Traducción de Estela Pina Sáez.

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Hay pocas experiencias que ofrezcan más oportunidades que te permitan cambiar tu vida y crecer como persona que pasar una temporada en el extranjero. Viajar y vivir en otro país puede asustar e intimidar al principio. Puede que no sepas el idioma o la cultura o que ni siquiera sepas situar el país en un mapa. Yo elegí Estambul (Turquía) como destino extranjero por diversas razones e hice todo lo posible para aprovechar al máximo mi experiencia de estudiar en el extranjero. Sin lugar a dudas, estudiar en otro país fue una de las experiencias que más me ha cambiado la vida y me convirtió en la ciudadana del mundo que soy ahora.

Cuando estudias y vives en un país extranjero, no solo aprendes cosas sobre ese país extranjero en concreto y aprovechas para visitar lugares y viajar, sino que aprendes cosas sobre ti mismo: tus particularidades, capacidades, te conviertes en un individuo completo y te expones a situaciones nuevas y que representan un reto. Aquí tienes algunos consejos para aprovechar al máximo y sacar todo el partido a tu estancia como estudiante en el extranjero.

1. Sal de tu zona de confort

No puedo enfatizar este punto lo suficiente. Cuando llegué a Estambul, todo era nuevo y extremadamente extraño. Mi vida entera estaba cambiando, así que lo acepté totalmente. Antes de dejar mi casa, estaba cómoda con mi rutina, mis lugares preferidos para estudiar, la cafetería a la que iba cada día, mi grupo de amigos, mi desplazamiento al trabajo, mi trabajo, mis planes de fin de semana, pero sentía que quería experimentar algo más. Sí, vivía en el área de la bahía de San Francisco, pero incluso esta zona es una burbuja en sí misma y yo no quería ponerme límites. Mi vida mientras estudié en el extranjero consistía en asumir riesgos y ponerme a prueba, en salir de mi zona de confort y crecer emocional e intelectualmente.

Mi viaje a Estambul fue el primero que hice sola, sin familia ni amigos ni ningún tipo de contacto. No sabía ni una palabra de turco, no tenía ni idea de dónde iba a vivir, no tenía la dirección de mi piso ni sabía dónde me iba a instalar. Aterricé una tarde con una intensa tormenta de nieve, me cobraron de más por el viaje en taxi, y me dejaron en la puerta de la universidad, donde dos hombres de seguridad, con quienes me comunicaba a través del traductor de Google, me ayudaron con el equipaje y me entretuvieron hasta que apareció mi casero.

Tienes que prepararte para asumir riesgos, ponerte a prueba, explorar y hacer cosas que te hagan sentir incómoda. No hay nada más estimulante que sumergirse en otra cultura para comprender y entender por completo a su gente, su dinámica y la historia de ese país y esa comunidad. No dudes en llevarte un diccionario de expresiones o en hacer un curso del idioma. Haz una lista de los platos más conocidos del país y proponte probar la variedad de comida (¡la comida callejera de los países extranjeros es siempre la mejor!). Busca antros locales o cafeterías y lugares con desconchones en la pared. Participa en unclub o equipo de la universidad o en una organización sin ánimo de lucro: conocerás a mucha gente maravillosa con intereses similares a los tuyos. Si te consideras una persona tímida, sal de tu zona de confort e intenta romper el hielo presentándote en la lengua del lugar. Buscar actividades o festivales locales es también una buena idea para capturar la cultura y las peculiaridades del país.

Si estás pensando en si estudiar en el extranjero o no, intenta hacer una lista de pros y contras de las razones. Uno de los principales motivos de mi decisión fue ponerme a prueba a mí misma y brindarme una experiencia que me cambiara la vida. La experiencia y oportunidad en el extranjero te dejará huella de más de una forma.

