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Año 1962. A los negros se les prohíbe comer en los mismos establecimientos que a los blancos. Nuestro color parece ser demasiado infeccioso como para usar los mismos baños públicos. Los jóvenes se sientan frente a las barras de los comedores y en la parte delantera de los autobuses en medio de protestas y boicots, luchando por que se acabe toda esa locura. Y así fue. A pasos agigantados, la Norteamérica caracterizada por filas separadas por color tuvo el suficiente impulso y tenacidad para convertirse en una forma, esta vez más veraz, de igualdad. Pero, a pesar de estos avances, ¿podemos afirmar que nuestro país está donde debería estar en cuanto a vínculos raciales?
Hoy en día existe una gran tensión racial en Norteamérica. Y no es que esto sea una novedad pero, en gran medida, Internet proporciona una plataforma perfecta para compartir experiencias de ignorancia y prejuicios. El caso Ferguson es un ejemplo. Lo importante es darse cuenta de que esto no es una mera “cuestión de color”.
Es una “cuestión de gente”. Si crees que todas las personas son iguales sin importar raza, sexo o discapacidad, no deberías enfrentarte a las personas que cuentan sus historias, sino que deberías luchar por que mejoren las condiciones en las que vivimos. Debemos estudiar las cosas que hacen diferentes a los demás de nosotros mismos, aceptando cada anomalía como un motivo más por el que amar a esas personas. Permitir que estas diferencias nos separen no hace más que debilitarnos. Entiendo que soy un poco idealista, pero esa es una cualidad que John Fitzgerald Kennedy reconoció tener y reverenció en su juventud, por lo que difundir mensajes para todos aquellos que aún creían que el límite es el cielo fue su mayor prioridad. Somos lo suficientemente mayores para luchar por el cambio. Esta es nuestra realidad: es hora actuar.
Una breve historia:
Los problemas que tenemos en nuestro país no son cosa nueva. Vietnam. La esclavitud. El sendero de lágrimas. La gente lleva luchando por sus derechos desde el amanecer de nuestra nación. Lo que nos convierte en un unicornio es nuestra capacidad de crecer y avanzar como país. En este momento, los jóvenes tenemos que recordar el poder que tenemos.
En 1960, los estudiantes de universidades norteamericanas se sentaban en los comedores y cogían el autobús para recorrer el país y mostrar signos de unidad; tanto blancos como negros hacían esto juntos. Ambos creían que había injusticia en América, tanto es así que estaban dispuestos a cambiar la situación ellos mismos.
En 1964, un grupo de estudiantes se manifestaron contra la intervención de Estados Unidos en Vietnam.
En 1977, universitarios de todo el país iniciaron una marcha en contra del uso de armas nucleares.
En 2007, en respuesta a la demostración de “poder blanco” del Ku Klux Klan, el ARA (“acción anti-racismo”), se unió a su campaña, vestidos de payasos, esperando que el KKK gritara la famosa frase: White power (“poder blanco”). “White flour?” (“¿harina blanca?”). Y entonces lanzaban harina por el aire. “White power!”. “White flowers?” (¿flores blancas?”). Y entonces se intercambiaban flores. “White power!”. “Wife power?” (“Poder de esposa”). Brillante.
¿Qué tenían otras generaciones que la nuestra no tiene? Unidad. ¿Qué tenemos nosotros que otras no tenían? Echemos un vistazo.
Actualmente:
Puede que los precursores del cambio en generaciones previas a la nuestra tuvieran un peinado afro perfecto y atuendos de lo más psicodélicos, pero nosotros tenemos algo que ellos no tenían: Internet.
La habilidad de las personas para expresar sus ideas en Internet está trayendo consigo muchos beneficios, puesto que nos permite introducirnos de lleno en las experiencias de los demás. Podemos medir la temperatura de la exaltación pública de un tema concreto. Podemos expresar nuestra propia opinión y leer los pensamientos de otros, creciendo personalmente, espero, al leer otras perspectivas que no habíamos considerado antes. Pero debe haber acción en un momento determinado. Si nosotros cambiamos nuestra manera de ver las cosas pero no intentamos cambiar las instituciones, entonces, ¿cómo vamos a dejarle un planeta mejor a aquellos que vengan detrás de nosotros? Muchas universidades han usado Internet como plataforma para difundir mensajes sociales al mundo. Es un buen inicio. Es importante actuar en el mundo digital, pero es de vital importancia, también, dejar claras cuáles son nuestras ideas en el mundo real.
PASOS A SEGUIR PARA LUCHAR: educación, organización, acción
Por si no te has dado cuenta, esto es un llamamiento a la acción.
Te lo estoy diciendo a ti. Me lo estoy diciendo a mí. Es hora de pasar de la pasividad de escribir un mensaje polémico en Facebook a la verdadera acción. Hay tres pasos clave a seguir para llegar a la próxima revolución.
Primer paso: la educación.
