Las guerras en Oriente Medio suelen ser uno de los temas de actualidad que acaparan las portadas y titulares de los medios de comunicación de todo el mundo. La mayoría de ellos se centran sobre todo en la guerra civil en Siria, y por consiguiente en la guerra contra el Estado Islámico. Desgraciadamente, Uno de los conflictos que menos llaman la atencion es la guerra en Yemen.

Las causas y el curso de la guerra en Yemen son muy diferentes de que las que se dan en el caso de Siria, un país al que había llegado la Primavera Árabe y en el que posteriormente se enfrentarían el bando rebelde y el ejército de Basher al-Asad. En Yemen, a finales de 2014, un grupo rebelde hutí perpetró un golpe de Estado, que obligó al presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi a abandonar el cargo y exiliarse fuera del país.

Los houthis que tomaron el poder entraron en conflicto con las milicias sunníes y las fuerzas leales a al-Hadi. La respuesta internacional fue la intervención de una coalición de países árabes encabezada por Arabia Saudi que en marzo empezaron a lanzar ataques aéreos en ciudades controladas por el gobierno de Mohammed Ali al-Houthi. Una intervención que es conocida como Operación Tormenta Decisiva.

El papel de la coalición árabe ha sido criticado en varias ocasiones, sobre todo por las ONG, por lanzar ataques aéreos contra población civil e infraestructuras públicas. Ataques como el que sucedió a finales de octubre, en el que un hospital de Médicos Sin Fronteras fue bombardeado por la aviación saudí. Según MSF, el hospital tenia las coordenadas compartidas “con la coalición liderada por Arabia Saudita, y el techo del edificio estaba claramente identificado con el logotipo de MSF”. Aunque no hubo víctimas mortales, su destrucción dejó sin atención médica a miles de personas en la población de Hayda.

Situaciones como el bombardeo al hospital despiertan el miedo a la muerte en los yemeníes. Muchos de ellos deciden alejarse de ciudades que sean objetivos a bombardear por la coalición e intentan llegar a pueblos protegidos y campos de ayuda humanitaria. La principal consecuencia de este conflicto es la creciente crisis humanitaria que se da en el país. Organizaciones como ACNUR ya dejaron constancia en junio de la asistencia a más de 300.000 yemeníes desplazados.

En mayo, la ONU informaba de que medio millón de desplazados huían de la guerra. En julio, era más de un millón. Y en octubre, la cifra de desplazados subió por encima de los 2, 3 millones. La crisis de los refugiados es otro problema que afecta a Yemen. Este país forma parte de una de las rutas que los inmigrantes recorren hasta llegar al mar Mediterráneo. ACNUR informa de que Yemen acoge a más de 260.000 refugiados, la mayoría somalíes.

Llega muy poca ayuda humanitaria a un país económicamente aislado. El efecto principal de esta crisis humanitaria es la escasez de alimentos y combustible. Éste último es de vital importancia para los camiones de las organizaciones que transportan agua y comida a los poblados, y cuya falta solo dificulta más la subsistencia de los yemeníes. MSF avisa también de la escasez de medicamentos, algo que afectaría principalmente a los heridos graves y los niños.

Un informe de la Coalición Civil de Yemen sobre el conflicto actual, acusaba a la coalición árabe de destruir numerosas infraestructuras, como colegios, carreteras, mercados y almacenes, entre otros muchos. Muchos aeropuertos del país habían sido dañados. Los pocos que permanecen parcialmente intactos sufren el bloqueo de importaciones de la coalición, que dificultan bastante la llegada de recursos al país. Cerca de 7.500 personas han muerto y más de 16.000 han resultado heridas desde el inicio de la guerra.