2. Ponte a prueba y atrévete

Además de salir de tu zona de confort, ponerte a prueba y marcarte objetivos van de la mano con sacar el máximo partido a tu experiencia en el extranjero. Estudiar fuera no trata solo de cursos académicos, sino también de recibir con los brazos abiertos la cultura del país o la ciudad, y también su historia y localización geográfica. Tendrás que integrarte en contextos diferentes: ir a comprar, pedir comida, usar el transporte público, viajar a diferentes ciudades o quedar con tus compañeros o profesores.

La vida debería ir de arriesgarse y vivir aventuras. La oportunidad de vivir fuera será una buena ocasión para obtener importantes habilidades para la vida y de vivir experiencias que te servirán en tu futura carrera profesional y en tus decisiones vitales generales, además de para descubrirte a ti misma. De lo contrario, acabarás sin historias, sin recuerdos y con una experiencia negativa. Ponerte a prueba no debería ser fácil.  Aquí tienes unas cuantas ideas para dar el primer paso y marcarte algunos objetivos que enriquezcan tu experiencia:

  • Visita un sitio del que nunca hayas oído hablar. Puede ser una playa, un restaurante local, un barrio o un lugar histórico. Aprovecha que está descubriendo la ciudad. Aventúrate. Disfruta de una tarde tú sola en una cafetería local o en un restaurante. Estando en el extranjero verás que comer y tomarse un café sola no es siempre algo por lo que compadecerse. Estar en el extranjero te cambiará la perspectiva y, definitivamente, merece la pena.
  • Responde con espontaneidad cuando alguien te invite a hacer algo o a ir a algún lugar nuevo. Proponte buscar oportunidades que no te veas haciendo en tu país de origen. Quizá descubras un nuevo hobby o interés o tipo de comida que acabe por enamorarte.

3. Hello! ¡Hola! Hallo! Bonjour! Marhaba! Merhaba! Ciao! Ni Hao!

La diversidad lingüística es un bonito concepto y pronto descubrirás idiomas con palabras y connotaciones que se solapan. Te recomendaría que te familiarizaras con algunas expresiones o saludos básicos en el idioma del lugar. Verás que hay muchos países donde el inglés es la segunda lengua y podrás apañártelas. Sin embargo, a los nativos les encanta que los extranjeros se interesen por aprender su lengua y su cultura. No estaría de más coger un libro con frases traducidas antes de llegar a tu destino. Tener una base y alguna noción de la lengua te ayudarán a no quedarte apartado. Además, verás que acabas por usar expresiones y palabras mientras estás de viaje y que te integras con la gente.

4. Planea escapadas de un día y de fin de semana

Aprovéchate del sitio en el que vas a vivir los próximos meses o el próximo año. Aunque puede que vivas en una ciudad, eso no significa que tengas que limitarte a ver solo esa ciudad. Te sugiero que planees escapadas de un día y de fin de semana a ciudades y países vecinos. Muchos países tienen unos transportes estupendos con trenes, autobuses, ferris y vuelos. Te sugiero que mires destinos para un fin de semana o que investigues lugares que te interese visitar. Puedes pensar en museos concretos, lugares religiosos o históricos. Busca, planea y diseña una ruta para explorar y vivir aventuras memorables.

Te aconsejo que no reserves viajes de fin de semana antes de llegar al país de destino. Antes de ir a Estambul, yo pensaba reservar viajes para Grecia o Egipto con antelación, pero me alegro de no haberlo hecho. Conocerás a gente que quiera viajar y experimentar el viaje contigo y siempre encontrarás algo que hacer, así que no sabes cómo afectarán las circunstancias a tus planes antes de llegar.

Te recomiendo no solo que viajes a países vecinos, sino que explores de verdad el país en el que estás. Yo planeé pasar mis vacaciones de primavera explorando Georgia y el este y el sureste de Turquía. Y lo planeé de camino, en el lugar donde me encontré con un par de amigos de mi programa y después conocí también a gente que iba por su cuenta. Y además, ¡hice couchsurfing por primera vez! Fue una de las experiencias más valiosas de mi vida. Es probable que nunca tengas tantas facilidades para visitar esa región: ya estás ahí y es mejor aprovecharse de las oportunidades que se te presentan.