Para lograr un impacto rotundo, hay que instruirse. Da igual qué causa decidas seguir, debes conocerlo todo acerca del asunto que trate y cómo poder defenderlo.
Repaso de 5º grado: “El Congreso no podrá hacer ninguna ley […] limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios”.
Algunas universidades incluso tienen unas directrices sobre qué es “correcto” y qué no a la hora de concienciar a los demás para asegurar una política escolar particular.
Estos son nuestros derechos. Necesitamos saber qué pasos tomar para acercarnos al problema. Lo primero es identificar y definir el problema a tratar y averiguar quién lo causa. Investiga al respecto. Sé competente.
Podemos usar los maravillosos beneficios de la comunicación instantánea para coreografiar flash MOBS, bailes y difundir el buen rollo del tema “Happy”; ¿por qué no usar este derecho para reunirnos pacíficamente y enviar un mensaje? Haz algo que marque la diferencia.
Segundo paso: organización
A pesar de ser radicales hasta el punto de crear disputas, el Black Panther Party (partido pantera negra) poseía algo inestimable: solidaridad. Para crear un movimiento generalizado, se necesita organización. Se puede empezar reuniendo a un grupo de amigos que tengan ideas en común y ganas de actuar. Surgirán ideas y se organizarán solas. Pero, ¿y si esas mismas ideas la compartieran también otras organizaciones en tu campus? Sería gratificante si toda una universidad se uniera para cambiar las cosas. ¿Y si todos los estudiantes tuvieran la visión de hacer lo mismo, el mismo día y a la misma hora? Esa es la definición misma de un “movimiento”. ¿Vas a hacer una lista de acciones en cualquiera que sea la organización a la que has decidido apuntarte este año.
No se puede ignorar la fuerza del liderazgo. No es coincidencia que Mahatma Gandhi y Martin Luther King tuvieran tanta repercusión en el mundo. Todo comenzó con una idea común y una meta compartida. Nadie sabe quién será nuestro próximo líder. Al igual que Katniss resurgió de sus cenizas, es hora de crear nuestro propio sinsajo.
Tercer paso: actuación
No es suficiente con creer y nunca actuar. Elie Weisel lo dejó claro: “Debemos tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al torturador, nunca al torturado”.
Es la hora. Somos una generación que aprecia el servicio y el buen hacer, ¿nos vamos a sentar y dejar que los problemas nos pasen de largo? ¿Vamos a unirnos a organizaciones concebidas para cambiar las cosas para después atribuirle a la “política” o la “pereza” nuestra inactividad? ¿En serio, joven América?
Creo que somos mejores que eso, así que tenemos que educarnos, organizarnos y actuar. ¿Estás dispuesto a unirte a la sentada del siglo XXI? Primero debemos definirlo. ¿Cómo es? Somos los precursores de este movimiento. Tenemos el poder de innovar y mejorar el camino que construyeron aquellos que vinieron antes que nosotros.
Echemos un vistazo a algunos reyes y reinas de la acción:
Maya Angelou, una persona relativamente normal que se percató de un problema, se hizo a sí misma la pregunta clave: “¿qué vamos a hacer para cambiar la situación?” y trató de dar con varias soluciones. Reunió a un grupo de amigos que se dedicaban a la actuación, la poesía o el arte en general para producir una obra de teatro sobre las relaciones raciales que logró cambiar el juicio de muchas personas.
- Se puso en contacto con varios movimientos sociales para ver cómo podía contribuir con ellos.
- Reunió a varios amigos escritores para ganar visibilidad y que no se pasara por alto el asesinato de un líder. Fabricó pinzas para el pelo con velos negros y los repartió entre las masas. Se acercó al parlamento y se puso en pie, en silencio, en una muestra de disconformidad.
- Compartió su historia con otras personas para que se supiera la verdad.
Hellen Keller usó su privilegiada posición para hacer entender a la gente las penurias que pasaban las clases bajas y las desigualdades de las que eran víctima por sus desventajas.
- Impartió clases para que no se pudiera poner como excusa la ignorancia nunca más.
- Recaudó dinero para causas que no han pasado a la historia.
- Instauró la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, una organización dedicada a la preservación de los derechos básicos de los ciudadanos.
- Luchó contra los privilegios de las clases altas, así como por los derechos de los ciegos y sordos.
Martin Luther King, que no dudó en usar su liderazgo nato para promover la igualdad.
- Abogó por los movimientos pacifistas.
- Lideró el boicot de autobuses y la marcha en Washington.
- Difundió el amor agape para todos.
Año 2014. Las personas de color de todas las clases manifiestan tener vidas sujetas a las desigualdades. Aún tenemos que desmantelar un sistema de opresión que se implementó en el nacimiento de nuestra nación y que todavía nos afecta. Hay niños que mueren sin motivo alguno. ¿Vas a actuar? Cuando tus hijos hagan preguntas sobre este momento concreto en la historia, sobre nuestra gran nación… ¿le dirás que hiciste algo para cambiar las cosas?