Llevamos tanto tiempo sin responder con nuestro voto a la efectividad de las medidas políticas, que aguantamos al gobierno metiendo mano en la Academia del Cine y la Televisión -a golpe de propaganda política y no de subvención o bajada del IVA- diciendo que nuestro cine también hace Marca España. Algo que podría quedarse en la anécdota de un gobierno en decadencia, sino fuera porque en el Congreso de los Diputados de Madrid también se crea esa dichosa Marca España, pero en este caso no les preocupa absolutamente nada.

Son más dos años aguantando la cantinela de crear marca con nuestro país. Nada de identidad colectiva, nada de comprensión social, nosotros hacemos marca -y marca mala- con las manifestaciones, los scratches, las quejas y sátiras en redes sociales, con la crítica, con la manía de cuestionar todo aquello que nos cuentan… Pero que Celia Villalobos, Vicepresidenta del Congreso, moderando nada menos que un debate sobre el estado de la nación -algo que se da muy pocas veces en un año – y mientras que un representante de los ciudadanos habla -en un lugar democráticamente sagrado- sea cazada jugando a un juego en su Ipad, que por cierto, también hemos pagado los españoles, no crea ninguna mala imagen. Que nuestros políticos no sean capaces de mantener una apariencia de profesionalidad parece que no les preocupa en absoluto. Pero nuestro cine tiene que dar ganas de irse de turismo por el país, eso es un tema de Estado. Que nuestro Presidente del Gobierno no sea capaz de salir al estrado de la democracia española con honestidad y dando la cara, así como las explicaciones oportunas al resto de los partidos del hemiciclo, no. Pero tiene que quedar claro que cuando la marca era del Partido Popular a secas, podían hacer lo que quisieran, pero en Gobierno, su marca -si es que esos son los términos aceptados-,tiene que dar la talla, porque esa también es la dichosa Marca España.

Lo que ha ocurrido estos dos días es una demostración de lo poco que comprende el PP lo que pasa. Probablemente, solo alguno de ellos sepa que están echando un pulso de fuerza contra el futuro y que ese cambio, que tanto temen, no lo está cociendo Podemos. Tenemos un mal sistema pero es un sistema que nos mantiene vivos y es, precisamente y sorprendentemente, el partido del gobierno el que está demostrando no tener ningún aprecio a la estabilidad política, ni sentido de la supervivencia. ¿Cómo es posible que, ante una cascada de elecciones, crean que todo lo malo que hagan no va a costarles votos? De verdad, lo de Valencia se va a acabar. En la base de la democracia se encuentra también la comunicación política. Es lógico mantener un respeto a un electorado mucho más cualificado cada año, que ha encontrado -y seguirá encontrando- modos para crear algo colectivo en la postmodernidad. Es más, esto ya ha ocurrido en varios países del mundo, por eso el nuestro al lado parece estar bailando con una pandereta.

Al otro lado, al de mantener una estrategia de comunicación en la que se muestra una responsabilidad de cara al electorado, esta misma semana se ha emitido el telediario más visto de Mediaset. Piqueras ha conseguido la locura de share de un 22’2% entrevistando a Pablo Iglesias. El archienemigo de Rajoy, Presidente del Gobierno, ha conseguido algo más difícil que desmovilizar a la población: movilizarla. Ha hablado de política y ha conseguido que la gente quiera escucharle. Ahora, nos puede dar miedo que, tal vez, solo quieran escucharle a él o ser constructivos, y pensar que la sociedad se ve capaz de tomar las riendas de su vida, no de seguir a Podemos «haga lo haga». Si es lo segundo, llevan toda la razón del mundo y es la hora de que los medios comiencen a dar su parte.

Sea como sea, Podemos alterna su uso con otras vías de movilización. Por ejemplo, hoy, 25 de Febrero, han continuado abrazados al futuro que Mariano Rajoy evita a golpe -esta vez- de plasma, con la emisión vía streaming de una respuesta al Presidente del Gobierno, con el hashtag #PabloIglesiasResponde, en el que interpelaba como si se encontrara en el Congreso. Apuntalando la percepción de Lo peor del debate, de Victor Chamizo, con propuestas alternativas a la política actual, que pueden encontrarse en muchos informes de varias organizaciones internacionales. Y aunque unas elecciones generales deben tomarse muy en serio -aún contando con un 50% de posibilidades- la libertad de expresión es un derecho. Es más, con este acto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, ha mostrado una muy buena coherencia política.

Si nos ponemos a hablar de posibles resultados electorales, se debe tener en cuenta que el PP tiene de su lado la edad demográfica española, la población joven no llega ni a rozar un 20%. Pero, siempre, queda el peso del tiempo y los avances tecnológicos -¡¿cómo hablarles de streaming cuando tienen problemas con el concepto “rueda de prensa”?!-. Aunque la gente que no entra en el porcentaje de “población joven”, es mucho más joven que los miembros del PP: se mueve, utiliza redes, trabaja con todo tipo de gente, se comunica y respira una realidad que no palpita al grito de un partido morado; sino a un cambio de valores. No porque nos tengamos los peores del mundo, sino porque ya no lo vemos justo: queremos que nos expliquen, queremos que nos paguen y trabajar, que se depuren responsabilidades, que se devuelva lo robado, que no se pueda desahuciar a un bebé o a un anciano… Esto lo queremos ahora. Mañana exigiremos mucho más y no solo por nosotros.

El PP va a tener, ante un fracaso electoral o no, que cambiar su mentalidad. No es inteligente echar pulsos con el futuro.  Siempre habrá algo que perder, nada que ganar y muchísimo que aprender.

Sin tapujos: es increíble que cuando habla un congresstar de los vuestros os pongáis a hacer marca como locos, cómo velas, todos. Es algo parecido. Bueno, sin aplausos. Lo de la atención, sí. Eso, para los plenos, serviría.