5. Lleva un diario de viaje

Muchos de los amigos que hice mientras estaba fuera se arrepentían de no haber llevado un diario o de no haber documentado sus experiencias o sus viajes. Tanto si llevas un diario de viaje en el que escribas una o dos veces por semana como si escribes un blog para que lo lean tu familia y amigos, te recomiendo encarecidamente que lleves un diario de viaje para documentar tus recuerdos. Lo agradecerás cuando rememores tus experiencias y aquello que te permitiste experimentar o la gente que conociste. Yo me compré un diario de viaje de tamaño mediano durante mi primera semana en Estambul y me prometí a mí misma escribir al menos cada dos días o, al menos, tomar notas. También me guardé los folletos, postales y pegatinas que recopilé en mis visitas a ciertos lugares de las ciudades. Este diario de viaje será el mejor souvenir que puedas llevarte de vuelta a casa y será algo que conservarás toda tu vida.

6. Documenta tus viajes y tus recuerdos

Además de llevar un diario de viaje, recuerda hacer fotos y vídeos. Mucha gente que conocí me dijo que una cosa de la que se arrepentían era de no haber hecho suficientes fotos de lugares que visitamos o de la gente que conocimos durante nuestros viajes. Yo uso el móvil y una cámara digital cuando viajo al extranjero y aprendí a imprimir las fotos y a ponerlas en un álbum con los nombres de la gente y los lugares que he visitado. Es otra forma estupenda de conservar esos recuerdos. Cuando viajas por diferentes ciudades y países, conoces a gente por el camino que dejará huella en ti, a quienes querrás recordar y con quienes quizá te reencuentres en diferentes lugares del mundo. Recuerda: cuando estés en el extranjero, conocerás a gente de todo el mundo y es bonito poder reencontrarse con ellos años después en otro país y rememorar experiencias y recuerdos compartidos.

7. Limita el tiempo de teléfono o video con tu familia o seres queridos que se han quedado en casa

Estás en un país extranjero, lejos de tu familia y amigos, pero no te pases día y noche al teléfono con ellos. Te perderás la experiencia y los recuerdos que no vas a recuperar. Yo llamaba a casa casi cada día o cada dos días, pero era todo rápido y conciso. Quedamos en un día a la semana para hacer una videollamada y hablar de nuestra semana y de lo que habíamos hecho. Mi padre me animó a aprovechar al máximo lo que pudiera explorar y aprender mientras estuviera fuera. Estar lejos de casa es duro y puede ser difícil si sientes que tienes que estar constantemente atada a ellos o al teléfono mientras estás físicamente tan lejos. Sin embargo, si haces esto, es posible que te arrepientas y que te coartes con los retos, oportunidades, experiencias que puedes ofrecerte a ti misma. A algunos de mis amigos los visitaron sus padres, hermanos o parejas mientras estaban fuera, lo que les ayudó a darse cuenta de su crecimiento personal y de intereses mientras estaban fuera de su zona de confort y de lo que conocían.

8. Elige dónde vivir: residencia de estudiantes vs con la población local

Vivir diferentes situaciones puede ser estimulante, pero complicado, en especial cuando no tienes conocimientos previos o no estás familiarizada con una región o un país. Cuando estudié fuera, en Estambul, yo pospuse el vivir en una residencia de estudiantes porque quería meterme de lleno en la comunidad. Me puse en contacto con unos estudiantes turcos en nuestro grupo de Facebook y pude encontrar un piso a unos minutos del campus universitario. Mi piso estaba en un cercano barrio cerrado donde residían familias, estudiantes universitarios, jóvenes profesionales y personas mayores. Tenía una bonita vista del Mar Negro y del estrecho del Bósforo, podía ir caminando al mercado local y al transporte público y estaba a unos minutos del centro de la ciudad.

