El desarme y la restricción de armas nucleares son algunos de los puntos importantes del Tratado de No Proliferación Nuclear, escrito en julio de 1968 y firmado por 190 países. Solo hubo cinco excepciones en el tratado, en la que los países podían mantener la posesión de armas nucleares. Los cinco países son además los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: China, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, que en el momento de la firma, seguía con el nombre oficial de Unión Soviética.

India, Pakistán e Israel son los únicos tres países con arsenal de armas nucleares que no firmaron el tratado. A ellos se les unió Corea del Norte en el año 2003, tras anular su firma del tratado debido a la expulsión de los inspectores de la AEIA, el Agencia Internacional de la Energía Atómica. En aquel momento, se sospechaba que Corea podía haber incumplido el tratado al desarrollar un nuevo programa de armas nucleares.

Desde entonces, los inspectores no han podido confirmar si Corea del Norte cuáles han sido los nuevos avances de su armamento nuclear. No han podido verificarse los datos sobre su capacidad nuclear desde el año 2006, año en que realizó su primer ensayo nuclear con éxito. La prueba realizada fue detectada por expertos surcoreanos en sismología. Pero no ha sido la única.

En mayo de 2009, Corea del Norte anunció que había realizado con éxito una segunda prueba nuclear. Después de conocerse dicha prueba por medio de los sismólogos del vecino del sur, el consejo de seguridad de la ONU impuso sanciones económicas y comerciales a Corea del Norte. Sin duda, fue la prueba nuclear de 2013 la que más tensiones produjo entre el Norte y la comunidad internacional.

Se estima que la dictadura de Kim Jong-un, tras abandonar la producción de uranio enriquecido en 2012, cuenta con suficiente material nuclear para crear más de una decena de ojivas nucleares. Pero al no contar con suficientes datos que respalden esta cifra, los analistas de los servicios de inteligencia surcoreano y estadounidense no pueden determinar cuál es la cifra exacta. Igualmente, se trata de un número que no superaría, por ejemplo, al arsenal nuclear francés, que cuenta con 300 cabezas nucleares.

Tanto Estados Unidos como Corea del Sur sospechan que el objetivo de estas pruebas es la posibilidad de implantar cabezas nucleares en los misiles balísticos intercontinentales. Lo alarmante, según estos países, se centra en la flota de submarinos norcoreanos, los cuales podrían lanzar los misiles intercontinentales. La última prueba de este tipo se realizó en mayo de este año.

Acerca de esta prueba, Stehpen Evans, corresponsal de la BBC en Corea del Sur, indica que Corea del Norte “está avanzando más rápido de lo que previamente se pensó en la búsqueda de armas nucleares capaces de atacar a muy corto plazo”. La prueba del lanzamiento de misiles desde un submarino supone una gran preocupación puesto que los sistemas de radares están basados en misiles lanzados desde tierra. Por tanto, resultaría difícil detectar un misil lanzado desde un submarino.

En unas declaraciones recogidas por Europa Press, el comandante Bill Gortney asegura que los misiles nucleares norcoreanos tendrían “la capacidad de alcanzar suelo estadounidense”. A pesar de que la tensión entre Corea del Norte y sus enemigos es constante, todavía no se han sucedido ataques directos que lleven a desencadenar un guerra nuclear.