MADRID, ESPAÑA. La crisis que Mali experimenta desde 2012 por el matrimonio entre el terrorismo yihadista y la comunidad tuareg, además de los conflictos entre las distintas razas, dibujan en el país un ambiente donde la convivencia se torna cada vez más difícil. En el caso de las mujeres, pueden ser compradas por menos de mil euros y son víctimas de una violencia atroz por parte de los grupos radicales. La presencia de la comunidad internacional (12.000 soldados, ONG y organizaciones civiles), a la que en estos días se unen nuevos militares españoles, intenta acabar con lo que parece suponer una amenaza también para la propia seguridad de nuestro país.

Con estas ideas daba comienzo el seminario «El futuro de Mali: las mujeres y la reconciliación nacional», celebrado el pasado 22 de octubre en la Universidad Carlos III de Madrid y que contó con la participación de cinco expertos relacionados con la temática.

En este contexto, los problemas fundamentales de Mali, según Alicia Cebada (directora de la Cátedra UNESCO/UC3M en Libertades Públicas y Valores Cívicos), son la falta de desarrollo, la deficiente situación económica, la integración territorial y el déficit democrático. Éste se caracteriza por la corrupción; una justicia cara y de difícil acceso, especialmente por parte de las mujeres; y su escasa participación política (constituyen el 10% del Parlamento). Así, la sociedad civil se presenta como el único plano en el que pueden ser protagonistas. El porcentaje se eleva hasta el 80% en el caso de las mujeres analfabetas; por lo que necesitan ser asesoradas en el plano de la justicia.

Para hacer frente a todos los problemas que dicho ámbito plantea, se ha desarrollado la figura de los parajuristas. Se trata de personas sin formación previa que, gracias a las organizaciones de la sociedad civil, reciben un cursillo intensivo de derecho para impartir justicia. Por otro lado, debido a la escasez de abogados de oficio, se han creado clínicas jurídicas móviles para asesorar a las mujeres.

Y es que el femenino es un colectivo tremendamente castigado en Mali. Un sistema patriarcal, el matrimonio infantil y concertado, la poligamia y las violaciones punitivas están a la orden del día, además de la mutilación genital femenina (que se realiza al 90% de las ciudadanas).

A pesar de tenerlo todo en contra, hay mujeres que se han convertido en grandes líderes en la lucha hacia la igualdad respecto al hombre. Alicia Cebada explicaba que, ya en los años noventa, Mariam Djbrilla Maiga fue una figura fundamental en la negociación con los tuaregs, por ejemplo, respecto al retorno de los rehenes. También es la Presidenta del Movimiento Nacional de Mujeres por la Paz y la Unidad Nacional en Mali. Fatimata Touré, por su parte, recibió el premio Mujeres de Valor de manos de Michelle Obama. Otro gran ejemplo lo encontramos en Nina Wallet Intalou, con un papel político tan relevante que es considerada «el hombre fuerte de los tuaregs». Es la única mujer de todo el grupo y su oposición a la alianza con los yihadistas fue especialmente destacada.

Estas y otras líderes se presentan como el mejor ejemplo a seguir para reforzar la capacidad de las mujeres para participar en el proceso de reconciliación, algo fundamental de acuerdo con Anna Fumarola, de la Fundación Mujeres por África. Ante los últimos acontecimientos en Mali, el avance social y la reconciliación nacional han de ser impulsados con la mayor agilidad posible. Y es que no hemos de olvidar, como señalaba el maliense Yacouba Sabere, que el país lleva ya veinte años siendo una democracia, incluso de las más importantes del África Oeste, y que en todo este tiempo la tinta aún no ha abandonado el papel de la teoría para devenir en práctica efectiva.

Además de las personalidades ya mencionadas, participaron como ponentes Jesús Díez Alcalde, analista principal del Instituto Español de Estudios Estratégicos; y Carlos Echeverría Jesús, profesor de Ciencias Políticas y Sociología en la UNED, quienes esbozaron el mapa de los principales grupos conflictivos en Mali. El seminario fue presentado por Rosa San Segundo, directora del Instituto de Estudios de Género de la UC3M, y contó con la colaboración del Decanato de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de dicha universidad.