Compartía piso con otros 3 estudiantes internacionales con quienes pude conectar a diferentes niveles. Vivir en el campus, en una residencia de estudiantes no es mala idea: seguirías pudiendo establecer contacto con la gente del lugar y también tendrías acceso a diferentes recursos. Te recomiendo que busques comentarios sobre los barrios y sobre experiencias que haya tenido la gente con sus situaciones de convivencia para obtener una mejor idea de la comunidad en la que vas a vivir. También está la opción de vivir con una familia de acogida. Algunas de las personas que conocí viajando escogieron este camino y me comentaron que era una experiencia genial porque la familia los llevaba a restaurantes locales y les ayudaba a aprender el idioma.

9. Prepara el viaje

La mayoría de veces, cuando viajas al extranjero, tienes que prepararte tú misma el viaje. Cuando digo “preparar el viaje”, me refiero también al papeleo y las necesidades médicas. Te aconsejo que busques los requisitos de visado y vacunación de tu país de acogida. Los requisitos de visado de cada país dependen de la nacionalidad que tengas. Si es necesario, concierta una cita con tu consulado tan pronto como sea posible. En muchas ocasiones, solicitar un visado puede tramitarse también por correo, pero asegúrate por Internet o llama al consulado y habla con algún representante. Muchas

agencias te piden justificantes de vacunación antes de viajar. Pide cita a tu médico de cabecera y solicítale un chequeo y una revisión de vacunas. Los países de acogida quieren estar seguros de que estás sana antes de entrar al país.

Cuando compres un billete, compara precios antes de confirmar y comprar. Hay algunas opciones con precio reducido para estudiantes que pueden serte útiles. Busca la distancia y el transporte público entre el aeropuerto y tu destino, tanto si es una universidad o un piso, como si es un punto de encuentro con tu anfitrión. Yo compré un billete de ida a Estambul a través de studentuniverse.com. Dejé abierta la vuelta porque no sabía dónde acabaría y quería aprovechar la oportunidad de viajar por la zona.

10. Ten en cuenta el dinero

El mejor consejo que puedo dar es que ahorres tanto dinero como te sea posible antes de irte a estudiar fuera. Vivir en el extranjero te enseñará a gestionarte el dinero y a crearte un presupuesto si tomas consciencia de ello. Yo ahorré durante meses antes de irme fuera y cada vez que decidía hacer un viaje, tenía que prepararme en lo económico, no solo para los viajes mismos sino también para mis responsabilidades en casa. Recuerda: sigues teniendo que pagar la tarjeta de crédito a tiempo. Acuérdate de desconectar el móvil y de ponerte en contacto con tu banco para avisar de que estarás en el extranjero para que no te retengan dinero. A menos que recibas ayuda económica de tus padres o de algún ser querido, tus ingresos en el extranjero van a ser mínimos. No querrás tener que privarte de ciertas experiencias o actividades por el tema económico.

Verás que la mayoría de países usa tarjetas de crédito o débito con chips. Si tienes esto en cuenta, no tendrás que preocuparte de viajar con un puñado de efectivo. Es importante notificar al banco e informarles de tus planes de viaje, pero asegúrate de tener una tarjeta de emergencia por si tu banco descubre alguna actividad fraudulenta. La mayoría de países cuenta con cajeros automáticos también, pero ten en cuenta que se te cobrará un cierto porcentaje de comisión por transacción internacional y que es posible que algunos comercios te cobren una comisión adicional por usar la tarjeta de crédito.

Puedes vivir tus sueños si los haces realidad y aprovechas al máximo las oportunidades y las experiencias. Cuando estés en el extranjero, vas a estar siempre ocupada conociendo a gente nueva, probando comida nueva, viajando a ciudades y países nuevos, poniéndote a prueba a ti misma día sí y día también y, sobre todo, pasándolo bien y disfrutando de la vida desde una nueva perspectiva. Vivir en un país extranjero es una experiencia que te cambia la vida en más de un aspecto, sea en lo educativo, personal, profesional y/o intelectual.