El pasado 25 de marzo, un puñado de medios digitales, tanto chinos como occidentales, difundieron una noticia prácticamente soslayada por los medios de comunicación dominantes, salvo alguna honrosa excepción. La reseña informaba del heroico acto de sacrificio de un oficial de las fuerzas de operaciones especiales rusas (Spetsnaz) en misión de reconocimiento sobre el terreno cerca de la ciudad de Palmira.
El comando ruso, que operaba por la zona desde hacía una semana, tenía la misión de identificar y marcar blancos del Estado Islámico en el área de Palmira para garantizar la precisión de los bombardeos de la aviación rusa sobre la insurgencia yihadista, en el marco del apoyo ruso al avance del ejército nacional sirio sobre la estratégica ciudad de Palmira, en la provincia de Homs.
Durante el transcurso de su misión, el oficial fue descubierto y cercado por un grupo de yihadistas del Estado Islámico. Frente a una situación tan desesperada, y con la certeza de que no podría salir con vida de ella, el operativo ruso decidió llamar por radio a la base aérea de Hmeymim, y ordenó un ataque sobre su propia posición, sacrificando su vida al tiempo que eliminaba a sus atacantes.
Murió como un héroe
Un portavoz del ejército ruso confirmó la muerte del comando a Ria Novosti, sin detallar su nombre ni su graduación: “Un oficial de las fuerzas de operaciones especiales ha caído en misión de combate cerca de Palmira mientras realizaba una operación para facilitar los bombardeos de la aviación rusa sobre blancos del Estado Islámico en aquella región siria.
[…] El oficial estaba realizando su misión desde hacía una semana en el área de Palmira, identificando blancos del Estado Islámico y comunicando las coordenadas a la aviación rusa para su posterior bombardeo. El oficial ordenó por radio un bombardeo sobre su propia posición cuando se vio detectado y cercado por un grupo de yihadistas. Murió como un héroe.”
Hasta el momento, Rusia ha reconocido la muerte de cinco de sus soldados en territorio sirio, incluido uno de los pilotos del avión abatido por la aviación turca en noviembre del año pasado. Con la muerte de este comando Spetsnaz, el número de bajas rusas reconocidas en Siria ascendería a seis. Sin embargo, el 18 de marzo se publicó una noticia en la que se afirmaba la muerte, también en Palmira, de cinco operativos especiales pertenecientes al GRU (inteligencia militar rusa) a manos de terroristas del Estado Islámico. Dicha información aún no ha sido confirmada por el Ministerio de Defensa ruso.
Reconquista de Palmira
A pesar del anuncio por parte de Vladimir Putin de la retirada de las fuerzas rusas del teatro de operaciones sirio, Rusia continúa operando la base aérea de Hmeymim, en la ciudad de Latakia, al noroeste del país, desde la que sigue apoyando a las tropas de Bashar al Asad en su lucha por recuperar el control sobre el territorio ocupado por las fuerzas yihadistas del Estado Islámico y demás grupos terroristas insurgentes. Además del citado apoyo aéreo, fuerzas especiales rusas asisten al ejército nacional sirio desde el inicio de la operación militar rusa en el país levantino.
La muerte del oficial ruso se enmarca en el contexto de la reciente ofensiva contra el Estado Islámico en Palmira, iniciada hace más de una semana atrás por el ejército sirio. En coordinación con las tropas sirias y la aviación rusa, comandos Spetsnaz realizan misiones de reconocimiento sobre el terreno, identificando posiciones yihadistas en el área de Palmira, en poder del Estado Islámico desde mayo de 2015.
Sirva este breve artículo no sólo para informar de la noticia, sino para rendir homenaje al valiente oficial ruso que sacrificó su vida por la de los demás. Sirva también para recordar a las personas asesinadas en los recientes atentados de Bruselas, víctimas de la misma organización terrorista a la que pertenecían los yihadistas que la heroica acción del militar ruso ayudó a eliminar de la faz de la tierra.
Pekín, 27 de marzo de 2016
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