Requiem for the Living
Concierto para orquesta, soprano, mezzosoprano, tenor solista y coro mixto

1. Introit – Kyrie
2. Vanitas Vanitatum
Perezca el día en que yo nací. Todo es hecho de polvo…
Y el polvo vuelva a la tierra como era. Vanidad de vanidades…
Todo es Vanidad (Job 3:3, Eclesiastés 3:20, 12:7-8)
3. Agnus Dei
4. Sanctus
Entonces el Señor respondió a Job y le dijo…
“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba los cimientos de la Tierra?”…
Cuando alababan todas las estrellas del alba… y se regocijaban?” (Job 38:4-7)
5. Lux Aeterna

Sobre la obra

Requiem for the Living (2013) es un canto a la vida, sin dejar de serlo al descanso eterno. En palabras del compositor, la obra en sí va más allá de la fórmula latina dona eis requiem. Es un canto a la esperanza, un canto, por un lado, al reencuentro y encuentro con Dios y, por otro, a un nivel más extenso y abstracto, a la esperanza de la Vida, la Vida entendida como ente, la Vida de nuestro tiempo a la cual le espera, también, un encuentro esperanzador.

El motivo principal que se aprecia en los primeros compases de la pieza, basado en tres notas que, pueden recordar a la Santísima Trinidad, se desarrolla durante toda la misa pasando por diferentes estadios, atendiendo a cada uno de los cinco movimientos en los que se divide el réquiem. Este motivo inicial, comienza en modo menor y desciende como metáfora de la muerte terrenal, Requiem eternam dona eis Domine, motivos y frases con finales descendentes que recalcan una y otra vez la intención inicial de este canto. Este motivo descendente permanecerá a lo largo de los restantes movimientos, a veces escondidos, otras, claramente reconocibles como en el comienzo del cuarto movimiento, donde se “desciende” una nota más, un escalón más para buscar un destino, un descanso…

Las sensaciones del compositor van plasmándose en todos los movimientos conforme a un sentimiento católico palpable en las justificaciones que él mismo expone a cerca del porqué de las estructuras y los textos utilizados. De este modo, el texto latino del movimiento correspondiente al Dies Irae de las misas de réquiem, se ve modificado y en su lugar, se utiliza la fórmula Vanitas Vanitatum omnia Vanitas del Libro del Eclasiastés (3:20 12:7-8), “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”, donde lo que se pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte.

Como dato a resaltar, destacar el cambio en el orden de los movimientos Agnus Dei y Sanctus. En esta composición, el autor relata que, llegados al punto en el que la obra se encuentra, a nivel expositivo, el texto y sus creencias necesitaban la aparición del Cordero de Dios y es por ello que en este réquiem, el Agnus Dei precede al Sanctus y no al revés como, normalmente, marca el propio de la misa de difuntos.

Sólo después de reconocer al Cordero de Dios, el compositor puede “atacar” la armonización del Sanctus otorgándole un sentido musical y, sobre todo, narrativo. Sólo en este momento las palabras Pleni sunt coeli et terra gloria tua (el Cielo y la Tierra están llenos de tu gloria) pueden ofrecer una respuesta divina al dolor y las vanidades terrenales que quedaron expuestas en los movimientos anteriores.

En la partitura original, Dan Forrest comienza el movimiento citando a Job (38:4, 38:7) en la que expone las preguntas de Dios “Dónde estabas tú cuando yo fundaba los cimientos de la Tierra” y “Dónde estabas tú cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios”.

Estas citas llevan al compositor a plantearse el movimiento como una demostración de las maravillas del cielo en la Tierra, configurando el texto como una representación de esa maravilla en tres grandes ámbitos: el Univero, componiendo su música a raíz de la observación del espacio a través del famoso telescopio Hubble. La Tierra, vista desde la estación espacial (delimitaciones naturales, ríos, tormentas, el día y la noche, las luces de los países, etc.) y, por último, la Humanidad como portadora de las maravillas celestiales.

Es, quizás, este movimiento el más místico de toda la obra por su significado conceptual.

El último movimiento es el más elaborado a nivel compositivo de todos ya que, según el compositor, el modo mayor al que la obra modula le otorga más posibilidades interpretativas consiguiendo elementos rítmicos y armónicos que no había incluido a lo largo de la pieza. La idea final de Dan Forrest es lograr el descanso, llegar al descanso final, aunque no planteado como esa Lux Eterna que Dios ofrece a quien lo busca sino como un descanso en Cristo, tal y como lo expresa en el texto cantado por el tenor solista (Mateo, 11:28, Venid a mí los que estáis trabajados y cargados, yo os daré descanso).

En este movimiento se juega con la polimetría, se recoge y da sentido a todo lo expuesto en los anteriores movimientos y se plantea un giro de 180 º al motivo “trítono” que ha dotado de esencia al réquiem, las tres notas que vienen descendiendo desde el rezo inicial planteado en el Introitus y Kyrie se presentan, ahora, en sentido ascendente, un tema invertido esperanzador, como respuesta a ese rezo inicial que hacen que la obra culmine abriéndose paso hacia un nuevo camino.

Sobre el autor

Dan Forrest nace en el estado de Nueva York (EEUU) en 1978 y es considerado, por bastantes medios de comunicación especializados de su país como uno de los mayores referentes de la música coral religiosa de los últimos años.

La prestigiosa revista electrónica San Francisco Classical Voice lo ha definido como “un escultor del sonido y un soberbio compositor de música coral”.

En la última década su música ha recibido grandes premios internacionales y ha sido galardonada con importantes distinciones como el ASCAP Morton Gould Young Composer’s Award y el ACDA Raymond Brock Award en Estados Unidos.

Este doctor en composición por la Universidad de Kansas es, a su vez, titulado superior en interpretación pianística y ha llevado su música a gran parte de su país, resto de América, Europa y Asia.

Hoy en día, su obra más aclamada es Requiem for the Living, compuesta entre los meses de enero de 2012 y junio de 2013 cosechando una extraordinaria crítica internacional.

Dentro de su página web, www.danforrest.com, el autor dedica una parte de su biografía a explicar al visitante por qué compone y en qué cree (what I believe), interpretándose de sus palabras que su música es el resultado de poner su habilidad compositiva a los preceptos de Dios, exponiendo, para concluir que “si la belleza surge de Dios y yo tengo la opción de crear algo bello, está en mis manos crear cosas bellas para él”.