MADRID, ESPAÑA. Este año 2015 se prevén muchas citas con las urnas: las elecciones municipales, las autonómicas catalanas o las elecciones en otros países comunitarios; que pueden afectar a nuestro entorno, como el caso de las próximas elecciones griegas. Aparte es posible que se den otras convocatorias que se pueden adelantar por razones estratégicas de quienes tienen la capacidad para convocarlas. En este entorno pre-electoral, las encuestas electorales aparecen como las setas de otoño.

La demoscopia trata del estudio mediante encuestas de las opiniones, gustos y comportamiento de un grupo humano. En el caso de la política, la más utilizada es la demoscopia electoral con el fin de conocer la intención de voto de los ciudadanos.

Aunque la cuenta de resultados de los partidos políticos se mide en votos, para lo que son necesarias unas elecciones, a falta de esta medida directa, los partidos y los medios de comunicación usan las encuestas como barómetros para ver tendencias y, en algunos casos, corregir sus políticas o las de sus oponentes.

Para un político es el examen a que es sometido por los ciudadanos en las elecciones la prueba final que no permite recuperaciones, por ese motivo, conocer con antelación a la cita electoral la opinión de los votantes es un tema que preocupa a todos los candidatos. Winston Churchill afirmaba que para un político no hay nada peor que vivir pendiente de una encuesta electoral. Este gran estadista, que conoció su derrota en las urnas con anterioridad a las elecciones mediante los datos pronosticados por una encuesta del mismo Gallup, sabía bien de que hablaba.

Las encuestas permiten ver tendencias, y sin duda en estas últimas aparecidas en medios de comunicación, resalta sobre todo el crecimiento formaciones que pronostican un fin del bipartidismo. Pero no deja de ser curioso comprobar como dependiendo del medio (o del partido político) que publica los resultados estos sean tan distintos. Además siempre con una especial inclinación a favorecer a quien los publica. Podría pensarse que en lugar de usar las encuestas para saber que opinan los ciudadanos se quisieran usar para decirles lo que deben de opinar.

El problema en este tipo de resultados es la falta de información en cómo se han estimado. Lo que comúnmente se conoce como cocina de los datos. Normalmente esta “cocina” se basa en utilizar un modelo de estimación que conlleva la ponderación de los datos por recuerdo de voto imputado y aplicación de modelos que relacionan la intención de voto con otras variables. Razón por la que la aplicación a los mismos datos con otros modelos dan lugar a estimaciones diferentes. Esta cocina de los datos debería ser también publicada en la propia ficha técnica que por ley debe de adjuntarse con los resultados de una encuesta.

Desde una perspectiva estadística, la dificultad consiste en estimar un intervalo de confianza, o lo que suele denominarse horquilla de la encuesta, dado un tamaño de muestra y un error de muestreo. Por ejemplo, cuando se dan resultados diferentes de la misma encuesta lo más frecuente es que estas diferencias no sean estadísticamente significativas, debido a que dado el tamaño muestral de esta encuesta da una horquilla demasiado grande para que puedan considerarse que existe un claro ganador.

De todos modos, los resultados que se extraen en estas fechas sólo pueden dar una idea de las tendencias y difícilmente permitirán extrapolarlos a resultados finales. Además dado el panorama cambiante que experimentan los partidos políticos, con cambios de candidatos de última hora o con la aparición de nuevas coaliciones hace temerario pronosticar a estas alturas cual será el vencedor en las urnas.

Sin duda, una de las características que tienen estos estudios demoscópicos es su sesgo hacia un determinado color político. Cada vez son más patentes la presentación de resultados que favorecen la ideología dominante del medio que los publica. Muchos de estos resultados son consecuencia de preguntas intencionadas para conseguir una determinada respuesta. Un claro ejemplo de esta manipulación en la pregunta podría ser el realizado recientemente sobre la opinión de la subida de las pensiones: mientras la pregunta de un medio era si la autonomía tiene la LIBERTAD para subir las pensiones; el otro medio preguntaba si las pensiones deberían ser IGUALES en todas las autonomías. Claramente las respuestas a ambas preguntas para un mismo individuo podrían ser totalmente distintas, ya que en las dos se usan términos como libertad e igualdad que todos veríamos como razonables. Aunque lo que es evidente es que detrás de estos estudios está clara cierta manipulación premeditada de la pregunta para conseguir una determinada respuesta, por lo que ante un mismo tema se podrían obtener resultados contrapuestos.

La demoscopia electoral es una técnica que necesita de un análisis detallado, no sólo del diseño de la encuesta, sino también de la selección adecuada de la muestra: bien seleccionando mesas testigo que permitan minimizar el tamaño muestral; o bien introduciendo variables que posibiliten la estimación de la veracidad de las respuestas. En ambos casos el correcto tratamiento estadístico de los datos es algo necesario y debe ser conocido por los interesados en el estudio.

El modelo de encuestas actual también se está viendo desbancado por otras formas de comunicación como son las redes sociales y el uso masivo de Internet. Así, uno de los ejemplos de éxito más notorio del empleo de encuestas electorales mediante la red es el desarrollado por Nate Silver, estadístico de Chicago que predijo correctamente el voto en las últimas elecciones presidenciales americanas en al menos 50 estados antes de emitir un solo voto. Silver predijo, con una probabilidad del 90.9%, la reelección de Obama, usando sólo el análisis de los datos de opinión de Google.

En una reciente entrevista, Silver comentaba que la estrategia es no hacer caso de lo que dicen los políticos y analizar sólo los datos públicamente disponibles. La mayoría de los observadores políticos tienden a sobrevalorar la importancia de una metedura de pata o un debate -siempre hay excepciones -, pero, en general, las encuestas proporcionan un punto de referencia fiable, pero el público, que tiene vidas reales y no está constantemente consumiendo noticias políticas, tiene unas preocupaciones que pueden diferir de la opinión de sus representantes políticos y las tendencias observadas en Internet reflejan mejor estos movimientos de opinión que las propias encuestas.

Por tanto, los medios tradicionales de diseño del muestreo mediante encuestas es un procedimiento que está quedándose obsoleto, dados los cambios sociales experimentados por los votantes, en especial aquellos más jóvenes que pueden hacer cambiar los resultados de una votación. Internet representa ya un reto para este tipo de estudios. Es conocido el hecho de que en los dos últimos años se han producido más datos que en toda la historia de la humanidad, por este motivo temas como el estudio de grandes cantidades de datos, lo que ya se denomina “Big Data”, son herramientas, que deben de ser tenidas en cuenta en futuros estudios demóscopicos.