ALEMANIA. La libertad, aquel 27 de enero de 1945, se entendió como nadie, nunca antes, fue capaz de explicar, por este motivo se celebra el 70 aniversario de la liberación de las víctimas de Auschwitz-Birkenau, el momento, en el que las razones de un mundo, creado injusto, encerrado y lleno de miedo, desaparecieron.

Tras la invasión de Polonia por las potencias del Eje, encabezadas por Alemania, en la Segunda Guerra Mundial, el mundo cambió para siempre y construyó el recuerdo más triste, sobre el que sentimos el deber de mantener en la memoria, como parte del peor pasado y con la necesidad de pensarlo en el presente, para mantenerlo lejos en el futuro.

El odio a lo diferente se apoderó del mundo y creo una ideología, que sin derechos humanos, creaba un lugar sin sitio para los judíos, que eran destinados a otros, repletos de violencia y miedo, donde los distintos eran juzgados y las semejanzas ignoradas.

Dejaron huellas, aquellas victimas del Holocausto que sintieron su voz silenciada, guardaron sus gritos para tiempo mejores, que consiguieron soportar el paso del tiempo.

Desde entonces no paramos de escuchar silencios convertidos en gritos, que relatan desde 1939 hasta 1945, años llenos de vida entre la muerte, donde los supervivientes narran el dolor del cuerpo y la mente, mirando al pasado y recuperando los ojos de esperanza de aquel momento, mientras esperaban el fin de aquella situación.

Seis millones de judíos no vieron el paisaje que soñaban, rendidos por el cansancio y la muerte a la que eran conducidos, aun así, sus silencios no desaparecían, eran recogidos por nuevas voces que gritarían como ellos mismos pasado un tiempo, que 70 años después, ha llegado…

Regina Endelberg sobre el momento de la liberación: “La vida cambió, llevaba mucho tiempo haciéndolo, pero nosotros tomamos consciencia en un instante, nos trasladaron y nos dijeron: “No se preocupen, ustedes van a ahora a un lugar bueno, seguro, donde no les va a faltar de nada, cojan sus pertenencias, llévense todo lo que quieran”

Rudolf Vrba sobre Auschwitz: «Había un lugar llamado la rampa, a donde llegaban los trenes con los judíos. Llegaban día y noche, a veces un tren por día y a veces hasta cinco… Constantemente desaparecía gente del corazón de Europa y llegaban al mismo lugar, sin sospechar cuál había sido la suerte de quienes llegaron antes que ellos. Y toda esa gente… yo sabía que en dos horas el 90% de ellos morirían en la cámara de gas.

Ruth Brand: “Me gusta pensar que a mí me permitieron sobrevivir, para que luego pudiera contar lo que había sucedido allí, para trasmitir al resto del mundo un mensaje y no solo para recordar a nuestra familia, sino para asegurarnos que nunca jamás vuelva a suceder algo igual”.

Millones de historias en voces, películas, cuentos, canciones y comics de ilustraciones conmovedoras, que recuerdan la historia de un tiempo, que nunca debió ocurrir, y que su existencia nos obliga a que jamás debemos olvidar.

Para siempre, queda recordar la historia, cada día, cada instante, cada idea, cada nuevo discurso político, que escuchemos hoy en el mundo, cada símbolo de poder por encima de otros, cada sentimiento de superioridad hacia los iguales, recordar también, el odio y el miedo, aunque sea en ocasiones doloroso, solo así, podremos mantenerlos lejos.