GLOBAL. Los alimentos vivos o vitales son todos aquellos que poseen vitalidad intrínseca, vida en potencia dentro de sí mismos. Por ejemplo, una col se mantiene durante tiempo viva después de recolectarla, lo mismo ocurre con la zanahoria o la manzana.

Si nos remontamos al antiguo Egipto, nos encontramos que en las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos, se encontraron granos de cereales que los egipcios dejaban a sus faraones para que tuvieran alimento en la vida del más allá. Miles de años después se ha comprobado que estos granos podías germinar y reproducirse porque estaban aún vivos, frescos y sin proceso de degradación.

Estos alimentos nos aportan energía vital pues nos proporcionan vida. Y sólo proporciona vida lo que la tiene.

La alimentación basada en los alimentos vivos es la alimentación idónea para el ser humano. Cuando el cuerpo humano se alimenta principalmente de ellos, toma la energía vital, lumínica, cromática y calorífica de los alimentos en las mejores condiciones. Después las aprovecha con gran eficiencia, porque cuando se ingieren alimentos de tanta pureza, se necesita un mínimo consumo energético para realizar su digestión, metabolismo y eliminación.

Los alimentos vivos o vitales no se limitan a los de la estación, que están frescos, tiernos y recientes. También existen otras formas de preparar alimentos de una extraordinaria calidad, como son la fermentación y la germinación.

El principal factor curativo en la cocina es el consumo diario de alimentos fermentados y alimentos germinados.

Estos alimentos son fáciles de digerir, ricos en enzimas, proveen un medio ambiente ácido necesario para mantener un colon saludable, previenen la cándida, y son fuente de vitamina C que ayuda en la prevención y tratamiento del cáncer y de la anemia.

Los fermentos o bacterias bióticas transforman el alimento convirtiéndolo en un alimento más vivo todavía, evitando su descomposición, permitiendo que dure más tiempo y que podamos comerlo durante largos períodos, ejemplo de ello son el chucrut o las ciruelas umeboshi.

El chucrut que se vende en los comercios no suele ser una buena fuente de bacterias porque se encuentra pasteurizado. La pasteurización es un proceso de calor que alarga la vida útil del alimento pero que a la vez destruye las bacterias bióticas que nos interesa comer vivas.

Los alimentos vivos están crudos, pues el calor los mata. Como la digestión comienza en la boca es fundamental atender a la masticación, con ella sustituimos el papel de la cocina y la cocción, que se hace gracias a los dientes y la saliva.

Otra modalidad de alimento vital son los germinados, ricos en enzimas. Son los brotes de las semillas o los cereales y constituyen el mejor alimento que podemos consumir. La enorme cantidad y variedad de vitaminas y minerales contenidas en una semilla o en un cereal explosionan una vez son germinadas. Son alimentos vivos que pueden transmitirnos su energía vital. Son extremadamente ricos en vitamina C. Ayudan a combatir los desórdenes digestivos y la anemia, y son grandes depurativos y reconstituyentes a nivel general. La germinación representa la técnica más efectiva para aportar a nuestro organismo energía vital concentrada.

Los germinados son la base del “rejuvelac”, una bebida depurativa fermentada que se obtiene macerando una cucharada sopera de germinados en un litro de agua, durante 48h. El rejuvelac es un probiótico o alimento que favorece la regeneración de las bacterias beneficiosas que viven en nuestro tracto intestinal y que nos ayudan a hacer propios los nutrientes que nos llegan con los alimentos. Se puede tomar un cuarto de vasito al día después de colarlo.