La queja y la charla son el resultado de una actitud arcaica, una estrategia de supervivencia adoptada por nuestro inconsciente que nos libre  estados mentales y emocionales aberrantes.
Se ha demostrado científicamente que las ondas magnéticas características de las quejas y la chácharas, literalmente, apagan las neuronas del hipocampo: un área del cerebro asociada con la motivación, el control emocional, la memoria y juega un papel importante en el control de las respuestas del cuerpo al estrés, y en la resolución de problemas.
Permanecen expuestos durante más de treinta minutos a las quejas, la negatividad y la charla innecesaria causa un daño real en el cerebro, ya sea que provengan de la gente en la carne o de los medios de comunicación, principalmente la televisión.
Le puede pasar a vivir en contextos en los que estamos sometidos a fuertes presiones y desequilibrios, un montón de estrés y negatividad que actúan como un virus real, en todos los frentes: mental, emocional y físico.
Energéticamente, sabemos, gracias a los modernos descubrimientos de la física cuántica, que donde va el pensamiento la energía fluye y crea.
Además mis pensamientos son negativos más energía nutre la situación particular. Psicológicamente, se creará un círculo vicioso, por lo que estos pensamientos negativos se convertirán en la única realidad posible, multiplicando precisamente esas situaciones que confirman este proceso.
También es cierto que cuanto más nos elevamos nuestro nivel de energía, más la realidad circundante reacciona a nuestra cualidad vibratoria.
No sólo atraemos en nuestras situaciones de la vida la gente semejante a lo que somos, nos afectan de manera positiva en el medio ambiente, y con las personas con las que nos relacionamos.