Puesto que en este tercer milenio todo el conocimiento se encuentra a un clic de distancia gracias a Internet, el papel de los profesores no es tanto el de enseñar determinadas áreas de conocimiento sino el de ejercer el coaching para asesorar a los jóvenes y acelerar su progreso hacia el futuro. Esta ha sido una de las ideas remarcadas el pasado lunes 20 de octubre por Marc Prensky (pensador sobre la educación y creador del concepto «nativo digital») en la conferencia «El mundo necesita un nuevo currículum», celebrada en la Universidad Camilo José Cela. Así, la profesión se hace más necesaria que nunca pero su trabajo cambia porque debe basarse en el aspecto humano.

En el plan de estudios actual, el máximo objetivo es cumplir con eficacia y son los propios alumnos los que tienen que averiguar cómo desarrollar las tareas. Frente a esto y en opinión de Prensky, los profesores deberían enseñarles cualidades para que aprendan a ser buenas personas, competentes, flexibles e independientes. También deben impartirse los aspectos que determinan el éxito: la empatía, la ética, el couching o la resolución de conflictos. Son elementos imprescindibles porque conllevan cambios en todos los aspectos de la vida, desde las relaciones personales hasta el trabajo o la salud.

El gran cambio educativo que Prensky considera esencial no supondría la eliminación de materias tradicionales como las ciencias, la lengua o las matemáticas. Se trata más bien de individualizarlas según las pasiones de los propios estudiantes, ponerlas al servicio de los proyectos que verdaderamente les importan para incentivar su motivación. También es necesario crear nuevas bases de pensamiento, acción y relaciones efectivos y de logros eficaces en el mundo real. Esto incluiría el aprendizaje de aspectos como el pensamiento creativo, adaptabilidad, liderazgo, emprendimiento, programación de máquinas o colaboración en equipo. Por ejemplo, cree que todos los profesores y alumnos deberían haber trabajado con unas Google Glass, y que en clase podrían utilizarse herramientas como Twitter o Skype para que los alumnos intercambien sus posturas con estudiantes de otros países en tiempo real.

De acuerdo con el visionario americano, la educación actual sigue el mismo modelo del siglo XIX y no se ha adaptado al nuevo contexto tecnológico. Opina que es importante que los niños sepan qué deben estudiar para aprobar o llegar a la universidad pero que, si no nos centramos en nada más allá, «perderemos el tren» hacia el futuro. Pero no se trata de acudir a nuevos contenidos o de adaptar las tecnologías del siglo XXI a la educación tradicional. Por el contrario, es necesaria toda una metodología nueva y su efectiva aplicación en todos los niveles educativos, y tanto en los países ricos como en aquellos con menor desarrollo tecnológico.

Lejos quedaron los exploradores a la vieja usanza, como Cristobal Colón. Según Marc Prensky, en la era tecnológica todos nos convertimos en exploradores; por tanto, y puesto que esta nueva educación no existe aún en ningún lugar, somos nosotros quienes debemos crearla. Nos constituimos así en parte de un experimento mundial para descubrir hacia dónde se dirige la educación. A pesar de muchos padres pueden presentar cierto rechazo a que se prueben nuevos modelos con sus hijos, Marc Prensky hace hincapié en que es algo esencial porque aún no se sabe cómo debe ser la educación en el nuevo contexto, y la única forma de averiguarlo es el impulso de experimentos.

Todo esto debe comenzar a hacerse cuando antes, pues «a los estudiantes se les está preparando para el mundo de ayer». Sin embargo, el contexto actual es muy diferente al del pasado, como el propio Prensky muestra a través de las siglas VICA: se caracterizaría por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad. Es decir, es un mundo donde los nuevos descubrimientos se suceden a un ritmo vertiginoso y donde ya no podemos estar seguros de nada. Además, provoca nuevas actitudes respecto a conceptos como la propiedad intelectual, el amor, el dinero, la seguridad, la propiedad privada o la privacidad (por ejemplo, vendemos nuestros datos personales en Internet a cambio de descuentos). Este cambio acelerado e imparable crea una gran ansiedad en los estudiantes.

Pero no todo son desventajas. Muy al contrario, la tecnología nos ayuda enormemente. Prensky habla de que es el momento de los «cerebros extendidos», ya que podemos conectarnos en tiempo real con miles de personas de todo el mundo. Si antes necesitábamos libros, despertadores, cámaras y aparatos de entretenimiento, ahora lo tenemos todo en el móvil (a lo que debemos añadir nuevos dispositivos como los wearables o los sensores).

De este modo, el pensador se muestra optimista y piensa que estamos en la base de lo que puede ser un mundo nuevo y fantástico, lleno de innovación, creatividad, espíritu emprendedor y sabiduría digital. Es por ello que no podemos dejar de probar nuevos métodos e incluso de mejorar aquellos que obtengan resultados positivos. Y es que, si el primer milenio se caracterizaba por el cultivo y la recolecta y el segundo por construir objetos físicos, el tercer milenio es el momento de explorar nuevos lugares, sobre todo virtuales.

La conferencia, que se ha desarrollado con un tono positivo y alentador, ha inaugurado el ciclo «Desafíos para el aprendizaje del siglo XXI» organizado por UCJC EDUCA, y ha contado con la colaboración de la Fundación Felipe Segovia y la Institución Educativa SEK.