En Nápoles hay una familia que un objeto  lo ha convertido en culto y de prestigio en todo el mundo: el paraguas.

El nombre de esa familia es Talarico y forma parte de la historia de Nápoles a partir desde el  1860, año en que nació con Achille Talarico la primera empresa de paraguas hechos a mano. Durante cuatro generaciones la tienda en via Trinità degli Spagnoli es uno de los lugares más importantes que cuenta la historia de una ciudad de arte.

La tradición continúa gracias al hijo de Aquiles, Giovanni Talarico, quien en 1924 abrió un nuevo laboratorio en vico Due Porte a Toledo y en 1933 hay un nuevo heredero de nombre Mario Talarico que creció a través de los puestos de trabajo y máquinas de coser y hoy en día, la tradición continúa con su sobrino, Mario Talarico jr.

El antiguo oficio de paraguas es utilizar los mejores materiales disponibles en el mercado y montados en maderas preciosas como el cerezo, escoba, ratán caña; todos los mangos son de madera hechos a mano, cañas de bambú o muy valiosa trazado, en algunos modelos, el estilo de los años 50.

Hay varias categorías de paraguas: folletos para los hombres, mujeres, unisex, incluso paraguas por tipo de tela fina pintado por mano. El 21 de octubre 2007, cuando Papa Benedicto XVI celebró la Santa Misa en Piazza del Plebiscito en Nápoles, Talarico le dio un regalo unico: completamente blanco, un paraguas de mango de madera de Malacca con cuarenta y Swarovski rojo.

Los paraguas son muy durables y único: tienen cabezas talladas a mano en madera, fibra de vidrio; manijas hechas de materiales nobles como la plata, que ofrecían una línea única, los ‘tiradores artísticas’.

Mario Talarico jr, con su tío Mario 79, mantiene vivo este talento que se transmite de generación en generación. La entrada al laboratorio en Vico Due Porte en Toledo, lo que llama la atención es la entrada al banquete «secular» que pone de relieve los signos del tiempo y el trabajo duro que ha sido co-estrella. Mario Talarico jr declara «un artesano olvidado por las instituciones» porque «ahora – explica Mario jr. en una entrevista – el artesania es la «columna vertebral» del país y hoy en día es muy difícil salir. Todo depende de nosotros para apreciar de nuevo nuestro oficio».