¿Cómo describiría la importancia de los microbios?

Los microbios son la fuerza invisible que hace que el planeta funcione. Son los protagonistas de los ciclos elementales, así que la cantidad de algunos gases en la atmósfera puede ser controlada por microbios. Formas de vida más avanzadas no podrían ser posibles sin microbios, son la base de la cadena alimenticia y viven en nuestros intestinos. El cuerpo humano en sí es solamente un 10% de células humanas y un 90% de microbios. Son esenciales para la experiencia humana.

Los microbios también son extremadamente útiles. Muchos antibióticos son producidos en la naturaleza por microbios para repeler a sus competidores o depredadores. Básicamente, estamos usando el resultado cuidadosamente elaborado por millones de años de evolución para mejorar enormemente la salud humana. Y al haber tantas especies diferentes de microbios, estos organismos unicelulares contienen la gran mayoría del material biológico del planeta. Si imaginamos que cada gen es un libro, la biblioteca de los microbios es mucho, muchísimo más grande que la de las plantas o los animales. Hay historias que ni siquiera podemos imaginar, “historias” que ayudarán a la sociedad humana de maneras aún desconocidas.

¿Cómo sobreviven los microbios en esas condiciones tan extremas que ha mencionado?

Hay muchas formas de adaptación, cada una ingeniosamente adaptada al reto al que el microbio se enfrenta. Por ejemplo, organismos que viven en condiciones muy saladas generan moléculas dentro de la célula que nivelan la diferencia de sal. Sin estas moléculas protectoras, el agua se derramaría en el ambiente más salino, secando así las células. Organismos resistentes a la radiación lo hacen de forma diferente. La radiación rompe el ADN, haciendo imposible la producción efectiva de proteínas y así, seguir el curso normal del metabolismo y la vida. Pero estos microbios han generado un rápido sistema para reparar el ADN.

Es también importante darse cuenta que el término “extremo” es completamente subjetivo. Los extremófilos de los que estamos hablando han estado evolucionando tanto tiempo como lo hemos estado los humanos, y ellos considerarían nuestras condiciones óptimas para vivir como complicadas. Si un microbio está bien adaptado para vivir a 200 grados, Los Ángeles en otoño le parecería un páramo helado.

¿Cómo nos ayuda esto a entender la posibilidad de la vida en el espacio exterior?

Desde tiempos inmemoriales la astrobiología se ha preguntado ¿Cómo será la vida en otros lugares del universo? ¿Serán hombrecillos verdes? Seguramente no. Las formas de vida estarán metabólica y estructuralmente configuradas para arreglárselas lo mejor posible en su medio ambiente concreto, como dictan los principios de la evolución. Por lo que no sabemos realmente qué es lo que estamos buscando.

Pero dado que solo tenemos un ejemplo de cómo es la vida (la vida de la Tierra) nuestra búsqueda en otros lugares está determinada por lo que sabemos. Asumimos que las leyes de la física y el comportamiento de los elementos actúan de forma similar en otros planetas, lo que daría lugar a biologías y mecanismos con los que estamos familiarizados. Esto podría estar completamente equivocado (la vida podría ser diferente, quizás no basada en el carbono, algo que sería muy emocionante) pero es el mejor marco para investigar que tenemos. Entender la demencial diversidad de la vida en la Tierra y las cosas increíbles que puede hacer amplía dónde podemos buscar, nos permite el buscar cosas más allá de la Tierra que de otro modo no tendríamos ni idea que existiesen.

¿Qué es exactamente la astro-virología?

Es el estudio de los extremófilos, que junto con el aumento del secuenciamiento genético, nos ha enseñado que la vida es omnipresente, hay millones de células en cada bocanada de aire, en nuestras barrigas, en lo más profundo del océano, incluso dentro de las rocas de la corteza terrestre. Pero incluso más abundantes son los virus, esos pequeños paquetes de ADN que pueden usar la maquinaria molecular de un microbio para hacer copias de sí mismo.

Tanto si los virus son o no formas de vida es otro asunto, pero sí que actúan como un componente crítico de la biosfera, trasladando información genética, determinando la evolución y ocasionalmente, matando multitud de células. Aún con el enorme número de microbios que existen en el planeta, probablemente existen al menos diez veces más virus. Son pequeñísimos y difíciles de encontrar, pero hay quien ha propuesto que los virus pueden ser un buen objetivo en las misiones en búsqueda de vida. Y dado que los virus no se pueden replicar por sí mismos, ver virus indicaría la presencia de células viables: el primer síntoma de vida más allá de la Tierra podría ser un virus, la misma entidad que la mayoría de gente asocia con muerte y destrucción.

¿Qué hemos aprendido de la misión Curiosity a Marte?

Pues por ejemplo, Curiosity ha contribuido enormemente a nuestro conocimiento de cómo construir, dirigir y operar una misión robótica a otro planeta con éxito. La complejidad de la misión es abrumadora y los detalles logísticos de cómo comunicarse con el vehículo, cómo crear un consenso sobre sus actividades o cómo optimizar el uso de los instrumentos son problemas realmente complicados. Creo que la NASA tiene mucho que enseñarle al mundo a la hora de dirigir y organizar.

Científicamente, unas cuantas cosas han sido especialmente intrigantes. La superficie marciana parece contener alrededor del 2% de agua, y el agua que solía fluir alrededor del Curiosity era, básicamente, agua fresca potable. Se ha descubierto un nuevo tipo de roca ígnea que apunta a formas de vida más complejas en el interior de Marte (los movimientos magmáticos en el interior del planeta todavía son un gran misterio). El Curiosity está ahora mismo de camino al montículo central del Cráter de Gale, donde capas y capas de roca se elevan hasta el cielo rojo. Esas capas son la evidencia de los distintos periodos del pasado del planeta, y con suerte, el Curiosity será capaz de descubrir las pistas.

¿Por qué es importante seguir explorando?

La exploración es uno de los rasgos más característicos de los humanos, algo que está arraigado en nuestra especie y que ha contribuido a nuestro éxito durante milenios. Debido a nuestra necesidad constante de nuevas fronteras y nuevos conocimientos (incluso antes de decidir si son conocimientos útiles) siendo capaces así de anticipar nuestras necesidad futuras y controlar los riesgos de cualquier otro reto en particular.

A veces es difícil ver exactamente cómo la exploración mejora nuestro día a día, pero la historia nos ha enseñado que las sociedades son más fuertes y más económicamente dinámicas cuando están explorando. Ir más allá de los límites, en un sentido físico, a menudo conduce a fomentar el pensamiento innovador en cuanto a tecnología o arte, promoviendo una actitud receptiva hacia nuevas ideas y todo esto gracias a la mecha que prende la exploración.

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Jeffrey Marlow es un estudiante de postgrado en Geología y Ciencias Planetarias en el Instituto Tecnológico de California. Estudia exóticos metabolismos microbianos en algunos de los lugares más extremos en la Tierra, en un intento de entender los límites de la vida, tanto aquí en la Tierra como más allá. Ha perseguido estas formas de vida por ríos ácidos, cuevas de hielo, desiertos, los Andes y las profundidades de los océanos. Ha trabajado para la NASA en los proyectos de exploración de Marte, la sonda Phoenix Mars Lander y en el Laboratorio Científico de Marte. Marlow también ha trabajado para el equipo de marketing de Google y escribe para Wired.

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