o fuentes abiertas de información. Hay redes internacionales de datos, millones de sitios y páginas web abiertas al análisis, pero el tiempo disponible para procesarlos es siempre superado por el vórtice de nuevos datos que aparecen, constituyendo algo que el filósofo de la información Luciano Floridi ha venido a denominar ”infoesfera” o esfera de la información.

Los servicios de inteligencia han tenido la necesidad de adaptarse a estos cambios y a muchos otros. La caída del Muro de Berlín no sólo significó el final de la Guerra Fría sino también el comienzo de un nuevo modelo de conflictos. Los adversarios o enemigos son ahora difusos. Ya no hablamos de conflictos simétricos entre dos naciones o ejércitos bien definidos y localizados geográficamente. Ahora los conflictos han adquirido un perfil asimétrico, global y cambiante. La mayoría de ellos son intraestatales (se desarrollan dentro del propio estado) y no interestatales (entre dos estados). Los adversarios no son fácilmente identificables, sino más bien difusos. Son grupos y entidades no gubernamentales y son diferentes a los estados en términos de capacidades, tácticas, motivaciones, fuerzas y vulnerabilidades, por lo que se torna más difícil y complejo predecir sus intenciones y objetivos. Los estados tienen la obligación de mantener sus capacidades operativas para lidiar con los conflictos simétricos y, mientras, deben arreglárselas para protegerse de este nuevo tipo de enemigos no gubernamentales.

Si hay una disciplina que ha demostrado su utilidad y su importancia creciente en análisis de inteligencia a la hora de modelizar la incertidumbre esa es, sin lugar a dudas, la estadística y la probabilidad. La enorme abundancia de datos ha hecho que los perfiles de analistas estadísticos sean de los más demandados por la CIA.

Una aplicación de lo que acabamos de decir la podemos encontrar en los modelos de Análisis de Riesgos Adversarios («Adversarial Risk Analysis for Counterterrorism Modeling»; ARA). El modelo ARA de “ tuvo su origen en el esfuerzo conjunto de tres profesores mientras participaban en el programa “Risk analysis, extreme events and decision theory” en el SAMSI (Statistical and Applied Mathematical Sciencies Institute), un proyecto colaborativo de varias universidades de Estados Unidos. Los resultados se plasmaron en un artículo publicado en el Jasa (Journal of the American Statistical Association). Los autores son David Banks, Jesús Ríos y el profesor español David Ríos Insúa. Se ha estudiado su aplicación a protección de infraestructuras críticas como aeropuertos y redes de transporte, a casos de secuestro de pesqueros por parte de piratas en Somalia y está prevista la publicación de un libro durante el próximo año que reflejará los avances en estas investigaciones.

El modelo ARA trata de modelizar esta incertidumbre en un marco teórico bayesiano a través de la utilización de dos herramientas diferentes y complementarias: el análisis de riesgos y la teoría de los juegos. El análisis de riesgos permite la evaluación de riesgos mediante la formulación de todos los elementos del problema, identificando diferentes eventos y asociándoles probabilidades. La teoría de los Juegos es un área de la matemática aplicada destinada a estudiar procesos de toma de decisiones en donde dos o más actores racionales compiten por lograr sus intereses de un espacio de decisión común. Una característica clave cuando nos enfrentamos con problemas que tiene que ver con la lucha contraterrorista es la presencia de dos o más oponentes inteligentes que buscan completar sus objetivos y que tienen que tomar decisiones cuyos resultados están cargados de incertidumbre. La teoría de los juegos asume que los jugadores se comportan de una forma racional, lo cual no siempre sucede. En el famoso documental-entrevista “The fog of the war”, Robert Macnamara, que fue secretario de Defensa del gobierno de los EE.UU durante siete años, sostiene: “Tanto Fidel Castro como Kennedy eran personas racionales, pero ambos estuvieron a punto de iniciar una guerra nuclear”. La conclusión a esta reflexión es que los seres humanos somos animales racionales, pero no siempre nos comportamos racionalmente. La teoría de los juegos no está diseñada para predecir nada que se escape a la pura racionalidad. Pero esto, más que una crítica, es una delimitación válida de sus propósitos y objetivos.

La metodología del trabajo trata de demostrar la utilidad de ARA para apoyar a uno de los participantes, el Defensor, a través de tres importantes modelos utilizados en contraterrorismo: el modelo Defensa- Ataque simultáneos, el modelo secuencial Defensa-Ataque-Defensa y el modelo secuencial Defensa-Ataque con información privada. Para cada uno de estos modelos se elaboran diagramas de árbol para evaluarlos en la teoría de juegos estándar y en una etapa posterior se propone la solución ARA correspondiente.

Aunque los mismos autores reconocen la imposibilidad de modelar todos los escenarios derivados de la toma de decisiones en un espacio de incertidumbre, debemos reconocer que la creación de este marco conceptual era, cuando menos, necesario y constituye una excelente aproximación a la problemática abordada.