Tercera semana de abril y todavía estamos sin Gobierno. O con uno en funciones, como prefiráis, aunque viene a ser lo mismo. Desde el pasado 21 de diciembre hemos visto cómo nuestros políticos se han dedicado a intentar firmar pactos para alcanzar el Gobierno, aunque todavía sin ningún resultado. Tras un fallido debate de investidura e inconclusos movimientos de los cuatro partidos mayoritarios, el país avanza hacia unas nuevas elecciones generales en el mes de junio.
Lo cierto es que los resultados de las elecciones del 20 de diciembre dejaron un panorama político insólito en nuestra historia. Con la mayoría absoluta establecida en 176 escaños, los votos se repartieron de tal manera que ningún partido pudiese alcanzarla. PP obtuvo 123, PSOE 90, Podemos 69 y Ciudadanos 40. Fuerzas minoritarias como ERC y PNV no superaron los 10 escaños respectivamente. Con una participación del 73,2% parecía que los españoles querían darle una lección a los políticos, cada vez menos valorados por los ciudadanos. El 20D pedimos acuerdos y rechazamos un Gobierno en “solitario”. A priori se veían dos opciones claras: PP-PSOE-Ciudadanos o PSOE en coalición con otras fuerzas de izquierdas como Podemos e Izquierda Unida. Pero parece que los partidos siguen insistiendo en demostrar quién es el más fuerte. Y menudo culebrón han montado.
Ninguno cede. Sólo marean. Pablo pidiendo el Ministerio del Interior. Rajoy rechazando la vicepresidencia, Sánchez empeñado en formar gobierno a toda costa. Rivera mediando y navegando entre la izquierda y la derecha. Reuniones a dos, a tres, a cuatro, vete tú a saber si no a más. Lo cierto es que desde que Rajoy iniciase su ronda de contactos el 23 de diciembre, los rumores y los paseos por los pasillos del Congreso han sido el pan nuestro de cada dia.
Tras casi un mes de fracaso en el diálogo con otros partidos, Mariano Rajoy rechaza la propuesta del Rey de someterse a una investidura el 22 de enero. Y es aquí donde empieza el verdadero juego político. Por su parte, Iglesias plantea a Sánchez formar un Gobierno de coalición con IU, en el que él obtendría la vicepresidencia y otros cuatro ministerios. El día 27, Rajoy, en un intento por conservar el Gobierno, ofrece al PSOE su apoyo en las autonomías y ayuntamientos a cambio de facilitar su investidura. Sánchez lo rechaza y es propuesto como candidato a una nueva investidura. Tras reuniones con Coalición Canaria, IU, Compromís, PNV, Ciudadanos y PP, el único pacto firmado es con la formación naranja, con Rivera, quien le apoyaría en el debate de investidura para alcanzar un “gobierno reformista y de progreso”. En este momento, Podemos da un giro y suspende las negociaciones con Sánchez. Y así llegamos al debate de investidura que tuvo lugar el 1 de marzo. El apoyo de Ciudadanos no es suficiente y el líder del PSOE pierde la votación con tan sólo 131 a favor, lejos de la mayoría necesaria.
En este punto, Podemos e Iglesias han mantenido conversaciones intentado alcanzar puntos en común, pero ya han sido varios los desencuentros entre ambos, ya sea por la presencia de Ciudadanos en la mesa de negociaciones o por descalificaciones lanzadas de unos a otros. Lo cierto es que Iglesias ha actuado en muchos momentos desde las elecciones generales con cierta prepotencia y superioridad, llegando a calificar la actitud del líder socialista de “miserable e impropia” y ha dado la impresión de que nunca ha querido llegar a ningún acuerdo ni ceder un ápice en las negociaciones. Lo mismo ha sucedido con Mariano Rajoy, quien prefirió allanar el camino a unas nuevas elecciones antes que dar su brazo a torcer en un pacto con PSOE.
Según las nuevas encuestas, de las que ya está visto que no nos podemos fiar mucho, el PP perdería cerca de un millón de votos pero aún así conservaría 112 escaños, mientras que C´s alcanzaría los 61 diputados, a tan sólo 8 de Podemos, que se quedaría con el mismo número, a pesar de incrementar el número de votos. El PSOE por su parte daría un patinazo, perdiendo 12 escaños tras sus últimos malabares políticos. Todo parece indicar que si no ocurre algo realmente inesperado, se convocarán nuevas elecciones generales el 3 de mayo y los españoles seremos llamados a las urnas el 26 de junio.
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