ESPAÑA. Al igual que muchos de los avances de la ciencia, la fiabilidad nace también ligada al mundo militar; así, las primeras normas salen de departamentos de defensa como el Pentágono americano, siendo posteriormente trasladadas al resto de la industria. Los aparatos e instrumentos de uso militar necesitan ser testados para soportar condiciones extremas lo que hace que su fiabilidad deba de ser contrastada convenientemente.

Una buena y sencilla definición de fiabilidad es la de “calidad a través del tiempo”. Muchas organizaciones, no solo militares, apuestan por dotar a sus productos de una buena fiabilidad que les permitan competir con la competencia, siendo esta necesidad mayor en algunos casos en la que es necesario un alto grado de fiabilidad ya que algunos fallos pueden resultar catastróficos.

Al igual que ocurre en otras campos industriales, en el caso de la fiabilidad esta fue promovida desde el mundo militar con normas como la MIL-HDBK-217F o la MIL-STD-785, que marcan, con sumo detalle, los requisitos que deben cumplir los productos para uso en defensa. Estas normativas fueron posteriormente adaptadas a otras áreas de la industria, en este caso con otra perspectiva, orientada al cliente o usuario del producto final, dando una nueva definición de este concepto como: “producto fiable será aquel que hace lo que el usuario o cliente quiere que haga cuando el usuario o cliente quiere que lo haga”.

Una diferencia es que la fiabilidad en el mundo militar está vinculada al concepto de “misión”, asociándola a que el equipo funcione correctamente durante el “tiempo de misión”.

Además de la fiabilidad, es también de gran interés estimar otras características como la Disponibilidad y la Mantenibilidad. Recientemente se han agrupado estos estudios bajo el concepto de estudios RAM (por las siglas en inglés: Reliability, Availability y Maintainability).

La Disponibilidad es una medida que relaciona el tiempo operativo y el tiempo de vida considerado, pudiendo calcularse como un cociente entre tiempo operativo y la suma del tiempo operativo más el tiempo inoperativo. Mientras que la Mantenibilidad mide el tiempo en que un sistema o equipo averiado puede repararse para ponerlo en estado operacional después del fallo, que como es lógico dependerá de factores intrínsecos del sistema y de factores externos (en el caso de un submarino, del número de repuestos en el pañol, etc.).

Los instrumentos y materiales militares suelen estar compuesto por una gran variedad de elementos individuales, que presentan diferentes relaciones estructurales. Las más comunes son en serie o en paralelo. La disposición en serie es aquella en la que todos los componentes deben funcionar para que funcione el sistema; dicho de otra forma, el fallo de cualquiera de sus componentes implica el fallo del sistema. Mientras que la disposición en paralelo será aquella donde el funcionamiento de cualquiera de los componentes implica la del sistema, es decir, el fallo del sistema sólo se produce si fallan todos los dispositivos. Otra estructura muy típica en estos sistemas es aquella en la que se requiere el funcionamiento de k de las n unidades para que el sistema funcione.

Como ya se comentó, los estudios RAM se aplican con frecuencia a sistemas complejos en defensa, como puede ser las componentes de seguridad de un submarino. Siendo un caso muy similar a lo que ocurre en la aviación, pues el fallo en componentes críticos como el sistema de inmersión puede suponer fallos catastróficos similares a los de un vuelo. Uno de estos sistemas críticos es el denominado AIP (Air Independent Propulsion System). El AIP controla la alimentación y recarga de las baterías de un submarino convencional (tipo diésel-eléctrico), lo que permite la combinación de estos dos equipos y prolonga considerablemente la autonomía bajo el agua, siendo un elemento a tener en cuenta y que por tanto debe de contar con un alto nivel de fiabilidad, estando por ello montado con sistemas en paralelo que disminuyen la probabilidad de fallo.

Sin duda, la puesta por productos más fiables, en contraposición a políticas que promueven la obsolescencia programada, son medidas que, más pronto que tarde, no sólo la industria militar sino también la civil, sabrá apreciar siendo una buena oportunidad competitiva para salir de esta crisis.